Algunos dicen que esta entrega, protagonizada por Jodie Foster, le hace honor a la primera temporada en calidad. Cortesía HBO.
Algunos dicen que esta entrega, protagonizada por Jodie Foster, le hace honor a la primera temporada en calidad. Cortesía HBO.
8 de Febrero de 2024
Por:
Julio César Guzmán @Julguz

 

Jodie Foster protagoniza la cuarta temporada de la exitosa serie, que se traslada a Alaska, con todo lo que implica su gélida atmósfera. 

Regresa True Detective con implacable frialdad


BRRRRR... Se siente el frío en la piel con solo mirar el paisaje: la nueva temporada de la serie True Detective transcurre en Alaska, 240 kilómetros al norte del círculo polar ártico.

Diez años después de su exitoso estreno, la serie regresa en una cuarta temporada que no carece de grandes nombres: los protagonistas de la versión original en 2014 (Matthew McConaughey y Woody Harrelson) son ahora productores ejecutivos, junto a otra actriz de renombre, Jodie Foster, quien además de ser productora es la protagonista que revive sus viejas glorias como policía, en un rol similar al que la llevó a ganar un premio óscar por El silencio de los inocentes.

Foster es la detective Liz Danvers, veterana agente que debe lidiar con sus propias miserias personales mientras investiga un caso sórdido, gélido, como el clima del pueblito blanco de Ennis: durante el 17 de diciembre, la última puesta de sol del año en Alaska, los científicos de una estación de investigación desaparecen y el macabro hallazgo de sus cuerpos congelados y en expresión de pánico solo se produce varios días después, gracias a una conexión sobrenatural espeluznante.

No es gratuito que el subtítulo de esta temporada sea Night Country —país de noche—, pues los hechos se desencadenan justo cuando comienza una larga jornada de varios meses sin luz solar, con motivo del invierno. A tono con ello, la trama se vuelve igualmente oscura y compleja, traspasando los límites del terror y las apariciones fantasmales. 

Las actuaciones de Foster y de Kali Reis (en el rol de la detective Evangeline Navarro) son consistentes y cargan en su espalda el peso de la serie, que en cambio carece de personajes masculinos fuertes. El guion está plagado de giros insospechados que suben la tensión, enredan aún más las vidas destrozadas de los involucrados y cabe decir que los únicos desaparecidos no son los científicos: el sentido del humor brilla por su ausencia.

Los ariscos escenarios naturales —la serie fue filmada en Islandia y Alaska— se ven acentuados por una música dramática con referencias indígenas, ecos de la naturaleza, susurros y voces agudas, como si se mezclaran en una licuadora Björk y Billie Eilish. Todo el entorno es eficaz y contribuye a incrementar la exasperación, el ahogo, el invierno interior que viven los habitantes de Ennis, cuyas precarias esperanzas languidecen en la oscuridad.

Es de alto vuelo la producción de True Detective en su nueva temporada. Su libreto va tomando cada vez más riesgos, la presión va en aumento y sus episodios de una hora empujan a ver el siguiente para resolver los misterios. Está bien escrita, bien actuada, bien realizada.

Lo único que ensombrece (nunca tan oportuno) esta serie es su ambiente lúgubre y depresivo: no recomiendo verla a solas en una tarde gris. Por momentos, me recordó una escena de El huevo de la serpiente, el clásico de Ingmar Bergman, en el cual David Carradine le dice a Liv Ullmann: “Desperté de una pesadilla y descubrí que la vida era peor”.