La colección de Enrique Otero D’Costa
La Academia Colombiana de Historia, institución fundada en 1902, llevó a cabo prácticas de coleccionismo y mecenazgo y también las fomentó entre sus miembros. Estas acciones contribuyeron a salvaguardar y a rescatar del olvido bienes patrimoniales que hasta el siglo XIX se encontraban en manos privadas. En los primeros sesenta años de existencia de la Academia, la preeminencia social y política de los académicos generó una confianza en la institución que facilitó importantes donaciones de archivos, bibliotecas y objetos. Estas fueron tan importantes como el Archivo del general Pedro Alcántara Herrán (1800-1872), regalado por sus hijas, que además de documentos también incluía objetos como uniformes y armas. Estas donaciones, sumadas a los esfuerzos de la institución por adquirir mediante compra otros acervos, contribuyeron a formar la biblioteca Eduardo Santos y el museo de la Academia. Estos fondos fueron germen de las actuales colecciones de la institución, del Museo de la Independencia y, en menor medida, de la Quinta de Bolívar y el Museo Nacional.
La colección del historiador Enrique Otero D´Costa (1881-1964) (imagen 1) fue adquirida por la Academia a sus herederos, su archivo mediante donación y la biblioteca por compra[1]. Otero, nacido en Rionegro, Santander, alternó su trayectoria profesional como comerciante, empresario y político, con el periodismo y la historia. Su vida transcurrió principalmente en las ciudades de Bogotá, Manizales y Cartagena, donde se integró a las principales entidades culturales. En la Academia Colombiana de Historia sirvió como presidente, vicepresidente, bibliotecario y director del Boletín de Historia y Antigüedades[2], órgano de difusión de la Academia. Además, participó en instituciones culturales como la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, el Centro de Historia de Santander, el Centro de Estudios Históricos de Pasto y la Academia Antioqueña de Historia. Fue miembro del Centro de Historia de Cartagena de Indias, el cual presidió y en donde fundó su Boletín Historial, y de los Centros de Historia de Barranquilla, Mompós, Tunja y Manizales, donde creó la revista Archivo Historial. También integró la Academia Nacional de Historia de Buenos Aires y la Real Academia de Historia de Madrid.
En el plano profesional, Otero se desempeñó como presidente de la Cámara de Comercio de Manizales, Tesorero Municipal de Bogotá y miembro de la Cámara de Representantes por la circunscripción electoral de Bucaramanga entre 1935 y 1942. Asimismo, ejerció como agente fiscal de Santander e integró el Consejo Administrativo de los Ferrocarriles Nacionales, el Comité Nacional de Cafeteros y la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Bogotá. También fue director de La Patria en Cartagena. A causa de estas actividades, Otero disfrutó de una situación económica holgada que posibilitó un coleccionismo continuo a lo largo de su vida.
LA BIBLIOTECA
Es casi seguro que el coleccionismo de Otero comenzara a temprana edad. Sin embargo, es a partir de 1913, cuando se encontraba radicado en Cartagena, que encontramos los primeros registros de su correspondencia con libreros de diversas partes del mundo. En estas comunicaciones solicitaba catálogos y varios títulos de obras relacionadas con la historia colombiana (imagen 2). Dicha correspondencia, abundante hasta 1915, lo relacionó con establecimientos extranjeros como la Libraire Ch. Chadenat (París), la Librería General de Victoriano Suárez y Sáenz de Jubera Hermanos (Madrid), la Librería Otto Lange (Florencia), Karl W. Hiersemann (Leipzig) y John & Edward Bumpus y Henry Stevens, Son & Stiles (Londres). También existe correspondencia con libreros colombianos como Lázaro Gómez de Medellín, la Librería Internacional de Bucaramanga, la Librería Americana de José Vicente Concha (1867-1929) y El Mensajero de Bogotá. No obstante, la casa colombiana con la que mantuvo una relación más estrecha fue la librería Mogollón (imagen 3), que contaba con sedes en Bogotá y Cartagena. La correspondencia y las facturas dejan entrever la amplia variedad de servicios que ofrecían las librerías, que además de fungir como distribuidores y libreros de usados, también prestaban servicios de impresión y encuadernación.
[3] Autor desconocido [4] Jean-Bernard de Pointis (1645-1707) |
En el plano internacional, resultan interesantes las misivas con el librero anticuario Henry Stevens, Son & Stiles, pues varios de los títulos allí mencionados actualmente se conservan en la biblioteca de la Academia. Tal es el caso del libro An authentick and particular account of the taking of Carthagena by the french in the year 1697 de 1740 (imagen 4). Es probable que esta librería haya provisto a Otero de todos los impresos londinenses relacionados con la expedición a Cartagena realizada por el barón de Pointis en 1697, así como de los relatos de viajeros y de obras sobre Bolívar impresas en dicha ciudad. Los pedidos realizados a la librería parisina Americane et Coloniale de E. Dufosse resultan sugerentes por la cantidad de libros adquiridos. Entre 1913 y 1914 compró un total de 29 obras entre las que encontramos la Description de l´univers (1683) y la Gramática, catecismo i vocabulario de la lengua goajira del obispo de Santa Marta, Rafael Celedón (1833-1902). El librero Karl W. Hiersemann de Leipzig emitió un recibo el 8 de febrero de 1915 por la compra del Libro segundo de las genealogías de Juan Flórez de Ocáriz (1612-1692) impreso en Madrid en 1676. Desafortunadamente, este ejemplar no se encuentra actualmente en la biblioteca de la Academia.
La distancia entre el coleccionista y los libreros, en un contexto de comunicaciones mucho más lentas que las actuales, no se prestaba para atender inmediatamente los deseos del primero. Esto dificultó a Otero la obtención de algunas piezas: cuando las solicitaba estas ya se habían vendido. Los eventos históricos acontecidos durante esos años, como la Primera Guerra Mundial (1914-1918), también afectaron los intercambios y ocupan un espacio considerable en la correspondencia entre Otero y las librerías europeas. Es importante señalar el papel que cumplieron estas librerías en la obtención de copias de documentos de archivos europeos, tanto para Otero como posiblemente para otros investigadores colombianos. Este fue el caso de la Librería General de Victoriano Suárez, que en 1915 remitió a Otero copias de siete cartas de Pedro de Heredia (1484-1554) y de la “Relación de Diego Hidalgo Sotomayor” procedentes del Archivo General de Indias.
Complementando la correspondencia con los libreros extranjeros, la colección Otero conserva unas piezas muy llamativas y raras: volantes y catálogos de las librerías colombianas. específicamente el Boletín Biográfico, órgano de la Imprenta de la Luz y de la Librería Americana (Bogotá, 1912) y el Boletín de la librería Gaviria (Manizales, 1917). También conserva un volante de la librería El Mensajero, donde se promocionan antigüedades y ediciones raras, como obras de Humboldt, Lucas Fernández de Piedrahita, fray Pedro Simón y una edición de 1668 del Quijote de la Mancha.
[5] Manuel Ancízar (1812-1882) [6] Benedicto Domínguez (1783-1868) [7] José Félix Merizalde (1787-1868) [8] Josiah Burchett (ca. 1666-1746) |
Otra vía mediante la cual Otero pudo conformar sus colecciones de libros (imágenes 5 a 8) fueron las redes de familiares y de amigos. Por ejemplo, su hermano Carlos en varias misivas hizo alusión a la búsqueda de obras como los Libros de calendarios, de Agustín Codazzi (1793-1859), o a la dificultad para conseguir los Capítulos de una Historia Civil y Militar de Colombia de Francisco Javier Vergara y Velasco (1860-1914) y una obra del padre Pedro Fabo (1873-1933)[3]. Entre enero y marzo de 1914, un amigo residente en Santa Marta le relató a Otero las peripecias que tuvo que sortear para obtener una copia de la Floresta de la santa iglesia catedral de la ciudad de Santa Marta, incluyendo la publicación durante un mes de un aviso en el periódico El Magdalena solicitando el libro. Finalmente, dicho amigo se enteró de que la esposa de un señor de apellido de Mier, con ocasión de la limpieza de su hogar, había mandado botar muchos baúles de libros de valor, y entre ellos había uno lleno de copias de la misma Floresta[4].
LA COLECCIÓN DOCUMENTAL
La colección documental de Otero D´Costa actualmente se encuentra repartida entre los fondos de la Academia conservados en el Archivo General de la Nación en calidad de comodato y la biblioteca Eduardo Santos. A diferencia de lo ocurrido con los libros, no hay mucha claridad al respecto de las maneras en que Otero adquirió esta colección. Aunque algunos documentos pudieron adquirirse en librerías, lo más probable es que su posición como miembro de las diferentes instituciones culturales ya mencionadas lo vinculase con redes de coleccionistas y familias que los habían recibido por herencia. En el conjunto, aunque escasos, del periodo colonial (imagen 9) pueden contarse algunos manuscritos relevantes como el titulado Mis Sueños de Pedro Fermín de Vargas (1762-ca. 1811) o la Relación que manifiesta el estado de la Provincia de Antioquia (1776) de Francisco Silvestre (1834-1806), documentos conservados en el Fondo Otero D´Costa del Archivo General de la Nación.
[9] Autor desconocido |
Por el contrario, el siglo XIX se encuentra muy bien representado en la colección. Esta cuenta con correspondencia y documentos de Camilo Torres (1766-1816), Simón Bolívar (1783-1830), Francisco de Paula Santander (1792-1840), el Ministerio de Guerra y Hacienda entre 1820 y 1823, Aquileo Parra (1825-1900), parte del archivo del general Wenceslao Ibáñez y otros documentos relacionados con el periodo de la guerra de los Mil Días (1899-1902). Adicionalmente, una pieza de gran interés fue hallada recientemente en los fondos que no fueron trasladados al AGN. Se trata de una libreta de notas inédita escrita por Lázaro María Girón (1860-1892) durante sus viajes por la costa Atlántica colombiana en 1881 (imagen 10). De este mismo autor también se conservan dos acuarelas de objetos precolombinos, las cuales carecen del característico sello de la colección de Otero, pero que probablemente pertenecieron a esta.
[10] Lázaro María Girón (1860-1892) |
En materia de impresos sueltos y publicaciones seriadas, la cuestión es más variada y voluminosa. Otero tuvo un particular interés, o logró obtener un mayor número de piezas relacionadas con esta, en la vida política de José María Obando (1795-1861), del cual encontramos gran cantidad de esquelas, panfletos, folletos y libros repartidos entre el AGN y la Academia. Sin embargo, el conjunto más interesante del material conservado en el Archivo General de la Nación son las publicaciones seriadas. Estas incluyen, por ejemplo, títulos como la Gaceta Extraordinaria de Cartagena de Indias (1812), Los títeres de Bogotá en cuerpo entero (1835) y La Voz de Antioquia (1840).
Al mismo tiempo que Otero formaba sus colecciones de piezas anteriores al siglo XX, siempre mostró afición por recopilar cuanto impreso llegara a sus manos, ya fueran folletos, carteles o tarjetas (imagen 11). Gracias a este interés hoy en día se conserva una voluminosa colección de folletería, almanaques y volantes. Sobresale la compilación que realizó en un álbum de casi cuatrocientas piezas, que incluyen carteles de corridas de toros, circos y teatros, principalmente de la ciudad de Manizales y que dan cuenta de su activa vida cultural. Pocas personas coleccionaron esta clase de material, siendo posible que gran parte de estas piezas sean los únicos ejemplares subsistentes.
[11] Folletos de almanaques y guías pertenecientes a Otero D’Costa |
MECENAS
Una última faceta de Otero que conviene destacar fue su rol como mecenas. Varios académicos participaron activamente en la conformación de las colecciones de los museos que se gestaron en el siglo XX. En su caso, aunque probablemente sus aportes fueron más abundantes, en lo registrado se evidencia que al museo de la Academia legó los siguientes objetos: un retrato de Antonio Obando, conservado en la actualidad en el Museo de la Independencia (imagen 12), tres piedras de origen indígena y un ejemplar del Cuadro que representa los fusilamientos de 1816 en Cartagena[5]. En la capital de Bolívar también realizó donaciones al entonces denominado Museo Histórico de Cartagena de Indias: tres medallas de bronce acuñadas por el gobierno inglés como trofeo del Almirante Vernon en el año de 1740-41 y varias fotografías antiguas y contemporáneas de sitios históricos de dicha ciudad[6]. ❧
[12] José María Espinosa (1796-1883) |
* Bibliotecólogo y archivista de la Universidad de la Salle. Bibliotecólogo de la Academia Colombiana de Historia y encargado del Archivo Histórico de la Catedral de Bogotá.
Bibliografía
[1] Roberto Velandia, Informes Anuales de los secretarios de la Academia 1952-2000 (Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 2001), 131
[2] Archivo Academia Colombiana de Historia. Hojas de vida Académicos. Enrique Otero D´Costa.
[3] AGN, Fondo Otero D´Costa, caja 9.
[4] AGN, Fondo Otero D´Costa, caja 9, f. 56r.
[5] Velandia, Informes Anuales, informes de 1929, 1932 y 1934.
[6] Catálogo descriptivo de los objetos que contiene el Museo Histórico de Cartagena de Indias (Cartagena: Imprenta Departamental, 1928), 39.