Foto: UIP
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5 de Abril de 2024
Por:
Mario Alcalá

 

Dar con una buena película biográfica es una lotería. Pueden ser injustificadas, imprecisas o, incluso, instrumentalizadas por actores ambiciosos. 

 

Biopics: unas de cal y otras de arena

ES UNA CORRIENTE que busca plasmar en fotogramas los aspectos más importantes de un personaje de la vida real. No obstante, no hay una fórmula mágica que garantice el éxito de este tipo de largometrajes.

El reciente estreno de Ferrari, la cinta dirigida por Michael Mann (Heat de 1995 y The Insider de 1999), motiva la siguiente pregunta: ¿qué tipo de personajes justifican rodar un biopic?

No es un secreto que en Hollywood les fascina producir películas biográficas sobre personas, sea por su apellido rimbombante o porque hay grandes marcas comerciales involucradas. En el caso de Enzo Ferrari, más allá de que haya creado, junto con su esposa, la mítica fábrica de autos deportivos, la mayor parte de su existencia se limita a la normal de un empresario. Y el guion —en vano, creo yo— adorna la cotidianidad de este hombre de negocios con efímeras carreras plagadas de malas imágenes elaboradas con software (CGI). Y, claro, con un "lío de faldas" de tamañas proporciones.

Existe otro fenómeno: los biopics son un recurso frecuente para actores y actrices que buscan, desesperadamente, la atención de los Premios Óscar. Una oportunidad para agradar a los miembros de la academia y, quizá, conseguir la anhelada estatuilla. Un caso reciente es Maestro, protagonizada por Bradley Cooper. Ningún mortal puede negar que la vida y obra del músico Leonard Bernstein daba para hacer una gran película, dado el desbordante talento del reputado director de orquesta, sus legendarias composiciones, su apasionada manera de dirigir y su agitada vida sentimental.

Desafortunadamente, Cooper dedicó sus esfuerzos a lograr el parecido físico con Bernstein, pero olvidó plasmar otras cosas clave, mientras el guion hizo que todo se quedara en algo muy cercano a una telenovela mexicana.

Por su parte, Oppenheimer, protagonizada por Cillian Murphy —quien acaba de ganar dicho premio—, es muestra de otro de los pecados. Si bien es una obra maestra en su dimensión técnica, distorsiona la historia del padre de la bomba atómica para hacerle una lavada de cara monumental al gobierno norteamericano.

Por supuesto, existen afortunadas excepciones: Vice, de 2018, plasma sin tapujos y con verdadera genialidad la polémica carrera del nefasto —pero a la vez enigmático— Dick Cheney; Rocketman, de 2019, no cae en las imprecisiones y el facilismo de Bohemian Rhapsody, y logra —de manera cruda y divertida— acercarse a la propia intimidad de sir Elton John.

En conclusión: no cualquier personaje reconocido en la vida real motiva un buen biopic. Y, si se va a plasmar la vida de alguien en el cine, ojalá que se narren todas sus facetas, por más dolorosas o comprometedoras que sean.

 

ESTRENOS

Duna 2

Luego del exitoso estreno de la primera entrega (2021), se le dio vía libre a Denis Villeneuve para la conclusión de la épica puesta en escena inspirada en la novela de Frank Herbert. Estaremos absortos en el mundo de los fremen, los Atreides y los Harkonnen, embriagados de la especia melange.

Todos somos extraños

 

Con el sobrevalorado Paul Mescal (Aftersun) en el reparto, este entrañable drama, que es un tanto surrealista, habla sobre la felicidad que se vivió al lado de los seres queridos y acerca de cómo duele su ausencia en la insondable soledad de la adultez.