FOTOS: MARÍA ZÁRATE @ZARATEFILM / CORTESÍA: MUN ENTERTAINMENT
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2 de Mayo de 2024
Por:
Zamira Caro Grau

Juliana, la bogotana ganadora de un Grammy Latino, presentará en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo una puesta en escena de Mar Adentro, un álbum que, además, es su primer libro. 

El mar de las siete canciones

 

¿Por qué escogió al mar como gran protagonista tanto del libro como del álbum?

Mi relación con el mar es mágica. Viene de mi madre: ella es tunjana, es decir, de tierras frías, pero su sueño siempre fue estar cerca de él. Cuando yo era muy chiquita, hicimos un viaje para conocer San Andrés y esta señora se enamoró de la isla. Después de una semana, dijo: “Yo me quiero quedar acá más tiempo”.

Buscó, conoció a una familia con un hotel en decadencia y decidió volver al mes siguiente para ver si hacía negocios con ellos. Cuando regresamos, ella asumió todos los gastos de ese lugar con la condición de que la dejaran habitar temporadas allí con su familia. Así fue como yo me fui a vivir a San Andrés por semanas y luego meses. Cuando regresé a Bogotá, sentí que en ese lugar guardaba un cofre con los momentos más preciados de mi infancia.

Algún día me pregunté: “¿Y si hago lo mismo que mi mamá y busco alguna excusa para tener que volver al mar?” Eso es Mar Adentro: un homenaje a esta isla a la que le debo tantas memorias, y también a todas las cosas que descubrí ahora, como compositora y música.

Para componer Mar adentro regresó allí, a San Andrés. ¿Qué sonidos encontró?

Me senté en un bar todos los días de seis de la tarde a diez de la noche a ver artistas. Así conocí un montón de música que me ayudó mucho en este álbum. Encontré reggae autóctono, calipso, afrobeat, todo en creole. Fue hermoso darme cuenta de la ‘movida’ de la isla y cómo ha crecido, algo para lo que me ayudaron DJ Buxxi y su mamá, la profesora Leonor Murillo, que son gestores culturales increíbles.

¿Qué referencias a la cultura sanandresana entraron en la propuesta de Mar Adentro?

Fue una negociación conmigo misma muy larga. Yo quería hacer como 39 canciones, que tenía que sintetizar en siete porque eran los capítulos del libro y los colores del mar. Tenía que tener reggae, así que ahí está The Heaven; tampoco podía tener un álbum sobre San Andrés sin una canción en creole, la lengua nativa, claramente desde el respeto y sin pasar la línea de la apropiación cultural: esto es un homenaje de una ‘rola’ enamorada de una isla. Así nació Submarino.

Además, grabamos con un tináfono, un instrumento típico de San Andrés que sirve de bajo. Asimismo, con quijadas de caballo, muy autóctonas de la isla, y con rascadores, todos interpretados por niños músicos locales que grabamos en vivo. La canción Paciente, por ejemplo, tiene un coro de hombres que le rinde un ritual a los pescadores.

Justamente, los coros de Paciente parecen representar la herencia africana en el Caribe. ¿Cómo se construyeron?

Yo quería que el álbum sonara tan artesanal como la pesca misma y especialmente en Paciente. Deseaba que fuera un homenaje al ritual de la pesca de línea, que no es con dinamita ni con atarraya, sino en la cual, dependiendo del color del agua del mar, saben qué tipos de pez hay en cada lado. Duran horas trabajando, anzuelo por anzuelo.

Al comienzo, iba a ser un arreglo de chelos, pero luego nos sentamos en el estudio con Juancho Muñoz —mi mánager y codirector artístico de todo el proyecto—, y él dio la idea de hacer coros. Ahí se me ocurrió hacerlos con hombres, solo pescadores. Fue increíble construir este álbum porque a diferencia de DOS DOS DOS y de Juliana, que fueron hechos casi que en el cuartito de mi productor amigo, este fue mucho más grande y permea a muchos más artistas.

¿Cómo se transita desde componer canciones hasta escribir un libro?

Fue muy difícil. El primer reto fue pelearle al síndrome del impostor, porque yo no soy escritora, no estudié literatura y respeto demasiado las profesiones. Le dije muchas veces que no a este proyecto. antes de escribir Mar adentro, pero después pensé en que la gente conecta con mi música desde un lugar profundo por sus letras, entonces me dije: “Voy a escribir este libro como si fuera una canción larga”, y así se logró, sin querer impresionar a nadie. Lo disfruté mucho.

Hablemos un poco de Joaquín, el pescador que comenzó siendo el título de una  canción y se convirtió en el protagonista de su libro. ¿Qué fue lo que la cautivó de él?

Joaquín ha sido mi musa más grande en la música. Escuché su historia, la de este trabajador del agua que perdió su vida en el mar, en una conversación entre dos pescadores. Y jamás se irá de mí. Me ha acompañado en mis cuatro años de carrera y yo quería que la gente se enamorara de él. Nunca me va a alcanzar la vida para agradecerle absolutamente todo lo que me ha inspirado y lo que ha significado para mí.

Logró tres sold out en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. ¿Cómo se lleva un álbum, que también es libro, a los escenarios? Hablemos de la puesta en escena de Mar adentro.

Algo que ha permeado mucho el proyecto Juliana es que somos muy '360': siempre todo está hilado a muchísimas cosas, así como el libro y el álbum. Queremos que la música y los instrumentistas sean los protagonistas, pero también que los momentos más importantes y significativos del libro se vean enaltecidos, así que van a encontrar una puesta en escena muy atípica. El teatro es majestuoso, así que vamos a rendirle un homenaje a nuestro país, a los sonidos autóctonos de Colombia, a sus instrumentistas y a Joaquín.

Desde el álbum Juliana, hasta DOS DOS DOS y ahora Mar adentro, ¿cómo siente que ha evolucionado su ritmo, su esencia en la música?

Ha sido un camino lleno de éxito hasta ahora, pero para mí eso se define en hacer llegar una canción a quien tenga que llegar en el momento adecuado. Hay personas que se acercan a mí y me dicen que mi música los ayudó a salir de momentos muy difíciles y para mí ese es el regalo más grande que me ha podido dar Dios, lo valoro muchísimo.

Yo creo que ya encontré mi lugar en el mundo, qué es lo que le quiero entregar, y hay mucha gente que nun- ca encuentra eso, así que me siento privilegiada porque, pase lo que pase, hice el trabajo que tenía que hacer.