[1] Observatorio astronómico © Marta Ayerbe Mandado a construir por José Celestino Mutis entre 1802 y 1803, el Observatorio Astronómico es la primera edificación que se erigió en el país con propósitos exclusivamente científicos. Pertenece a la Universidad Nacional desde que esta se fundó en 1867.
Septiembre de 2021
Por :
José Gregorio Portilla*

El conocimiento y la práctica de la astronomía en el Nuevo Reino de Granada

El cultivo formal del conocimiento o, si se quiere, de la práctica de algún tipo de investigación científica en el virreinato de la Nueva Granada a lo largo del periodo colonial no fue particularmente prolífico. De hecho, para localizar un foco de práctica científica sistematizada hay que remontarse hasta el puro final de dicho periodo cuando, por iniciativa estatal, se creó la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. El objetivo de la Expedición consistió en la realización de un inventario de las especies vegetales existentes en el territorio. El proyecto contó como director al español José Celestino Mutis (1732-1808) que, aunque médico de formación, se interesó en cultivar otras ramas del saber científico, en particular la botánica, la mineralogía y la astronomía. Ya en su ancianidad, Mutis financió de su propio peculio la primera edificación construida en el virreinato con un propósito netamente científico: un observatorio astronómico, el cual se terminó de construir en 1803, esto es, apenas siete años antes del grito de independencia (imagen 1).  

 

Pero, antes de seguir, cabe preguntarse, ¿existió a lo largo de los varios siglos de colonización española, antes de la Expedición Botánica (con su observatorio anexo), algún tipo de práctica o estudio de la astronomía? La respuesta es afirmativa, pero hay que admitir que tal práctica fue muy esporádica y careció de un impacto significativo en la sociedad en la que estaba inmersa.

[2] Antonio Sánchez
Órbita de los cometas propuesta por Sánchez, también llamada incógnito
1696, Tratado de astronomía y de la reformación del tiempo
rm 245 © Biblioteca Nacional de Colombia 

[3] Jorge Juan (1713- 1773) y Antonio de Ulloa (1716-1795)
Selenographia de la Luna
1773, Observaciones astronomicas, y phisicas hechas de orden de S. M. en los Reynos del Peru
© Biblioteca Nacional de España 

 

Un jesuita y un sacerdote de pueblo

 

Que sepamos, el más antiguo registro sobre estudios astronómicos en el virreinato lo constituyen unos apuntes de clase del sacerdote jesuita Mateo Mimbela (1663-1736). Nacido en España, Mimbela impartió en Santafé de Bogotá, hacia finales del siglo XVII, clases de física en el Colegio de San Bartolomé. En dicha cátedra incluyó algunas temáticas astronómicas tales como la exposición de los modelos del universo propuestos por Ptolomeo, Nicolás Copérnico y Tycho Brahe. Sin embargo, Mimbela se inclinaba más a favor del primero, esto es, del modelo del universo con la Tierra en el centro.    

 

Por la misma época Antonio Sánchez, un humilde sacerdote de origen indígena nacido en la población de San Gil, adquirió no pocos conocimientos astronómicos de forma autodidacta. Estos fueron suficientes como para que redactase en español un libro manuscrito sobre astronomía que, si bien exponía el modelo geocéntrico del universo (para esos tiempos ya obsoleto en Europa), exhibía en su contenido originalidad de pensamiento e independencia de criterio (imagen 2). El sacerdote dio una explicación del movimiento planetario con un sabor de carácter físico, propuso una modificación al calendario Gregoriano y calculó los tiempos de las fases lunares y eclipses lunisolares por varios años a futuro. Además, incluyó una tabla con coordenadas geográficas de varias poblaciones de la región, las cuales se constituyen en el primer bosquejo conocido de un mapa realizado por un nativo del Nuevo Reino de Granada.

  


[4] Autor desconocido
José Celestino Mutis
Óleo sobre lienzo
© Marta Ayerbe

 

 

 

José Celestino Mutis (1732-1808) fue el director de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada y quien ordenó la construcción del observatorio astronómico, el más antiguo de América aún en existencia. 

Ingenieros militares y cartógrafos

 A lo largo del siglo XVIII, varias personas, casi en su totalidad europeos vinculados con la milicia, recorrieron algunas regiones del virreinato con el propósito de elaborar y perfeccionar mapas y cartas marinas. No era accidental que estos ingenieros militares contaran con sólidos conocimientos astronómicos. Ello debido a que la observación de varios fenómenos celestes era lo que permitía conocer las coordenadas geográficas (latitud y longitud) de los diferentes puntos del territorio, información necesaria para levantar representaciones cartográficas fidedignas de una región en particular.

 

Para efectos de determinar la latitud, los cuerpos celestes que deben ser observados son el Sol y las estrellas: se les medía su altura con relación al horizonte al momento de su culminación. De mayor exigencia técnica era la determinación de la longitud, la cual se hacía observando con un telescopio los eclipses de los satélites de Júpiter y, en ocasiones, los eclipses de Luna. Entre esos observadores se destacaron Louis de Feuillée (1660-1732), Juan de Herrera y Sotomayor (s. XVII-1732), Jorge Juan (1713-1773), Antonio de Ulloa (1716-1795) (imágenes 3 y 4), Pierre Bouguer (1698-1758), José de Iturriaga (1699-1767) y Alejandro de Malaspina (1754-1810).

 

A finales del siglo XVIII e inicios del XIX el marino español Joaquín Fidalgo (1758-1820) realizó observaciones astronómicas a lo largo de la costa atlántica del virreinato y otras zonas del mar Caribe para el mejoramiento de las cartas marinas. Además, Fidalgo ayudó a crear una escuela náutica que funcionó en Cartagena entre 1810 y 1816. Es de presumir que allí se impartieron sólidos conocimientos de astronomía de posición, pues el plan de estudios incluyó el pilotaje.

 

 

[5] Autor desconocido
Francisco José de Caldas
Ca. 1804, acuarela sobre marfil, 6,3 x 4,5 cm
Reg. 3355 © Museo de la Independencia – Casa del Florero / Jairo Gómez

Francisco José de Caldas (1768-1816) en la mitad de su tercera década de existencia. Este es el único retrato realizado al natural que se conoce del payanés. La miniatura fue pintada en Quito, Ecuador. 

 


Otro jesuita, Mutis y Caldas

 

Los jesuitas continuaron sus enseñanzas astronómicas en Santafé hasta bien entrado el siglo XVIII. Los apuntes de las clases impartidas por el sacerdote español Francisco Javier Trías (1721-¿?) en el Colegio San Bartolomé demuestran que para 1755 ya se mostraba a favor del modelo copernicano, esto es, del heliocentrismo. Sin embargo, esa manifestación de modernidad se vio truncada con la expulsión de esa orden de España y sus dominios llevada a cabo en 1767. En 1775 Mutis ofreció una cátedra abierta donde abordó la mecánica de Newton y explicó el modelo heliocéntrico (imagen 5). Dicho evento causó que el ala más retardataria de la Orden Dominica acusara a Mutis ante la Inquisición por difundir ideas contrarias a las de la fe católica. Sin embargo, los ecos de la Ilustración europea eran ya lo suficientemente fuertes como para que la acusación, para entonces anacrónica, no prosperase. Si bien es cierto que Mutis realizó observaciones astronómicas, estas fueron esporádicas y se redujeron a unas pocas determinaciones de latitud, longitud y a un intento de observación del paso del planeta Venus por en frente del disco del Sol en 1769. 

 

Otro individuo que también adquirió conocimientos de astronomía de forma autodidacta fue Francisco José de Caldas (1767-1816). Nacido en Popayán, se tituló de bachiller en derecho en el colegio del Rosario en Santafé. Sin embargo, se mostró poco dispuesto a practicar esta profesión y a partir de la última década del siglo XVIII se fue inclinando por intereses más de su gusto: los estudios de astronomía, arquitectura, botánica, etc. Su dedicación por las ciencias llegó a oídos de Mutis quien no dudó en incentivarla enviándole instrumentos científicos y libros (imágenes 6 y 7).

[6] Casa museo Francisco José de Caldas
© Marta Ayerbe

Caldas vivió en esta casa con su familia. En realidad, fueron pocos los años en que residió allí, esto a causa de las crisis políticas en las que se vio envuelto. En la actualidad allí funciona un museo en donde se exalta su figura. 

 

 

 

[7] Alexander von Humboldt (1769-1859) Géographie des plantes près de l’Equateur. Tableau physique des Andes
et pais voisins, dressé sur les observations et mesures faites sur les lieux en
17991803 1803
, acuarela y tinta sobre papel, 38,7 50,3 cm Reg. 1204 © Museo Nacional de Colombia / Ernesto Monsalve

Alexander von Humboldt (1769-1859) y Aimé Bonpland (1773-1858) realizaron un maratónico viaje por varias colonias españolas y los Estados Unidos entre 1799 y 1804. A su paso por la actual República del Ecuador, hicieron varias observaciones astronómicas al lado de Caldas. 

La pasión astronómica de Caldas descansaba en que concebía esta ciencia como una herramienta útil para la elaboración de mapas precisos de una región geográfica. De hecho, casi todas sus observaciones astronómicas tuvieron el propósito de o bien obtener coordenadas geográficas de un sitio o refinar valores auxiliares para la obtención de estas. Cuando el naturalista Alexander von Humboldt (1769-1859) y su compañero Aimé Bonpland (1773-1858) visitaron la región, Caldas tuvo la oportunidad de hacer observaciones astronómicas a su lado (imagen 8). Para entonces Mutis había vinculado al payanés a la Expedición Botánica. Pesó en esta decisión la opinión de Humboldt, quien se deshizo en elogios al conocer los instrumentos astronómicos que el mismo Caldas mandó a construir, así como la calidad de sus observaciones.

 

 

[8] Jorge Juan (1713- 1773) y Antonio de Ulloa (1716-1795)
Cuadrante astronómico
1773, Observaciones astronomicas, y phisicas hechas de orden de S. M. en los Reynos del Peru
© Biblioteca Nacional de España

Representación de un cuadrante astronómico utilizado para determinar las alturas de los astros y así calcular las latitudes. Caldas construyó un cuadrante con base en esta imagen tomada del libro Observaciones astronómicas de Jorge Juan y Antonio de Ulloa. 


Como ya se comentó, el observatorio que Mutis mandó a construir se terminó en 1803. Sin embargo, habrían de pasar dos años antes de que Caldas comenzase a realizar observaciones astronómicas sistemáticas por asignación de Mutis. Es de presumir que Caldas deseaba emprender observaciones astronómicas a lo largo y ancho del virreinato para mejorar los mapas de la región y referir las longitudes al Observatorio recién construido. Sin embargo, no hay registro de que un plan sistemático semejante se haya llevado a cabo. Caldas era consciente de que disponía del observatorio astronómico permanente más elevado y meridional de los que existían por entonces en el mundo, de manera que hubiera podido aprovecharse para descubrir estrellas múltiples, nebulosas y otros cuerpos celestes en sectores del cielo difíciles de auscultar desde Europa. No obstante, no hay nada que indique que el payanés haya emprendido una exploración de esa naturaleza. Así las cosas, mientras Caldas estuvo activo como astrónomo en Santafé, las observaciones astronómicas allí efectuadas se redujeron a reiteradas medidas de las coordenadas del observatorio, un estudio de refracciones atmosféricas (que continúa perdido) y una observación del cometa de 1807.

 

 

Entre los costos derivados de sufrir primero una guerra entre hermanos (centralistas contra federalistas) así como la posterior reconquista española, que al cabo de pocos años fue vencida y expulsada, estuvo la desaparición de varias de las pocas mentes ilustradas del virreinato, Caldas entre ellas. Un daño irreparable para las ciencias, y en particular para la astronomía, que a más de dos siglos de distancia aún lamentan sus efectos.

 

* Profesor Titular, Universidad Nacional de Colombia.