[2] Interior de la casa de Eduardo Santos en Bogotá 1937, fotografía en blanco y negro © Archivo El Tiempo
Abril de 2021
Por :
NAILA KATHERINE FLOR ORTEGA*

Eduardo Santos Montejo: un apasionado por el coleccionismo de objetos históricos

 

[1] Eduardo Santos
S.f, fotografía en blanco y negro © Archivo El Tiempo

Eduardo Santos Montejo (imagen 1) nació en Tunja en 1888 y murió en Bogotá en 1974. Estudió en el Colegio de Nuestra Señora del Rosario y en la Universidad Nacional. En la Universidad de París realizó especializaciones en literatura y sociología. Santos ejerció como periodista desde 1909, inicialmente en La Revista —publicación de difusión política, literaria e histórica— y posteriormente en El Tiempo, periódico que compraría en 1913. Desde este diario difundió sus ideas políticas y las del liberalismo. Un año después de iniciarse como periodista, Santos empezó a desempeñar cargos oficiales. Entre 1938 y 1942 ejerció como presidente de la República. Junto con el periodismo y la política, Eduardo Santos practicó otras actividades, como el coleccionismo de objetos artísticos e históricos relacionados con el pasado nacional. A continuación, expondremos cuál fue la concepción de historia de Santos para así comprender su criterio como coleccionista, luego señalaremos cómo estuvo conformada su colección.

 

LA HISTORIA PATRIA EN EL CRITERIO DEL COLECCIONISTA 

La práctica de coleccionismo o, dicho en otras palabras, la acción de adquirir y ubicar objetos históricos en un determinado lugar para su deleite personal, fue ejercida por Santos durante los dos primeros tercios del siglo XX. Esta práctica se dio bajo una visión particular de la historia, la cual estuvo orientada por las narrativas sobre el pasado construidas por la Academia Colombiana de Historia, entidad a la que Santos estuvo vinculado como miembro de número (1938), presidente (1945-1946 y 1959-1962) y presidente honorario (1962-1974). A través de sus trabajos interpretativos sobre la formación de la república, la Academia enalteció las virtudes de los héroes o padres de la patria, quienes personificaban los valores de la nación y establecían los modelos que debían guiar a la sociedad colombiana[1].

 

Esa visión apologética de la historia también fue la de Santos, quien se consideraba a sí mismo como un amante del pasado. Este donó a la Academia su pensión de expresidente, para que invirtiera ese dinero en homenajes patrióticos y en la conservación o construcción de monumentos nacionales. En la carta en donde informaba sobre dicha decisión, Santos calificó a la historia como un “culto por los hombres que han formado nuestra nacionalidad y por los grandes hechos en que ella adquirió gloriosamente sus rasgos característicos, sus títulos de libertad y de nobleza”[2]. Santos veía en el pasado un factor importante para la construcción de la identidad nacional. Para él, el pasado establecía un tiempo imprescindible y al que debíamos “vincularnos como a la raíz de nuestro vivir colectivo”[3]. Tal apreciación sobre la historia influyó en su criterio para seleccionar y coleccionar objetos.

 

Establecer con exactitud cómo estuvo conformada la colección Santos es algo complejo, porque hasta ahora no se ha logrado identificar un inventario o un documento que lo especifique (imagen 2). No obstante, es posible trazar una aproximación a partir de los listados de objetos que donó. Las entidades beneficiadas con su mecenazgo fueron la Academia Colombiana de Historia, el Banco de la República y la Biblioteca Luis Ángel Arango, la Biblioteca Nacional de Colombia, la Casa Museo Quinta de Bolívar, el Museo Colonial, el Museo de la Independencia - Casa del Florero, el Museo Literario de Yerbabuena y el Museo Nacional de Colombia. Algunas de estas entidades también fueron favorecidas con recursos económicos y con libros de su biblioteca personal[4]. El Museo Nacional recibió la mayor donación de objetos.

[2] Interior de la casa de Eduardo Santos en Bogotá
1937, fotografía en blanco y negro
© Archivo El Tiempo

APROXIMACIÓN A LA COLECCIÓN SANTOS

La colección atesoró piezas de interés político, social, económico y geográfico, reuniendo objetos que permitirían representar la historia del país desde la época colonial hasta la primera mitad del siglo XX. De la época colonial, Santos coleccionó objetos como piezas relacionadas con expediciones científicas, representaciones geográficas, relatos de viajeros y pinturas religiosas (imagen 3). La mayor parte de la colección, no obstante, estuvo relacionada con la Independencia y el proceso de formación de la república. Santos también coleccionó objetos alusivos al territorio y sus lugares emblemáticos. De los objetos congregados, el mayor número lo constituyeron retratos y cartas, sobre todo de Simón Bolívar (1783-1830) (imagen 4) y, en menor medida, Francisco de Paula Santander (1792-1840) (imagen 5).

[3] Autor desconocido
Tríptico de Nuestra Señora de las Angustias
s. xviii, óleo sobre metal, 45 x 50 cm
Reg. 53 © Museo de la Independencia – Casa del florero / Jairo Gómez

[4] Pedro José Figueroa (1778-1836) – atribuido
Simón Bolívar
Ca. 1820, óleo sobre tela, 98,5 x 66 cm
Reg. 1806 © Museo Nacional de Colombia / Ernesto Monsalve Pino
[5] Luis García Hevia (1816-1887) – atribuido
Francisco de Paula Santander
Ca. 1840, óleo sobre tela, 57 x 46 cm
Reg. 1810 © Museo Nacional de Colombia / Samuel Monsalve Parra
[6] José María Espinosa (1796-1883)
El célebre Gonzalón (de pie)
1865, acuarela sobre papel, 22 x 13 cm
Reg. 1918 © Museo Nacional de Colombia / Samuel Monsalve Parra

La colección evidencia el gusto de Santos por la obra pictórica de José María Espinosa (1796-1883). En efecto, la mayoría de retratos y caricaturas de carácter político y social (imagen 6) que hicieron parte del acervo son de mano de dicho pintor. La colección también reunió retratos de artistas nacionales y extranjeros. Entre los primeros puede enumerarse a Pedro José Figueroa (1778-1836), Ramón Torres Méndez (1809-1885) y Luis García Hevia (1816-1887), y entre los segundos a José Gil de Castro (1783-1841) y Samuel William Reynolds (1773-1835) (imagen 7).

[7] Samuel William Reynolds (1773-1835)
Rafael Urdaneta
1824, litografía, 60 x 44,5 cm

Reg. 1910 © Museo Nacional de Colombia / Samuel Monsalve Parra

[8] Lino Lara
Plaza de Bolívar al día siguiente del incendio de las Galerías de Arrubla
5.1900, fotografía, 12,3 x 17,2 cm
Reg. 2090.1 © Museo Nacional de Colombia / Samuel Monsalve Parra

 

 

En la colección también figuraron objetos elaborados en las primeras cuatro décadas del siglo XX. Estos incluyeron piezas que rememoraban la historia del país, como medallas y esculturas, copias de algunas láminas de la Comisión Corográfica, retratos de personajes que sirvieron a Bolívar o que participaron en las guerras de independencia, placas conmemorativas, fotografías y recortes de periódicos en los que aparecen acontecimientos y lugares emblemáticos de la Bogotá de comienzos del siglo XX (imagen 8).

 

 

[9] Fabricante desconocido
Sombrero del uniforme militar del general Pedro Alcántara Herrán
Ca. 1830, textil bordado y tejido
Reg. 3244 © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora

[10] John Potter Hamilton (1777-1873) / John Murray
Travels through the Interior Provinces of Colombia. Tomo I
1827, impreso, 19,2 x 12,4 x 2,6 cm
Reg. 2078.1 © Museo Nacional de Colombia / Samuel Monsalve Parra

 

 

 

 

En términos tipológicos, la colección estuvo conformada por piezas de arte como objetos de artes decorativas, pinturas, litografías, acuarelas, dibujos, esculturas, fotografías y grabados. Estos representaban temáticas científicas, paisajes, iconografía católica, retratos, retratos-alegoría y retratos grupales. Entre los objetos de historia figuraron armas, condecoraciones, documentos, heráldica, indumentaria (imagen 9), libros (imagen 10), manuscritos coloniales y republicanos, mapas, mobiliario, monedas, medallas, billetes, periódicos y reliquias de personajes históricos.

 

 

LA RECONOCIDA PASIÓN POR COLECCIONAR Y CONSERVAR OBJETOS PATRIMONIALES

La práctica del coleccionismo ejercida por Eduardo Santos no fue conocida únicamente por sus familiares y amigos. Por el contrario, su afición por adquirir objetos históricos fue de conocimiento público. Herederos, propietarios y personas dedicadas a la comercialización de antigüedades, como José María Arroyo Arboleda, quien tenía su anticuario en Popayán, le ofrecían objetos históricos de Colombia y otros países. Algunas piezas fueron adquiridas en Colombia y otras fueron compradas en países como Francia e Inglaterra, lugares a donde Santos viajaba constantemente. La colección también estuvo conformada por piezas que le fueron obsequiadas, principalmente durante su mandato presidencial.

[11] Felipe Pérez (1834-1891)
Libro de Actas i Protocolos del Congreso de Plenipotenciarios, reunido en Bogotá el 11 de septiembre de 1861
1861, manuscrito, 35,7 x 22,9 cm

Reg. 1990 © Museo Nacional de Colombia / Cristian Camilo Mosquera Mora

En ocasiones Santos adquirió piezas con el propósito de salvarlas para el patrimonio nacional. Algunos miembros de la Academia Colombiana de Historia como Guillermo Hernández de Alba (1906-1988), quien también fue director del Museo de la Independencia, le sugirieron la compra de objetos históricos. Asimismo, se ha podido constatar que algunas piezas, sobre todo manuscritos e impresos, no fueron conservadas por Santos en su residencia, sino custodiadas por sujetos como Horacio Rodríguez Plata (1915-1987) (imagen 11), igualmente miembro de la Academia de Historia. A la Quinta de Bolívar Santos entregó, inicialmente en comodato, objetos que quería proteger contra posibles daños que pudieran sufrir por la violencia bipartidista que sufría el país durante la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957). Esos objetos fueron donados posteriormente al Museo Nacional de Colombia y a la Casa Museo Quinta de Bolívar. Así, es posible argüir que además del interés por exhibir objetos históricos en su residencia, Santos aspiró a conservar piezas que gracias a sus donaciones formarían parte del patrimonio público de la nación y serían apreciadas por un gran público. Por las donaciones de su colección y de dinero para sufragar empresas culturales o académicas, Santos fue reconocido en su época como benefactor, protector, impulsador y patrono de obras de cultura.

 

En su conjunto, la colección reunida por Santos permite estudiar la historia del país desde el período colonial hasta las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, su colección posibilita ahondar más profundamente en la historia de la Independencia y la época republicana. La narrativa histórica que puede construirse a partir de este acervo está relacionada con los intereses y aspiraciones de la historia patria. Aunque no es posible saber si la colección de este tipo de piezas resultó de una intención premeditada de Santos o debido a que estos eran los objetos relacionados con la identidad nacional que circulaban y podían adquirirse en su época, puede señalarse que su práctica del coleccionismo estuvo circunscrita al discurso histórico enaltecedor de las figuras heroicas del país y de sus hombres notables.❧

 

* Magíster en Historia de la Universidad de los Andes.

 

Bibliografía:

[1] Alexander Betancourt, Historia y nación. Tentativas de la escritura de la historia en Colombia (Medellín: La Carreta Editores, Universidad Autónoma San Luis Potosí, 2007): 51-53.

2 BLAA, AES, Miscelánea, caja 11, carp. 5, f. 288.

3 Eduardo Santos, “En vez de prólogo”, prólogo a Cosas de Santafé de Bogotá, de Daniel Ortega Ricaurte (Bogotá: Academia de Historia de Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1990): XII.

4 Naila Flor Ortega, “Eduardo Santos y el mecenazgo cultural: la donación al Museo Nacional de Colombia”, Cuadernos de Curaduría, n.° 14 (2019): 128-134.