Carlos Ruiz Zafón cierra la puerta del Cementerio de los libros olvidados
Cuando Carlos Ruiz Zafón presentó La sombra del viento, en 2001, fue común comenzar a ver a personas en grupo o solitarias armadas de mapas y un ejemplar de la novela recorriendo las calles de Barcelona. Los lectores, nacionales y extranjeros, buscaban un lugar enigmático ubicado en la calle Arco del Teatro en el que, tras un portón con un aldabón en forma de diablillo y bajo una cúpula por la que se cuelan rayos de luz, duermen millones de piezas literarias que ya nadie recuerda. Nacieron los buscadores de El cementerio de los libros olvidados. Nació la ‘zafonmanía’.
“Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar El cementerio de los libros olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido”. Con estas palabras Ruiz Zafón da inicio a la tetralogía que da vida a la familia Sempere y a una generación de escritores malditos que durante la historia deambulan por una ciudad oscura y misteriosa.
Desde su aparición en las librerías y durante cinco años La sombra del viento permaneció en la lista de los libros más vendidos en España, con más de dos millones de lectores. Para cuando el escritor presentó la segunda parte de la saga, El juego del ángel, en 2008, según Editorial Planeta, la primera entrega había superado los diez millones de lectores.
Su éxito superó las fronteras. The New York Times aseguró: “García Márquez, Umberto Eco y Jorge Luis Borges se encuentran en un mágico y desbordante espectáculo”. Mientras que una encuesta de la televisión pública de Alemania, realizada a 250.000 personas, ubicó a la novela en el puesto 16 entre los mejores 100 libros de la historia.
Un laberinto con cuatro entradas
Carlos Ruiz Zafón nació en Barcelona en 1964, estudió Ciencias de la Información y trabajó en una agencia de publicidad en la que llegó a ser director creativo. Sin embargo, tal y como lo ha manifestado en repetidas ocasiones, siempre supo que quería ser escritor. Por eso, en 1992 renunció a su empleo y se dedicó a cumplir con la vocación que de niño lo motivaba a crear y contar historias a sus amigos. Sus primeros trabajos fueron novelas juveniles: El príncipe de la niebla (1993), El palacio de la medianoche (1994), Las luces de septiembre (1995) y Marina (1999). Pero fue el deseo de dar un giro a su carrera y la idea de crear un laberinto de historias con cuatro puertas de entrada lo que lo catapultó a la fama.
“Si alguien pensaba que la auténtica novela gótica había muerto en el XIX, este libro le hará cambiar de idea. Una novela llena de esplendor y de trampas secretas donde hasta las subtramas tienen subtramas. En manos de Zafón, cada escena parece salida de uno de los primeros filmes de Orson Welles. Hay que ser un romántico de verdad para llegar a apreciar todo su valor, pero si uno lo es, entonces es una lectura deslumbrante”, opinó el escritor Stephen King sobre La sombra del viento.
Ese es, precisamente, el éxito de la saga, que transcurre entre 1900 y 1966, la España de las preguerras y las posguerras desde las miradas de escritores malditos, libreros generacionales, mujeres valientes, políticos corruptos y policías sanguinarios. Los sentimientos, miedos, intrigas y secretos de los personajes tejen tramas que llevan a otras a lo largo de las 2.546 páginas tejidas con voces de diferentes géneros literarios.
La fórmula resultó tan atractiva, que a25 millones de lectores inmersos a la espera de cada nueva entrega: El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y, finalmente, El laberinto de los espíritus, a finales de 2016.
Todavía no hay cifras en torno al último libro; sin embargo, no sorprendería que replicara el impacto de los tres anteriores. Tal vez por eso, tal y como tuvo que hacerlo durante las primeras entrevistas por La sombra del viento, el escritor catalán insiste en que su historia no llegará al cine porque es un homenaje a la literatura y a la palabra escrita, que fue concebido y diseñado para proyectar “la textura visual”. De ahí, según él, “que sus lectores ya lo hayan visto”.
Mucho se habla de la tristeza que enfrentan los escritores y artistas al dar fin a una obra, pero poco de la nostalgia que enfrentan sus seguidores al conocer que no habrá más. Durante la promoción de El laberinto de los espíritus, Ruiz Zafón ha manifestado que se siente completamente tranquilo y satisfecho al ver su obra terminada, tal y como lo soñó. Sobre el sentimiento que enfrentan sus lectores, ha recordado que siempre podrán regresar al corazón de la historia eligiendo la puerta que prefieran.
La sombra del viento
565 páginas
El relato principal se centra en Daniel Sempere, hijo de una familia de libreros, quien en 1945 conoce El cementerio de los libros olvidados. La historia avanza hasta su matrimonio y paternidad, y retrocede a comienzos del siglo XX para dar cuenta de la existencia del escritor Julián Carax.
El juego del ángel
672 páginas
Se centra en la historia de David Martin, un escritor a quien Corelli, un personaje oscuro y misterioso, le encarga un libro que le roba la razón.
El prisionero del cielo
384 páginas
El lector conoce las celdas de la prisión de Montjuic. En estas descubre el pasado Fermín Romero de Torres, el inseparable amigo de Daniel Sempere.
El laberinto de los espíritus
925 páginas
Aparece Alicia Gris, una joven que trabaja por encargo de Leandro en la investigación del paradero de Mauricio Valls, director de la prisión de Montjuic y prominente miembro de la alta sociedad española. Sus pesquisas terminarán por cerrar todos los misterios que habían quedado sin resolver en los libros anteriores.
*Publicado en la edición impresa de febrero de 2017.