Foto cortesía Penguin Random House/ (©)JULIEN FAURE
17 de Marzo de 2017
Por:
Fernando Gómez Garzón

El suizo, autor de La verdad sobre el caso Harry Quebert, habló sobre el libro que lo lanzó a la fama y confesó que nunca pensó que viviría de escribir.

“Escribí 30 versiones de la novela”: Joël Dicker

Si uno lee La verdad sobre el caso Harry Quebert, lo puede asociar con la trilogía Millennium, de Stieg Larson. En ambas novelas, el protagonista intenta resolver el caso de un extraño asesinato ocurrido muchos años antes. Por supuesto, la trama es inmensamente diferente, pero digamos que igual de contagiosa. ¿Hay para usted alguna asociación?

Estoy muy halagado con su comparación, sin embargo, como no he leído las novelas Millennium, no puedo hacer comentarios. Según lo que me dice la gente, los libros son similares en el hecho de ser page-turners (libros que el lector no puede parar de leer) enfocados en un crimen. Sin embargo, mi siguiente novela, El Libro de los Baltimore, no es una novela sobre crimen, ni una secuela de La verdad sobre el caso Harry Quebert. Así que mientras Steig Larsson pudo haber decidido escribir una serie de crimen, ese no fue mi objetivo. No me considero un escritor de crimen.

 

El planteamiento de La verdad sobre el caso Harry Quebert es bastante clásico: la resolución de un misterio que es como una matrioska, porque hay que desentrañar otros misterios. ¿Cuál fue el punto de partida? ¿Cuál fue esa imagen que lo llevó a sentarse a escribir?

Para mí, el punto de inicio de La verdad sobre el caso Harry Quebert es una gran casa que vi en la costa de Maine. Comencé imaginando quién podía vivir en esa casa, y la historia se desarrolló a partir de ahí. En cuanto al misterio que se desarrolla en la novela, simplemente dejé que los personajes me guiaran a donde me llevaron naturalmente. No tenía un plan cuando empecé a escribir.

 

¿Qué autores lo ayudaron durante el proceso? ¿Qué tipo de dificultades surgieron en el camino? Por decirlo cinematográficamente, ¿cómo fue el detrás de cámaras de la novela?

Evito leer otras novelas, mientras estoy escribiendo, para no inspirarme. No recuerdo particularmente ningún problema mientras escribí esa historia, aunque, como con todas mis novelas, ¡hice muchas versiones antes de sentirme satisfecho con ella! 

 

Es curioso que en El Libro de los Baltimore, Marcus Goldman se dedique a desenterrar los misterios de su propia familia. ¿Era una consecuencia inevitable para un investigador?

Supongo que Marcus Goldman tiene una mente inquisitiva y trata de encontrar la verdad. No creo que usted tenga que ser un investigador privado profesional para tener la clase de mente que quiere claridad y respuestas a las situaciones.

 

Me causa curiosidad que en algunos artículos de prensa lo llamen “niño prodigio”. ¿Cómo se siente usted? (Me refiero a si siente, de verdad, ciertas facultades para escribir historias o si el oficio de escritor es un triunfo de la terquedad).

No leo las cosas que escriben sobre mí, así que no había escuchado que era un “niño prodigio”. Me gustaba escribir cuando era niño, de la misma forma que a otros chicos les gusta hacer otras cosas, como los deportes o la música. De la misma forma que a un niño le gusta jugar fútbol, pero nunca sueña con hacer eso para vivir. Nunca pensé que sería un escritor al crecer. ¡Me siento muy afortunado de hacer lo que amo hacer!

 

¿Cuál fue su nutrición literaria? ¿Qué escritores lo enamoraron de la lectura?

Siempre me han gustado autores de habla francesa, como Romain Gary y Albert Cohen, pero tal vez fue Jack London quien hizo que quisiera escribir historias. 

 

¿Cree en el mito de la precisión suiza? Se sabe, por ejemplo, que en Ravel su ascendencia fue fundamental para componer el Bolero. ¿En literatura pasa lo mismo?

¡Ja! Yo no soy un modelo de precisión suiza; por el contrario, puedo ser bastante desorganizado. Sin embargo, estoy seguro de que algunos de esos rasgos estereotípicos suizos entraron en mi personalidad en algún lado… como en las 30 versiones de La verdad sobre el caso Harry Quebert que escribí… Puedo ser muy perfeccionista y trabajar duro antes de que el producto final cumpla mis propios altos estándares.

 

García Márquez decía que era prácticamente imposible no escribir una novela en las calles de Cartagena. La ciudad era demasiado tentadora. De hecho, terminó escribiendo sobre ella en Del amor y otros demonios. ¿Le ha pasado a usted con alguna ciudad?

No me siento así con ninguna ciudad, o al menos no todavía.

 

Usted ha repetido en cada entrevista que lo que le entusiasma de escribir es la diversión que le provoca. ¿Cuál es su método de trabajo? O mejor: ¿Qué receta propondría para divertirse escribiendo tanto como usted?

Primero que todo, permito que mis personajes guíen el camino. También me gusta tener una banda sonora para cada novela que escribo. Elijo la música y la escucho casi exclusivamente durante el proceso de escritura. Esto me ayuda a sumergirme en el mundo que estoy creando.

 

Y, por último: ¿cuál es el libro que más le divirtió leer?

La maravillosa medicina de Jorge, de Roald Dahl. 

 

 

*Publicado en la edición impresa de enero de 2017.