Ilustración: iStock
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4 de Marzo de 2024
Por:
Mauricio Romero

Mantener su vehículo en óptimas condicones no es tan difícil como parece. Esta es una lista de las tareas clave para conducir con seguridad y prolongar la vida útil del carro. 

Once claves del cuidado automotor

ES CIERTO QUE los vehículos nuevos son cada vez menos propensos a que el dueño les “meta mano”, pues sus componentes electrónicos hacen necesario llevarlos a un taller especializado en caso de fallas. Atrás quedaron los días en que, ante una pequeña “tos” del motor, bastaba con soplar el ‘chicler’ —el elemento que da paso a la gasolina en los motores con carburador— para que quedara funcionando a la perfección. Sin embargo, persisten elementos en el vehículo que el conductor puede y debe revisar con frecuencia para evitar sorpresas desagradables.

CORAZÓN LUBRICADO

El aceite del motor es como la sangre que corre por sus venas. Sin un flujo sano, el motor sufre. La regla general es cambiar el lubricante cada 5.000 a 7.000 kilómetros o según lo indique el manual del propietario, ya que algunos vehículos pueden tener requisitos específicos. Recuerde: hay diferentes tipos de lubricantes, por lo que es necesario acudir al manual del carro para ponerle el adecuado. Es clave revisar el nivel varias veces a la semana, pues una fuga podría perjudicar la lubricación de las partes móviles o que estén expuestas a la fricción (pistones, camisas, casquetes, etcétera).

Lo que se debe verificar es que el nivel sea correcto en la varilla, más que si el líquido está negro o no, pues es normal que, con el uso, se torne de un color oscuro: eso querrá decir que el está cumpliendo con su función

CAUCHO Y ASFALTO, JUNTOS POR SIEMPRE

Nuestros zapatos favoritos no se desgastan igual que los demás. Lo mismo ocurre con los neumáticos del carro. Cada 10.000 o 12.000 kilómetros, es recomendable cambiar la posición de los neumáticos para asegurarse de que se desgasten uniformemente. Esto prolonga la vida útil de las ruedas y mejora el manejo del vehículo.

La presión de inflado también es clave, pues la maniobrabilidad y el frenado seguro dependen, en gran medida, de que todas las llantas estén infladas con la misma presión, por ejemplo, a 35 libras por pulgada (psi). Si nota que cuando conduce en línea recta el vehículo “navega” —se mueve un poco de lado a lado— y no mantiene una línea recta o que, cuando frena duro, el carro se va hacia alguno de los costados y tiene que corregir con el timón, probablemente haya un problema de presión en las llantas: que no está igual en todas —aunque también podría ser problema de alineación—.

La adecuada y equitativa presión de los neumáticos hace que el vehículo se deslice con mayor suavidad y menor resistencia respecto del asfalto, lo cual ahorra combustible. También, le otorga mayor eficiencia al frenado.

SOLO HAY UNA FORMA DE DETENERSE
Los frenos son como los héroes silenciosos que mantienen todo bajo control. Cada 20.000 a 40.000 kilómetros se debe revisar el desgaste de las pastillas o las bandas y cambiar el líquido para frenos. 
Un sistema de frenos en buen es- tado es crucial para la seguridad propia y la de los demás actores de la vía. El nivel del depósito se debe revisar por lo menos una vez por semana. Si está bajo, probablemente haya fugas, que se detectan si hay manchas en el piso o si las llantas se ven humedecidas por un líquido viscoso en su cara interna.

Si nota que el pedal del freno se pone duro o se va más al fondo de lo normal, no le dé espera y llévelo a una revisión urgente. Por lo menos una vez cada seis meses, es bueno mandar a revisar la graduación del freno de mano, que es el respaldo ante cualquier emergencia y el que se debe acti- var siempre que el carro esté estacionado.

UNA LUZ EN EL CAMINO
La visibilidad es clave, tanto para el conductor como para los demás usuarios de la vía. Revise las luces mensualmente y asegúrese de que todas estén funcionando de manera correcta. Y no solo los faros principales, en altas y en bajas, sino las direccionales, las luces de pare, las del reverso y las exploradoras. Por lo general, todo vehículo tiene un testigo en el tablero de mandos que le indica si algún componente relacionado con la iluminación está fallando.

LA CHISPA DE LA VÍA
La batería es como el corazón del sistema eléctrico del carro. Revísela cada tres años para asegurarse de que tenga la energía necesaria. Unas luces brillantes y una batería en buen estado mantendrán el viaje sin contratiempos. 
Recuerde que las baterías modernas ya no requieren de mantenimiento (antes, había que mantener los niveles de ácido), pero si antes de los tres años comienza a ver que se baja la luminosidad de los faros principales, se descarga con frecuencia o el testigo en el tablero se enciende, probablemente es hora de cambiarla.

FRESCURA EN EL MOTOR
Imagine el refrigerante como el sistema de control de temperatura del carro. Sin él, el motor podría sobrecalentarse. Revise el nivel de esa sustancia cada 20.000 a 30.000 kilómetros y cámbielo cada 50.000 kilómetros. Esto asegurará que el carro permanezca fresco y funcione de manera eficiente. Un motor bien enfriado es un motor feliz. Se trata de un líquido especial que resiste altas temperaturas sin evaporarse y también se enfría más fácil, una vez pasa por el radiador.

RESPIRACIÓN SIN OBSTRUCCIONES

El carro también respira. Los filtros de aire y combustible son como los pulmones de la máquina. Reemplácelos según las recomendaciones del fabricante (generalmente, cada 20.000 a 30.000 kilómetros) para garantizar un rendimiento óptimo del motor y una mayor eficiencia de gasto en gasolina. El aire que recibe el motor es el que se mezcla con ella para que, mediante una chispa, haga una explosión interna que, a su vez, es lo que mueve los pistones. Allí se inicia el movimiento del vehículo.

EL RITMO DEL MOTOR
La correa de distribución o repartición es como el director de orquesta del motor, pues garantiza que todo funcione en armonía. Consulte el manual del propietario para conocer la vida útil de la correa y reemplácela según las indicaciones. Por lo general, la rotura de la correa no da aviso, entonces hay que cambiarla preventivamente. Un fallo en la correa de distribución podría resultar costoso, pues si el carro continúa andando por algunos cientos de metros, es posible que se dañen componentes internos del motor, con las consecuencias que ello conlleva.

 MARCHAMÁSFLUIDA
La transmisión —la caja de cambios— es como la de las marchas de una bicicleta. El nivel y el estado del lubricante de la transmisión se debe revisar —en un taller— cada 50.000 o 60.000 kilómetros. Siga las recomendaciones del fabricante para los intervalos de cambio de ese líquido. Esto garantizará una marcha suave y una vida útil de la caja más prolongada.

CON VISTA A LA CARRETERA

Las ventanas y el panorámico son clave en la visibilidad. Antes de salir a conducir, limpie los vidrios con líquido especial y asegúrese de no bajar las ventanas o activar el limpiaparabrisas si están llenos de polvo, pues esto raya el cristal. Revise el nivel de líquido limpiador para que, en caso de lluvia o de que los carros le arrojen lodo en carretera, cuente con la herramienta necesaria para mantener una visibilidad óptima.

Si es posible, limpie la parte interna de los vidrios con líquido desempañador y mantenga en buen estado el sistema de refrigeración del habitáculo para evitar esa condensación en momentos de lluvia o neblina.

DIRECTO A SU DESTINO

La dirección también debe mandarse a revisar por lo menos una vez al año. Si siente que el timón presenta demasiado juego o que pierde precisión y maniobrabilidad, es mejor revisarla en un taller especializado. Los ruidos o golpeteos al girar también indican que algo está mal con el sistema de dirección.