La coleccionista de huellas

 

La artista Carolina Borrero explora el carácter escultórico de la materia y sus mutaciones. 

 

CAROLINA BORRERO (1988) tiene muy claro que la experimentación es un medio para crear. “Estamos acostumbrados a pensar nuestro entorno desde una visión antropocéntrica en la que el ser humano es el que transforma y manipula sus entornos a conveniencia. Sin embargo, si uno se plantea el territorio más allá de esa mirada, entiende que no solo nuestra especie tiene capacidad de agenciamiento y transformación: las plan- tas, las rocas, incluso los desechos participan de las acciones constantes que definen las características de un entorno”, explica la artista.

Su curiosidad y deseo por explorar el mundo la han llevado a crear obras con cutícula vegetal, viruta de madera y aloe vera deshidratado, materiales que le dan forma a sus reflexiones en torno a la coexistencia, la transformación y la huella. Dichos conceptos son centrales en su obra, ya exhibida en galerías como La Cometa, Elvira Moreno y El Dorado.

“Los territorios son un espejo de nosotros como sociedad, y en ese sentido me resulta interesante desplazar la mirada hacia sus materiales, los entornos y todo lo que tienen que decirnos estos de nosotros mismos”, comparte Borrero.

Proyectos artísticos como Cuerpos de agua o Cobijo, además de premios como el de Arte Joven de la FUGA o el Sara Modiano, son muestras vivas del trabajo de esta artista bogotana, que durante más de 10 años ha experimentado la metamorfosis de la vida. 

 

 

 
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