Marzo de 2019
Por :
Juan Pablo Duque Cañas* Arquitecto, magíster en Filosofía, doctor en Historia. Profesor asociado Universidad Nacional de Colombia.

ARQUITECTURA KOGUI

Entre las arquitecturas construidas por los indígenas americanos, la de los koguis es una de las más pulcramente preservadas a través de saberes ancestrales no permeados por influencias externas. Aunque poco conocida, esta arquitectura es una prueba de que la materialidad de lo construido es apenas una de las facetas de su esencia y que, en este caso, garantiza además la transmisión generacional de las creencias.

En Colombia existe un núcleo montañoso en el litoral caribeño que tiene la particularidad de ser la montaña más alta del mundo que nace directamente desde el mar. Se conoce como la Sierra Nevada de Santa Marta debido a que nuestros mapas contienen, en general, las nomenclaturas impuestas por las culturas europeas. Sin embargo, para los pueblos indígenas que aún hoy la habitan se trata de Gonawindúa.

Estrechamente ligados con la cultura Tairona, en la Sierra Nevada sobreviven cuatro pueblos indígenas: los ika (llamados también arhuacos), los wiwa, los kankuamos y los koguis (que en algunos trabajos también aparecen como kogis). Han habitado las tres vertientes de la Sierra Nevada, y para ellos existe una relación simbólica esencial con su territorio, la cual está presente en todos los aspectos de su vida social y cultural. Para todos ellos la Sierra es la representación del cosmos y, por tanto, es un espacio sagrado. Esta relación se fundamenta en que la estructura cosmogónica está constituida por dos conos opuestos que se confrontan en sus respectivas bases, dando como resultado una conformación bicónica en la cual se esencializa la contraposición entre lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido, la bondad y la maldad, el orden y el caos.

Vista aérea de un poblado en La Sierra Nevada de Santa Marta con construcciones cuyo aspecto común es la forma cónica de su cubierta. De estas podemos identificar trestipos: la casa sagrada,la casa de los hombres y la vivienda.

En lo territorial, la Sierra Nevada es la representación del cono visible, el cual se eleva desde las tierras bajas del Magdalena, el Valle de Upar, la península de la Guajira y el mar Caribe, el ápice de tal cono es la cima nevada más alta, punto a través del cual pasa el eje vertical que se articula como el centro del universo. El perímetro territorial está demarcado por una serie de hitos sagrados que actúan como umbrales entre los territorios externos, profanos, y el territorio interno, sagrado. Esa demarcación se denomina la Línea Negra.

De acuerdo con sus creencias, la Madre original creó el universo alejando las aguas oscuras y primigenias a partir de un punto central en el cual clavó un palo. Desde el extremo superior de este elemento, y valiéndose de un hilo, trazó sobre las aguas un círculo que delimitó el terreno que es visible a partir del mar en retroceso. Una vez culminado el trazado del círculo base, con el mismo hilo y en el mismo sentido, la Madre fue trazando un recorrido en espiral ascendente hasta formar un cono, al mismo tiempo que fueron conformándose cuatro círculos en la medida en que se iba constituyendo la espiral. La forma resultante es, entonces, la de un cono con un círculo base y cuatro círculos adicionales, cada uno con un diámetro menor de acuerdo con la distancia a la base inferior. Al mismo tiempo, en el sentido inverso, la Madre construyó otro cono, este oculto. Por esta razón, la estructura del cosmos no es el cono superior sino la conjunción de dos conos (el visible y el invisible). El círculo base de ambos conos es la Sierra Nevada. Por tanto, la relación simbólica no se restringe a que este bicono esencial se vea reflejado en lo territorial (reconocida como Línea Negra), sino a que también en la arquitectura de los koguis el bicono se representa formalmente.

La arquitectura kogui persiste en numerosas construcciones dispersas a lo largo y ancho de su territorio, pero la más significativa se encuentra en los poblados o en los lugares ceremoniales, donde pueden encontrarse edificaciones con forma de panal revestidas en paja.

En poblados como Saminashi, ubicado en las tierras altas de la vertiente del río San Miguel, aún existen estructuras en las que podemos evidenciar la riqueza simbólica de su arquitectura. Allí se levanta un centenar de construcciones cuyo aspecto común es la forma cónica de su cubierta. De estas podemos identificar tres tipos: la casa sagrada, la casa de los hombres y la vivienda.

La casa o templo sagrado tiene una connotación especial: el proceso de su construcción re-presenta (es decir, vuelve a presentar, reincorpora al presente) la acción con la cual el cosmos fue a su vez construido. Mediante la participación de la comunidad, de acuerdo con los momentos señalados en sus concentraciones rituales, se inicia la demarcación del círculo base y se establece un eje horizontal determinado por la orientación de los puntos cardinales al naciente y al poniente. Este eje no solo se convertirá en el pasaje ceremonial sino que establece los puntos en los cuales se ubican las dos entradas opuestas de la edificación. El umbral de cada una de estas entradas está enmarcado por el anclaje de un par de columnas cuyos extremos superiores se apoyan en las que se han desplegado desde el portal opuesto. Estas cuatro columnas, apoyadas entre sí, establecen el ápice estructural que permite desplegar sendas plataformas de elementos de madera, a partir de los cuales se trenzan juncos para formar aros sobre los cuales se apoya la estructura de cubierta. Estos aros, cuatro en total, se van desplegando hacia arriba reduciendo sus circunferencias.

 

 

Estructura bicónica decasa sagrada kogui.Aros de estructura vegetalal interior de casasagrada kogui. Cadaaro representa unode los cuatro mundossuperiores adicionales.Ilustraciones del autor.Fuente: Duque, Salazary Castaño, 2004.

 

 

 En la superficie de la tierra, el círculo se divide en cuadrantes, y en el centro de cada uno de ellos se dispone un fogón como representación de los dominios de los cuatro espíritus primigenios que antecedieron a la aparición del hombre y que sostienen a la Sierra Nevada. Las paredes se construyen con ramas entretejidas o, en algunos casos, con tierra y bagazo para aislar el frío. El cono estructural de la cubierta se consolida mediante tallos largos y delgados que, en recorrido espiral ascendente, van amarrándose a los demás elementos hasta constituir una superficie cónica suavizada sobre la que se teje la paja de la cubierta. Una vez terminada la construcción, en el ápice se implantan dos palos adicionales en sentido vertical en los que se ensartan pequeñas vasijas y se construye, adicionalmente, una pequeña estructura con forma de sombrilla invertida.

Este templo está destinado a las actividades rituales sagradas, pero su trascendencia va más allá que la de ser un simple contenedor de tales actividades. Describir su construcción y conformación estructural nos permite evidenciar la profunda relación existente entre esta arquitectura y su concepción cosmogónica, Así, el templo adquiere la esencialidad sagrada de representar el cosmos en su nacimiento y desarrollo, y permite a toda la comunidad hacerse partícipe de ese acontecimiento mítico traído a la realidad presente.

La casa de los hombres, siendo semejante en su construcción, se diferencia del templo en que en su interior se adelantan actividades relacionadas con aconteceres más cotidianos de la comunidad. Su espacio suele tener entre diez y doce metros de diámetro y de altura, mientras que en el templo estas dimensiones van de ocho a diez metros.

 

 

 

 

Las casas, que a excepción del templo y de la casa de los hombres, son mucho más pequeñas y numerosas, se encuentran disgregadas a lo largo y ancho del poblado sin un orden evidente. Tienen solo una entrada y su espacio no sobrepasa en general un diámetro de tres metros. La casa del poblado es utilizada transitoriamente de acuerdo con las convocatorias esporádicas de las autoridades de la comunidad, pues el resto del tiempo las familias habitan las parcelas que están distribuidas en los campos de labranza circundantes. En estas parcelas productivas se construyen dos pequeñas casas del mismo tipo, una para los hombres y otra para las mujeres y los niños, y allí se desarrollan los aconteceres familiares cotidianos.

Lo esencial, en consecuencia, y debe insistirse en ello, es que el gran valor de la arquitectura de los indígenas koguis es que, además de ser una tipología propia, ha prevalecido durante centurias a pesar de las constantes presiones culturales externas, lo que la expone como uno de los elementos más significativos de nuestro diverso patrimonio nacional y, por qué no, de la humanidad. Es una demostración palpable de que el sentido esencial de la arquitectura va más allá del cobijo material que garantiza nuestra supervivencia corpórea.

 

Bibliografía

 

  1. Duque, Juan Pablo. Territorios indígenas y Estado. A propósito de la Sierra Nevada de Santa Marta. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2012.
  2. Duque, Juan Pablo; Salazar, Óscar y Castaño, Gloria Elsa. Saminashi. Arquitectura y cosmogonía en la construcción kogi. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2004.
  3. Saminashi, Sierra Nevada. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.
  4. Esquema urbano del poblado Saminashi o San Miguel. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.
  5. Poblado ceremonial, Sierra Nevada. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.
  6. Casa o templo sagrado kogui, Sierra Nevada. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004
  7. Viviendas koguis. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004
  8. Estructura de casa sagrada kogui. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.
  9. Estructura bicónica de casa sagrada kogui. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.
  10. Aros de estructura vegetal al interior de casa sagrada kogui. Cada aro representa uno de los cuatro mundos superiores adicionales. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.
  11. Estructura cubierta en paja de casa sagrada kogui. Fuente: Duque, Salazar y Castaño, 2004.