Cortesía FILBO
20 de Abril de 2018
Por:
Catalina Barrera

La poeta rumana, eterna candidata al Premio Nobel, es una de las invitadas especiales a FILBO 2018 este fin de semana. Autora de más de treinta libros traducidos a 24 idiomas, Blandiana habla del poder de la poesía en medio de la opresión. 

Ana Blandiana: “Yo empecé a escribir poesía antes de saber escribir”

 

Durante el gobierno comunista de Gheorghe Gheorghiu Dej (1947-1964) se le prohibió publicar y cursar estudios universitarios. Más tarde, en la época de Ceausescu (1965-1989) su obra fue censurada y sus libros fueron retirados de las bibliotecas. En esos dos momentos, ¿cómo entendía el poder de sus letras?

 

Me pareció, tanto entonces como ahora, asombroso que el poder político de aquel entonces, que era un poder absoluto, tuviera problemas con que una niña de 17 años escribiera un poema. Y todo el mecanismo que se desencadenó después –es decir, escribir una circular a 600 publicaciones y tantas cartas para prohibir a todas las editoriales que me publicaran– tiene un aire absurdo y surrealista. Pero me doy cuenta de que ellos eran conscientes de que la poesía contiene un amplio grado de libertad y que incluso una adolescente podía resultar peligrosa para un gobierno que estaba tan bien instalado en el poder para necesitar destruir un poema. Para mí, esta fue la primera etapa de la prohibición, una etapa que fue muy depresiva, en la que me sentía muy mal, tenía la inseguridad del futuro, no sabía si tenía talento, no era consciente de mi valor como poeta. Esa prohibición de escribir poemas fue acompañada de una interdicción de cursar estudios universitarios que duró 4 años y no sabía si eso iba a terminar algún día o no. Pero desde entonces me ha creado esta idea de que la poesía es importante.

 

 

En varias entrevistas ha dicho que se imaginó toda su vida escribiendo. El régimen de su país y su situación en particular le dieron muchas herramientas para hacerlo. ¿Qué habría sido de sus letras sin esa experiencia?

 

Puede que no tenga nada que ver el hecho de que haya empezado a escribir poesía con las interdicciones que sufrí porque yo empecé a escribir poesía antes de saber escribir. Hacía una poesía oral. Pero el problema hay que ponerlo de revés, es decir, si la prohibición hubiera durado infinitamente, me pregunto si habría continuado escribiendo sin que nadie me hubiera podido leer. Pero claro que la recepción de mi obra tiene una conexión con la política. Primero, cuando era una poeta desconocida y sufrí esta primera prohibición; y más tarde, cuando ya era una poeta conocida, cuanto más me prohibían, tanto más famosa y más conocida llegaba a ser. Con todo este mal,  he tenido una ventaja, porque la prohibición incrementaba el deseo de la gente de conocer mi obra. Pero no sé si se puede hablar de una ventaja obviando la amenaza continua y el terror que se vivió en aquel entonces.

 

¿Qué la impulsó a resistir?

 

La única razón de ser de la poesía es que es inevitable. Es decir, un hombre decide o no hacer casas o decide o no hacer autos, pero no decide componer palabras. Simplemente, aunque pueda sonar un poco místico, hacer poesía no depende de él, es algo preestablecido.

 

¿Cree que ser poeta es un oficio?

 

Una profesión implica la voluntad tuya de crear algo. Es decir, quiero escribir algo, me siento en la mesa, escribo, paro, me voy a dormir, al día siguiente leo la última frase y continúo. Así funciona quien escribe prosa. Pero el poeta no escribe nunca un poema porque él decide escribirlo. Un poema nace cuando a lo mejor yo voy por la calle y me acuerdo de algo que no me he imaginado nunca y eso se cristaliza en dos versos que luego, más tarde, llegan a ser mi propia obra. Pero el sentimiento que tienen todos los verdaderos poetas es que escriben sobre el papel solamente algo que alguien les ha susurrado. No se escribe de otra forma.

 

Usted ha definido la poesía como “una forma de amor”. ¿Qué forma es esa?

 

Creo que toda cosa que es buena nace del amor. No puedo imaginarme que la poesía nazca del odio así como no puedo imaginarme que un hombre malo pueda ser un poeta bueno. Los antiguos griegos tenían un ideal humano y para este ideal humano habían inventado un nombre, kalón, que consistía en la unión de lo bello con lo bueno. Es extraño darme cuenta de que en épocas en las que el bien disminuye en intensidad, se prefiere lo feo; y tengo esa sensación sobre todo cuando miro los desfiles de moda y veo que unas mujeres muy bellas afean su apariencia solamente para ser más interesantes. Eso quiere decir que para ser más interesante, la fealdad se prefiere a lo bello y espero que no vayamos a vivir en una época en oposición a los antiguos griegos porque vamos a tener que inventar un término que una lo feo y lo malo. Y esto sí que sería el fin del mundo.

 

Tanto su prosa como su poesía navegan entre el misterio y la memoria. ¿Cómo se complementan?

 

Está claro que la memoria en sí es misteriosa y contiene algo fascinante. Es muy interesante ver qué es lo que seleccionamos nosotros de lo que hemos vivido. Nuestro proceso de selección es misterioso en sí. Y también es misterioso lo que descubrimos en la memoria de lo que han seleccionado las generaciones que nos han precedido. Es algo así como una obra de reencarnación mediante la cual entendemos cómo han sido y cómo han existido; y mediante la cual también entendemos lo que ellos han sido y lo que tenemos que retomar nosotros y hacer perdurar. La conexión entre la memoria y el misterio es el misterio que contiene la memoria.

 

 

 

Hubo un tiempo en el que los árboles tenían ojos

 

Hubo un tiempo en el que los árboles tenían ojos,

Lo juro

Estoy segura

De que cuando yo era árbol podía ver,

Recuerdo cómo me miraban

Las extrañas alas de los pájaros

Que pasaban delante de mí,

Pero no recuerdo

Que los pájaros percibieran

Mis ojos.

Ahora busco en vano los ojos de los árboles,

Tal vez no los percibo

Porque ya no soy árbol,

O tal vez han descendido por las raíces

A la tierra,

O, tal vez,

Quién sabe,

Sólo fue una impresión mía

Y los árboles siempre han sido ciegos…

Pero, entonces, ¿por qué

Cuando paso cerca de ellos

Siento cómo

Me siguen con su mirada,

Con familiaridad?

Por qué, cuando crujen y parpadean,

Con sus miles de párpados,

Tengo ganas de gritar:

¿qué habéis visto?

                    ANA BLANDIANA

 

 

 Agenda de Ana Blandiana en FILBO

 

Viernes 20 de abril

RECONCILIACIÓN / Ana Blandiana: un memorial entre las dos Europas

Hora: 6:00 p. m.

Lugar: Foro La fuerza de las palabras. Centro Nacional de Memoria Histórica. Pabellón 20

 

Sábado 21 de abril

RECONCILIACIÓN / Así se siente la opresión

¿Cómo es la experiencia cognitiva de una persona cuando sufre un dolor extremo y una asfixiante opresión? ¿Cómo se sienten el dolor y la opresión? ¿Es posible contar, traducir en palabras, unas experiencias tan extremas? Con Ingrid Betancourt (Colombia), Diamela Eltit (Chile) y Ana Blandiana (Rumania).

Modera: Margarita Valencia

Hora: 5:00 p. m.

Lugar: Biblioteca Gabriel García Márquez, El Tunal

 

Domingo 22 de abril

POESÍA / Ana Blandiana en la FILBo: “Siento que soy la presa, pero no sé de quién”

FHora: 4:30 p. m.

Lugar: Sala María Mercedes Carranza