Entrevista
El año pasado, el Ministerio de Cultura le concedió el Premio Vida y Obra a Maruja Vieira, periodista, relacionista pública, profesora universitaria, y, sobre todo, poeta, quien fuera en los años noventa una de las más firmes defensoras de su creación, con la convicción de que un ministerio del ramo sacaría de su postración a la Cultura, Cenicienta siempre relegada en el presupuesto nacional.
Su obsesión: las sillas Rimax. Este artista bogotano las ha logrado representar de diferentesformas, colores y texturas, pasando desde el simple dibujo, hasta llevar su figura en impresiones sobre la arena, pero, ¿qué lo ha llevado a través de su obra a tener tanta pasión por este objeto?
Su reino de este mundo queda en el magnífico edificio art déco de la Biblioteca Nacional de Colombia, diseñado por Alberto Wills Ferro hace 75 años. Su destino estaba marcado porque ya era lectora cuando cambió la fiesta de quince por los siete tomos de En Busca del Tiempo Perdido de Proust, invadida por la peste incurable del amor a los libros. Es filósofa, editora y librera.
Nací en Barranquilla en 1963. Tenía cuatro años cuando mis padres se separaron y mi mamá se quedó sola en Bogotá. Mi abuelo, que ya tenía diez hijos con mi abuela, me dijo que me fuera con mi hermana para Arenal a pasar unas vacaciones que duraron 13 años. Arenal queda frente a Soplaviento, en el norte de Bolívar, a una hora de Cartagena.
Un libro completamente diferente a todos los que usted ha escrito. ¿Por qué decide crear una Bogotá zombi?
¿Cree que en Colombia falta una legislación más clara sobre temas de derechos de autor en internet?
Cuando uno oye lo que usted opina, le queda la impresión de que en internet quieren regularlo todo. ¿Por qué habría ese interés?
Camino a Chile, Broderick, australiano de origen irlandés, entró a Colombia en 1969 porque una monja le había hablado de Germán Zabala, uno de los creadores del Grupo Golconda, que estaba preso en la cárcel Modelo. ‘Joe’ se convirtió en estafeta de estos curas revolucionarios que, bajo la orientación de la teología de la liberación, dieron mucho de qué hablar mientras se jugaban la vida por los pobres.
¿Cuál es la razón por la que ‘Pescador’ es una película de bajos costos?
Sebastián Cordero: Bueno, ‘Pescador’ nace en un momento donde otros proyectos grandes se habían caído, y yo necesitaba tener un proyecto listo en el bolsillo cuando pasaran ese tipo de cosas. Era un proyecto pensado en que no dependiera de grandes recursos.
Cuando regresó de un viaje a Berlín, sus dos perros berneses de la montaña la saludaron con tal ímpetu, que dieron con su humanidad en el suelo y le asestaron una fractura doble en el tobillo izquierdo, que la obligó no sólo a posponer hasta abril el lanzamiento de su nuevo libro, Hot Sur (Planeta), sino a dedicarse a estructurar su siguiente novela.