Conocido por haber escrito Seinfield, David se interpreta a sí mismo en la serie. Foto: cortesía HBO
Conocido por haber escrito Seinfield, David se interpreta a sí mismo en la serie. Foto: cortesía HBO
28 de Febrero de 2024
Por:
Julio César Guzmán @Julguz

La célebre comedia Curb Your Enthusiasm estrenó su temporada final en HBO Max, sin renunciar a su humor incorrecto e irresistible. 

Se agotó el entusiasmo de Larry David

 

 

LUEGO DE 11 EXITOSAS temporadas, llega a su fin la aclamada comedia Curb Your Enthusiasm con sus últimos actos, empapados de la histeria que caracteriza a su protagonista: Larry David, creador y guionista de Seinfeld. Esta figura icónica de Hollywood recrea su vida de productor de televisión interpretándose a sí mismo y metiéndose en líos por su egoísmo, intolerancia y chispeante honestidad.

En la serie, Larry David es el paradigma del viejito cascarrabias que todos llevamos dentro, pero tratamos de silenciar. Discute con los meseros, se queja en su club de golf; en temporadas pasadas lo hemos visto gruñirle y golpear a un empaque plástico que no puede abrir: ¡pelea hasta con Siri, la asistente digital de su celular! Por ello, no es raro que en este cierre se vea envuelto de nuevo en problemas legales. Razones no le faltan: desde el primer episodio reaparece una de sus recientes pesadillas, María Sofía Estrada, un personaje que llegó en la temporada 11 como empleada de la taquería El Taco Llama. La mujer tiene ínfulas de actriz y se tornó una agonía para David.

 

En general, sus amigos (que a veces son sus peores enemigos) siguen manteniendo esa relación de amor/odio que condimenta la serie y constituye una de sus principales fortalezas. Como suele suceder, las habilidades de David para socializar no son las mejores: ya en temporadas pasadas tuvo problemas con actores famosos como Michael J. Fox, Lucy Liu, Jon Hamm e incluso con escritores como Salman Rushdie o cineastas como Martin Scorsese.

 

En los diez capítulos que se verán por la plataforma HBO Max no faltan las apariciones breves de grandes celebridades (no diré cuáles para alimentar su curiosidad). Pero además, sus allegados famosos, como Ted Danson, Vince Vaughn y su amigo leal y productor de la serie, Jeff Green, le dan cuerda a su amargura y lo acompañan hasta el final.

El legado que deja esta producción es la habilidad de David para encontrar el humor en cosas cotidianas, ya sean íntimas o públicas. Su modo de ser, a la vez detestable y adorable, funciona como conciencia de la sociedad señalando los defectos que todos queremos ocultar, las cosas que uno no es capaz de decirles a los amigos, la familia o la pareja: David es “humano, demasiado humano”, parafraseando a Nietzsche. Su aguda ironía es tan judía como la de Woody Allen o La maravillosa Mrs. Maisel y eso le ha granjeado Globos de Oro, premios Emmy, múltiples galardones y generosos comentarios de la crítica.

Pero la paradoja es que al convertirse en serie de culto para ciertos pseudointelectuales, la fama le explotó en la cara en forma de meme: su arista más popular es la ‘fanfarria’ final, con los créditos, que se usa en las redes sociales para apostillar breves videos de hechos insólitos y risibles. Nunca imaginó el músico italiano Luciano Michelini que su canción Frolic, compuesta para el cine y retomada luego por Larry David al comienzo y al final de sus episodios, se convertiría en el himno de la burla en pequeñas cápsulas digitales. ¡Salud por ellos y que moderen su entusiasmo!