Fotografías Shutterstock
3 de Noviembre de 2016
Por:
Redacción Credencial

En 90 años de edad y 63 de reinado, la reina Isabel se ha portado como se lo exige la tradición inglesa y, así, ha sobrevivido a los escándalos de sus hijos y nietos. Siempre impoluta, ¿se atreverá algún día a infringir alguna norma?

La austera longevidad de la reina Isabel II

La reina Isabel es aburridísima en público y divertidísima en privado. Eso dice Tim Dowling, columnista de The Guardian, diario británico que por estos días le dedica un especial a la vida de la Reina. Quienes se le acercan, cuenta Dowling, la describen como una mujer aguda, con un humor malicioso y perspicaz. Pero la Reina, de 90 años, la mujer que más tiempo ha gobernado en la historia de las monarquías en el planeta entero, no ha dicho una sola frase interesante en 23.226 días, 26 horas y 24 minutos de reinado. 

No a los medios, no en sus discursos. O, si se pronunció alguna vez con un enunciado provocador o cuando menos potente, es imposible encontrarlo. Eso sí, su silencio no la convierte en un florero. No precisamente: sobre el papel, la reina Isabel es la rectora de 19 estados soberanos pertenecientes a la Mancomunidad de Naciones y la líder suprema de la Iglesia británica. Eso le permite declarar la guerra a quien se le venga en gana, antojarse de un pedazo de tierra y tomarlo, perdonar a algún condenado por un delito, dar el consentimiento real a las leyes del Parlamento para que, en efecto, se conviertan en ley y, además, es la única británica que, haga lo que haga, jamás irá a la cárcel. Se entiende que la Reina no comete delitos. Es inmune. 

 

 

Colección de estampillas que muestran a la reina Isabel en distintas etapas de su vida.

Sin embargo, una vez la monarquía se hizo constitucional perdió su poder ejecutor y se convirtió en una figura simbólica. Aunque podría hacer muchas travesuras con lo que la ley le permite, Isabel se ha limitado a asistir a eventos, visitar 129 países diferentes, recibir 7 papas y nombrar a 12 primeros ministros que han pasado por sus 63 años de reinado. A la hora de la verdad, las funciones de la corona, actualmente, se restringen a estabilizar su territorio, y a Isabel no le va mal en eso. No le cuesta callarse, dar la mano y sonreír.

Debe ser porque tiene suficiente con el ruido que sí hace su familia. En público, los divertidos son sus hijos, su mamá y su hermana. Prueba de eso es que si bien Isabel ha estado casada por 68 años, es la primera reina en la historia en tener tres hijos divorciados. 

Solo con la polémica generada por el desenlace del matrimonio entre su hijo, el príncipe Carlos, y la princesa Diana, Isabel habría tenido ruido por toda la eternidad. En octubre del año pasado, Ingrid Seward, editora del Majesty Magazine, publicó The Queen’s Speech: An Intimate Portrait of the Queen in Her Own Words, libro en el que la Reina asegura que realmente quería ayudar a ‘leidy Di’ pero no sabía cómo, que no la odiaba, que le encantaba su espíritu joven y su inocencia, pero que después se sintió traicionada. Esa revelación es nueva. Poco había hablado Isabel sobre Diana, y se dijo que nunca la quiso. 

La historia de peluquería es la siguiente: Isabel casó a su hijo Carlos con Diana porque ella era descendiente de la familia Spencer. Eso beneficiaba a su familia, pues su mamá, la borracha y fiestera reina madre, era de ascendencia rusa. La misma Isabel se beneficiaba: su esposo Felipe viene de la casa alemana Habsburgo. 

 

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Diana, en cambio, heredaba un apellido real. Supuestamente era la princesa plebeya. Y lo era a su manera: tenía muy bajo perfil, era profesora de preescolar. Pero la realidad es que contaba con algo que la familia del príncipe no: sangre azul. Resultaba mucho más conveniente un matrimonio con Diana que con Camila Parker, la novia eterna de su hijo Carlos.

Luego, a la reina Isabel le tocó ponerse al frente de los escándalos por las infidelidades de su hijo con Camila, que Diana no toleró y denunció. A eso es a lo que la Reina llama ‘traición’. Cuando la separación estaba ya en firme, Diana supuestamente se accidentó en su carro, en compañía de su nueva pareja. A Isabel también le tocó manejar ese ‘supuestamente’. La prensa empezó a especular sobre un posible asesinato, dado lo inconveniente que resultaba para la familia real que Harry y Guillermo, hijos de Diana con Carlos, tuvieran un hermano con otra ascendencia.

Pese a ese caos, y al de su hermana Margarita –que ha pasado por noviazgos tormentosos con varias estrellas de rock– la Reina se ha mantenido impoluta. Regia. Ni el caos ni los cambios de los tiempos han logrado destronarla. De hecho, se moldea bastante bien. En los pasados Juegos Olímpicos aceptó que usaran su imagen para inaugurar el evento. El video de la reina siendo lanzada de un paracaídas por James Bond se volvió legendario. También el video de su primer trino, que lanzó en 2014, y el de su primer correo electrónico, en 1976.

Además, la ayuda su pasado. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando aún era princesa, Isabel se mostró siempre firme al lado de su padre. Salió a las calles para ayudar como enfermera y fue receptiva con los pobres. Eso le bastó para ganarse al pueblo. Ahora que cumple 90 años, la Casa Real se prepara para “botar la casa por la ventana”. Durante tres días, 1.500 artistas ingleses recrearán la vida de la Reina. Se usarán caballos, su animal favorito. De pronto, por fin, el mundo la verá darle rienda suelta a esa perspicacia, a ese humor agudo que durante décadas ha guardado para los más cercanos. Su cumpleaños 90 parece un buen día para que la Reina deleite a su gente con lo mejor de ella.

 

 

*Publicado en la edición impresa de abril de 2016