Petroleo

Artículo publicado en la edición impresa de febrero de 2022.

Al decir de los entendidos, Colombia pasa por un momento histórico: en toda la geografía nacional hay 300 campos petroleros generando crudo a todo vapor, al punto de aproximar la producción nacional a un millón de barriles diarios.

Equipados apenas con martillos y brújulas, una muda de ropa en el morral y mucha curiosidad científica, unas cuantas decenas de geólogos recorren aquella Colombia sin carreteras, olvidada de Dios y de los hombres, donde cualquier perdonavidas con un fusil de asalto puede cambiarles su destino.
Su misión, que decidieron aceptar con agrado, es encontrar petróleo, pues no sólo su propio futuro sino el del país dependen de dar con un gran yacimiento de oro negro de buena calidad.

Aunque resulta difícil sacarle una sonrisa –ni hablar de una carcajada– Frank Kanayet es un hombre positivo hasta el extremo. Si no estuviera metido hasta la cabeza en el mundo del petróleo, en este momento podría llenar teatros enteros a punta de consejos de superación personal o de formas de salir de la crisis. Y la palabra que más repetiría sería esta: riesgo. La usa para describir cada uno de sus negocios e ideas. Para dar lecciones. La nombra y le brillan los ojos.