Cesar Acevedo

Cali luce inmóvil a los ojos de César Acevedo. Los años pasan, pero es la misma de ¡Que viva la música! Está ahí, estática, atrapada en un único tiempo y un único tempo. El tempo caleño, podría decirse: el del voseo cadencioso, la salsa, el buen clima. Y el de las contradicciones: que en la región que dio a luz a Andrés Caicedo haya más centros comerciales que museos y bibliotecas, por ejemplo; o que se viva la música y se muera en las esquinas.