A Julia Roberts le acompañan Mahershala Ali, Myha'la Herrold e Ethan Hawke. Cortesía Netflix.
A Julia Roberts le acompañan Mahershala Ali, Myha'la Herrold e Ethan Hawke. Cortesía Netflix.
8 de Febrero de 2024
Por:
Mario Alcalá

 

Pese a la presencia de dos ganadores del Óscar, Dejar el mundo atrás ratifica un cimiento del séptimo arte: lo importante, realmente, es el guión. 

Mucho reparto para una película infame

 

Si usted prioriza el cast de las producciones, no le va a ser indiferente un largometraje que tenga dentro de su elenco a la maravillosa Julia Roberts, al talentoso Mahershala Ali, al polifacé- tico Ethan Hawke y al siempre vigente Kevin Bacon. Y si bien su director, Sam Esmail, es un realizador que no tiene una filmografía de cartel, sí hay que abonarle que estuvo detrás de varios episodios de la reputada serie Mr. Robot.

El gran problema del señor Esmail es que no solo dirige, sino que también firma el guion de la insufrible Dejar el mundo atrás. Es tal la mescolanza de géneros en ese filme que estos van desde el misterio, el suspenso y el drama, hasta la ciencia ficción. Plantea, incluso, una inminente invasión a la nación más poderosa del planeta.

Comienza como un thriller tenso y reflexivo en un escenario casi apocalíp- tico. En él, una pareja se aleja del ruido citadino, junto con sus hijos, en una lujosa mansión, todo ello mientras el país se enfrenta a un ataque sin precedentes. Al igual que varias de sus escenas —que en su gran mayoría no se toman el más mínimo trabajo de justificar—, la trama general se desmorona en agujeros de guion, para llegar a un tercer acto cuyo final parece una broma de mal gusto.

No es la primera ni será la última vez que el cine de Hollywood retrate una histo-ria donde los Estados Unidos de América se enfrentan a una invasión: Red Dawn (1984), Battle: Los Ángeles (2011), La guerra de los mundos en todas sus versiones, Invasión USA (1985)... ¿Cuántos ejemplos demuestran que la idea no es novedosa? Pero aquello no importaría: el gran problema es que lo único a lo que le apuesta esta producción es a capturar incautos basándose en su innegable talento actoral. Dejar el mundo atrás es pretenciosa al mismo tiempo que solamente se ocupa de crear un escenario, un contexto. También, de elucubrar situaciones sin desarrollo de arcos de personaje. Y de cerrar con un final estúpido.

Poco o nada pueden hacer Julia Roberts y el resto de sus compañeros ante un relato inocuo que no les da margen de salvar el resultado. La cinta casi parece el piloto para la introducción a una serie de televisión y deja la amarga sensación de que a los productores —y en especial al señor Sam Esmail— se les olvidó rodar la parte más importante. Su título ideal: Dejar este adefesio atrás