Foto Cortesía. Nicolás Caballero.
29 de Mayo de 2018
Por:
Catalina Barrera

Los Rolling Ruanas presentaron su segundo trabajo discográfico, Sangre caliente, un homenaje a la música andina. ¿Quiénes son ellos?

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La carranga y el rock bajo la misma ruana

¿Cómo es que deciden combinar la carranga con el rock?

Nunca fue un propósito combinarlos. Fueron dos vertienes que nos encontraron en el camino. Antes hacíamos solo música tradicional, música netamente campesina: carranguera, pasillos, bambucos, cosas del interior. Y el rock, sin pensarlo, fue un accidente muy feliz porque siempre ha estado en nosotros, de pronto más marcado en unos que en otros.

 

¿Y cómo nació el curioso nombre de la banda? ¿Tiene algo que ver con los Rolling Stones?

Ponerle nombre a una agrupación es lo más difícil, montar la música no tanto. Armamos un grupo en WhatsApp y duramos dos o tres días mandando ideas. Salieron mil bobadas. Y a Fernando Cely se le ocurrió un día, de la nada. Cuando lo escribió en el grupo, todos, sin pensarlo, lo aprobamos. Tres de nosotros somos de Bogotá. Aunque Jorge es del Huila, parece que fuera de acá. Entonces la connotación de ‘Rolling’ es porque somos rolos. Y ‘Ruanas’ por la música campesina que hacemos. Mucha gente piensa que es un homenaje a los Rolling Stones, pero no es así.

 

La biografía de su página web abre con la frase: “Las raíces del rock and roll son campesinas y rebeldes”. ¿Qué quieren decir exactamente?

Creemos que la raíz del rock y la raíz de la música campesina tienen una manera muy natural de contar la tradición oral, cada una en su contexto. Por el lado del rock, es una manera muy cruda; por el lado de la música tradicional, muy naturalista o paisajista que describe un estado muy primario del ser humano en su contexto. Yo creo que el rock hace lo mismo. Musicalmente eso hace que sea más fácil la unión. Uno pensaría que son músicas muy ajenas, pero toda la génesis del rock es campesina. Entonces, no tiene nada de raro. Que estén juntas es muy natural.

 

Ustedes publicaron su primer EP, Origen, en 2016, y luego su primer disco, La balada del carranguero, en 2017. ¿Cómo han evolucionado musicalmente con su último disco, Sangre caliente?

Al inicio hacíamos lo que sentíamos más cercano a lo que nos dio a conocer, que fueron unos covers que hicimos de Los Beatles y de los Rolling Stones. Y creo que siempre buscábamos una fórmula entre la carranga y el rock. Pero la evolución ha sido utilizar la instrumentación típica que manejamos para descubrir muchos lenguajes musicales que ya no necesariamente son ni carranga ni rock, pero que siempre van a tener muchas características sonoras del formato carranguero y también la energía y el poder que tiene el rock and roll. Pero ahora no nos hemos limitado a que vengan otras corrientes.

 

¿En qué otras corrientes entonces les gustaría ahondar?

Toda la música latinoamericana. Es un universo muy grande; pero, definitivamente, esa.

 

Sangre caliente es su nuevo trabajo discográfico. ¿Hay algún mensaje en particular que quisieron dejar con este disco?

Es una invitación a mirar hacia Latinoamérica. Nos acordamos de algo que decía Jaime Garzón: “Los de clase baja se creían mexicanos; los de clase media, gringos, y los de clase alta, europeos”. Y es verdad, uno no sabe hacia dónde mirar y no se sabe quién es colombiano. Sangre caliente invita a mirar hacia adentro para generar un poco ese sentido de pertenencia, porque lo que nos dio reconocimiento mediático fueron los covers en los que hicimos una versión de una música extranjera a partir de algo muy colombiano. También queríamos resignificar la música del interior y, desde allí, mostrar el concepto con el que contamos las generaciones de hoy, que no es el mismo que se inventó hace 30 o 40 años con la carranga. Las cosas han tenido su momento. El vallenato o la música del Pacífico han tenido un gran auge, pero poco se habla de la riqueza de estas músicas que tienen cualquier cantidad de ritmos diferentes, de colores y letras distintos.

 

¿Con qué canción del disco se quedarían?

Luis Guillermo González: Mr. Gringo

Fernando Celi: La edad primera

Jorge Mario Vinasco: La edad primera

Juan Diego Moreno: Al caer el sol

 

 

En trabajos anteriores han tenido colaboraciones con artistas como Catalina García, de Monsieur Periné. ¿Con qué artistas contaron esta vez?

En este disco hay tres colaboraciones. Una que para nosotros es un honor anunciar, Inti Illimani, el legendario grupo chileno de música andina. También trabajamos con dos mujeres argentinas que forman una banda llamada Fémina. Así nos abrimos un poco a esas músicas del sur. Y hay otra colaboración con una banda bogotana que se llama El rap bang club. Es un experimento bastante interesante.

 

¿Y tienen algún artista o banda con el que sueñen colaborar algún día?

Nos debemos la colaboración con Jorge Velosa. Y con Aterciopelados.

 

 

 

*Publicado en la edición impresa de mayo de 2018.