Freda Sargent, Clase de guitarra, 2017, Óleo sobre tela. Foto cortesía galería El Museo.
Freda Sargent, Clase de guitarra, 2017, Óleo sobre tela. Foto cortesía galería El Museo.
30 de Noviembre de 2022
Por:
Redacción Revista Credencial

Recientemente, la galería El Museo inauguró las exposiciones Maestros, Obra reciente de Freda Sargent y Desde el principio, de Juanita Carrasco. Aquí le contamos de qué se trata cada una. Fotos cortesía galería El Museo. 

Tres nuevas exposiciones llegan a la galería El Museo

Maestros

Con esta exposición, la Galería El Museo rinde homenaje a algunos artistas colombianos que han contribuido a definir los paradigmas para la creación y el desarrollo del arte internacionalmente; quienes han sido representativos y protagonistas en procesos plásticos, y cuyas obras siguen siendo referentes para las nuevas generaciones.

El siglo XX fue un periodo significativamente influenciado por la política y las transformaciones económicas y sociales. Las dos Guerras Mundiales impactaron a la sociedad creando movimientos artísticos reaccionarios ante los cambios en la condición humana, el progreso tecnológico y la búsqueda de ideales modernos. Las nuevas expresiones artísticas de la época redefinieron los cánones de la pintura, el dibujo y la escultura. En Colombia, el arte sobrepasó los límites del academicismo y se adentró en nuevas temáticas, medios y tendencias que iban más allá del paisaje, el retrato y el costumbrismo.

Es así como la práctica artística en el país se vio permeada por las vanguardias y neo-vanguardias de la escena europea y norteamericana. Movimientos como el impresionismo, posimpresionismo, cubismo, la abstracción geométrica, el arte pop, el minimalismo y el conceptualismo alimentaron la visión de los artistas colombianos y latinoamericanos, resultando en lenguajes inéditos que incitaron a la búsqueda de expresiones distintas y novedosas en la plástica regional. Artistas como Alejandro Obregón, Edgar Negret, Rafael Echeverri, Eduardo Ramírez Villamizar, Alberto (Mefisto) Iriarte, Luis Caballero, Santiago Cárdenas, Beatriz González, David Manzur y Ana Mercedes Hoyos, entre muchos otros, construyeron un puente entre la cultura local y los movimientos artísticos internacionales. Si bien sus propuestas se vieron influenciadas de preocupaciones internacionales, estos consolidaron una gramática propia.

Luis Caballero
Sin título (La Agonía), 1979
Oleo y pastel sobre papel tensado sobre bastidor de madera
193 x 388 cm

Obra reciente de Freda Sargent

Alejada de las vanguardias y de la crítica de la época, Freda Sargent (Londres, 1928) desarrolló un lenguaje propio que se debate entre lo figurativo y lo abstracto. Inspirada en la literatura y en la poesía, la artista explora ingredientes relacionados con la pintura, como son la composición, la luz y el color. Igualmente, se interesa por buscar referentes dentro del paisaje, el retrato, los bodegones, las atmósferas y la historia que la rodea desde que vive en Colombia. Sargent estudió pintura en el Royal College of Art en Londres y posteriormente viajó a París con una beca del gobierno francés, donde conoció a Alejandro Obregón, con quien se radicó en Colombia a mediados de los años cincuenta. Su carrera como pintora ha tenido dos etapas: una primera en Europa y una segunda en Colombia, donde se enfrentó a un proceso opuesto al de los artistas nacionales; pues mientras ellos crecieron en América y desarrollaron un lenguaje local, posteriormente se alimentaron de los movimientos de vanguardia europeos y norteamericanos. Freda, por el contrario, creció permeada por las propuestas revolucionarias de los movimientos de entre guerras en Europa y posteriormente llegó al país, donde se interesó por la luz y los colores del trópico.

Como Freda afirma: “pinto lo que veo, pinto mi vida”, y es por medio de la representación de su entorno y de sus memorias que, con una composición abstraccionista y gestual, hace de su pintura una experiencia de inmediata comprensión para el espectador. En una serie de dibujos, la artista recrea momentos que ha presenciado en diferentes lugares del mundo, como las clases de escultura que tomó en Gales, los recorridos que observaba de los pastores con sus cabras en los campos de Alba-la-Romaine, en Francia, las tardes de café en París, las clases de música a las que asistió en Bogotá, la flora y la fauna que vio desde la ventana de su casa en Barranquilla, la inmersión en el mar de Cartagena y hasta su hospitalización reciente en una clínica.

Freda Sargent
Manantial, 2022
Óleo sobre lienzo
80 x 100 cm

Desde el principio

La artista Juanita Carrasco regresa con una investigación en la que la fotografía sale al encuentro de los cuerpos de agua, hoy situados detrás de los emblemáticos cerros de Monserrate y Guadalupe, que alimentaron a la ciudad de Bogotá en sus orígenes. Cámaras análogas y digitales en mano, caminando a solas, y por primera vez también en compañía de un grupo de artistas colaboradores, Carrasco busca la espina dorsal de Bogotá que sobrevive escondida montaña arriba entre densa vegetación y nubes bajas, o se encuentra hoy presa del asfalto y cemento bajo las calles de la ciudad canalizada.

Tras 16 años recorriendo mallas urbanas, Carrasco observa de nuevo su ciudad natal, con mirada fresca y renovada, a través de sus elementos naturales que, hasta el momento, habían permanecido escondidos, o en un segundo plano en su trabajo. Luego de ocho recorridos realizados entre junio y octubre de 2022, distribuidos entre el páramo de Cruz Verde, el Parque Matarredondo, la Reserva Forestal San Francisco-Vicachá, Monserrate y el Eje Ambiental desde la Quinta de Bolívar hasta el Parque Tercer Milenio, y cerrando un ciclo de más de dos años con el agua como guía,surge una nueva obra fotográfica, tridimensional y sonora en un espacio colectivo en el que confluyen experiencias, conocimientos, saberes y acciones.

Desde el principio presenta obras en dos y tres dimensiones que revelan la búsqueda del lugar donde nace el río San Francisco y su curso. Reconocido por su importancia como eje de fundación de Bogotá, causa impacto que se haya borrado del paisaje urbano y de la memoria colectiva en las distintas etapas de modernización del centro de la ciudad. Carrasco se adentra en el aspecto sensible del material fotográfico, orgánico y sonoro en busca de un sentido de pertenencia a partir de algo que ni siquiera recuerda. Las obras unen lo que a primera vista parecía separado: la ciudad con su montaña y su río, el presente con el pasado, lo permanente con lo efímero, lo material con lo inmaterial, lo visible con lo invisible; muestran que lo importante es buscar el origen, reconocerse en los posibles nacimientos, volver la mirada hacia dentro para encontrar lo que faltaba y encontrarse finalmente en el otro y en lo de todos.