Esmad

EN LAS NOCHES del 21, 22 y 23 de noviembre, el presidente Iván Duque no fue el único que poco durmió, o que lo hizo con un ojo abierto. En su orilla, la angustia era de carácter político: a él y a su gabinete se les había ‘encaramado’ en un par de tardes –y a fuerza de multitudes y arengas, de pedradas y disparos con trágicos destinos– la mayor crisis que ha tenido que enfrentar desde que llegó a la Casa de Nariño.

La capitana Viviana Alvarado llegó al Esmad hace año y medio sin tener muy claro lo que hacía. Pero no se arrepiete, porque, según dice, "es un reto".

“Hacemos el mismo trabajo de los hombres, pero no dejamos de ser femeninas. La esencia de lo que es la mujer no se pierde”, dice  Alvarado. Se refiere al maquillaje, a la suavidad y a las buenas maneras.