Música clásica
SI DE OBRAS sobre la Navidad se trata, habría que empezar esta historia con el Oratorio que Johann Sebastian Bach escribió para la de 1734. Luego, seguir con el Mesías, tan no exclusivamente navideño que su estreno ocurrió en abril de 1742. Se debería continuar con La infancia de Cristo, que su autor, Hector Berlioz, estrenó en diciembre de 1854 y que, como pasa con tantas obras maestras del genial compositor francés, raramente se interpreta.

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Lo apodan ‘El rey moderno del vals’. ¿Cómo comenzó la historia?
El brillante director colombiano Andrés Orozco-Estrada, invitado habitual de las principales orquestas del mundo, está al frente de esta versión de la inmortal Novena Sinfonía de Beethoven. Nos la ofrece con un elenco de bellas voces y junto a la prestigiosa Orquesta Sinfónica de Viena de la que será director titular desde el año 2020, y que en el pasado fue guiada por la batuta de Von Karajan. Desde el emblemático Konzerthaus de Viena nos llega este concierto del año nuevo 2019 con la fuerza conmovedora de Beethoven y su mensaje de fraternidad.
Hoy día el suyo sería tratado como un caso de maltrato y explotación infantil, y sobre sus consecuencias correrían ríos de tinta, aunque de lo que menos que se ocuparían sería de la música. Pero como en esos tiempos no había ni la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas ni el Bienestar Familiar, pues no hubo nada qué hacer.
El próximo jueves 30 de marzo a las 8:00 p.m. la música clásica y del hip hop se fusionan en Recital una puesta en escena franco-colombiana que encarna una innovadora y sorpresiva mirada al universo de las danzas urbanas.
Esta puesta en escena fue creada por Mourad Merzouki en 1998 para la Compañía Käfig. En su momento, el recital significó una nueva mirada al universo de las danzas urbanas en Europa, desde entonces ha sido representada en centenares de escenarios en todo el mundo.
Más de 25 mil personas asistieron a la última edición del Festival Internacional de Música de Cartagena, a todas sus presentaciones en vivo y a toda la programación durante una semana. Mientras tanto, en el último concierto de Carlos Vives en El Campín, más de 40.000 personas corearon sus temas. Algo similar pasó en Santa Marta y Medellín. Eso explica por qué el Festival decidió aliarse con Deezer.