7 de Marzo de 2022
Por:
Por Julio César Guzmán @julguz

 

El anhelo que significó el 2021 para el equipo nacional queda plasmado en la serie de Amazon Prime Video. Hoy, esta adquiere otro color a las puertas de su fracaso. 

 

 

 

El espejismo de ‘la Sele’

 

NACIÓ el día equivocado. El pasado 28 de enero, la fecha señalada para abrir las puertas de la gloria a la Selección Colombia, se estrenó su propia serie en la plataforma Amazon Prime Video. Mucha alegría, mucho color, baile y exaltación del patriotismo: era la cara previa al partido contra Perú en Barranquilla, la misma que ofrece esta producción de seis episodios, que hoy ya parece un periódico de ayer.

 

 

La fiesta se quedó preparada, porque el equipo en la cancha decepcionó y terminó abriendo las grietas de su propio infierno. Como le sucedió a la misma serie, la fachada y la imagen escondían el verdadero drama interior.

Me explico: la serie Mi Selección Colombia tiene una factura impecable. Sus escenas inéditas del camerino, las exquisitas imágenes que lograron los directores Mauricio Vélez y Carlos Alberto Sánchez, la calidad técnica que no tiene nada que envidiar a los documentales deportivos que se pueden ver en Netflix o incluso a los magníficos 30 for 30 de ESPN (disponibles en Star+).

Pero... ¿y el fondo? Este documental no ahonda en los conflictos interiores de la Selección Colombia, en las sospechosas derrotas que condujeron a la salida del técnico Carlos Queiroz, en las ausencias del líder y excapitán del equipo ( James Rodríguez), en las repetidas lesiones de su goleador, Falcao García. La serie parece girar más alrededor de la narración de Maluma, quien no desentona (se agradece que no cante); de la música del Cholo Valderrama, ChocQuibTown, Systema Solar y otras estrellas colombianas y del tono épico que rodea al equipo. Pero de goles, no hay tanto.

Es así como en un episodio dedicado a Juan Guillermo Cuadrado y Yerry Mina, sus goles emblemáticos son los que marcaron bajo el mando de José Pékerman: hace cuatro años. Y otro gol ‘en fuera de lugar’ se lo anotan los directivos del fútbol, cuando sin merecerlo se roban la atención (no es un juego de palabras) y la cámara los magnifica de manera descarada.

Es entendible querer compensar a personajes tan cuestionados, luego de que concedieron acceso ilimitado a la intimidad de la Selección Colombia y al grupo de medios que paga la exclusividad de los partidos. Pero su aparición en la serie es un lunar incómodo para la fábula de este equipo: imposible no verlos como los villanos.

En resumen, la serie se parece al combinado nacional. Sus mejores momentos muestran los ratos de convivencia y el delicioso entorno que rodea los partidos: las comidas vecinas al estadio, el colorido de los hinchas, la tensión que es inherente al juego del fútbol, como metáfora de la vida. Pero por largos ratos se extraña ver más goles.

Una última jugada en tiempo extra: a mediados del siglo pasado, el premio Nobel de Literatura Albert Camus sentenció que “la patria es la selección nacional de fútbol”. El escritor argelino, quien fue arquero en su juventud, parecía describir de esa manera la similitud de nuestra selección de hoy con el momento de la patria: un equipo temeroso, angustiante, aquejado por problemas de salud y sin un líder claro. No en vano, la serie Mi Selección Colombia arranca con el cambio del director técnico. 


*Artículo publicado en la edición impresa de febrero de 2022.