Donald Trump

No parecía haber ninguna novedad. Ya desde comienzos de 2018 se había especulado con la posibilidad de que Donald Trump no llegaría a finales de ese año en el cargo. Por ese entonces, la investigación sobre su posible participación en una supuesta trama con Rusia para hackear el sistema informático del Partido Demócrata, antes de las elecciones, lanzaba las primeras especulaciones sobre un impeachment. Pero el año terminó, así como la investigación, y Trump siguió despachando desde la Oficina Oval.
 

Dos horas a puerta cerrada y una más frente a la prensa bastaron para que el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y el de Rusia, Vladimir Putin, causaran indignación en el país norteamericano.

Ante los asistentes a la conferencia de la organización One Young World en 2014, Yeonmi Park definió a su país, Corea del Norte, como un lugar difícil de imaginar. Dijo que solo hay un canal de televisión, que no hay internet y que sus habitantes no son libres de ver, pensar o vestir lo que quieran. Contó que allí se han ejecutado personas por hacer llamadas internacionales no autorizadas y que no hay libros, reportajes, canciones o películas sobre historias de amor. “No existe Romeo y Julieta. Todas las historias son propaganda para promover a los dictadores Kim”.

 

Durante la cumbre de la OTAN de este año, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró a la Organización del Tratado del Atlántico Norte como “obsoleta” y comprometió a los países aliados a dedicar el 2% de su PIB a la defensa, acuerdo que ya se había firmado pero que no se ha cumplido.

 

El presidente norcoreano Kim Jong-un aseguró el pasado 10 de agosto que uno de sus principales objetivos nucleares sería Guam. ¿Y por qué Guam? Bueno, porque la isla, ubicada en la región occidental del océano Pacífico con una superficie de 543 kilómetros cuadrados­, ha sido clave en la política estadounidense. Se trata de uno de los 17 territorios no autónomos que pertenecen a Washington. También es denominada territorio no incorporado, es decir, que no forma parte del territorio nacional de los Estados Unidos aun cuando está bajo su soberanía.

Abrir el debate internacional de cómo recomponer o cómo redefinir la relación con Cuba le sirvió a Barack Obama para ganar espacio ante un Congreso que estaba buscando este tipo de maniobras. Políticamente fue útil para su gobierno, pero en la práctica, tanto para el pueblo cubano como para el estadounidense, este acuerdo no hizo grandes cambios. Si bien generó unas dinámicas, no cambió la situación política y económica de la isla. Ahora que  Donald Trump está a la cabeza, las decisiones de salirse de acuerdos internacionales han sido aceleradas.

La carrera hacia la Casa Blanca ha estado llena de titulares escandalosos, de acusaciones y declaraciones poco correctas. Muchas de las informaciones se han centrado en las polémicas palabras de Donald Trump, mientras que otras han destacado las bondades de que una mujer consiga la Presidencia estadounidense.