FOTOS @SALCHICHITASCOCACOLA / CORTESÍA MERCADO MUNICIPAL “Buscábamos otro lugar para vivir, lejos de la ciudad. También, estar más cerca a los insumos y a la producción agrícola”, recuerda Jaramillo, en la foto con Mario, su esposo. “Y encontramos la casa San Martín de Porres, que hace parte de las construcciones de la iglesia principal del pueblo, en una esquina de esa manzana. Era donde estaban los cultivos de la parroquia y donde habitaban monjes en la época de la colonia”.
La carta ofrece una mezcla de comfort food y alta gastronomía internacional, acompañada de coctelería de autor. No está inspirada en un solo concepto, tipo de culinaria o lugar del planeta, sino, dice Laura, “en experiencias de vida y de viajes que nos han marcado como cocineros. Esas ideas las traemos a Mercado Municipal según nuestros pilares de sostenibilidad ambiental y comercio justo”.
“27 personas trabajan con nosotros hoy en día, y tenemos más de 100 puestos en los que, algunos días, rotan más de 300 comensales – explica Jaramillo–. Bautizamos el negocio como Mercado Municipal porque queríamos ser un ícono del pueblo y mimetizarnos en él, relacionarnos estrechamente con locales y visitantes”.
La cocina y la clientela se ubican en torno al bellísimo patio interior de esta edificación del siglo XVIII, con sus anchos muros de adobe y tejas cerámicas. El patio es, a su vez, donde se siembran algunas de las aromáticas para la cocina.
Pese a que empezó con un horno de leña (hoy hay cuatro) en el que se elaboraba cordero a la barbacoa, hoy los platos incluyen joyas adicionales como “la posta cartagenera, el pie de coco de mi abuela, el stir fry de vegetales boyacenses, el ceviche de palmitos del Putumayo y los cortes de carnicería de La Estrella, un proyecto que desarrollamos de ganadería regenerativa”, dice la fundadora.
Villa de Leyva en aromas y sabores
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