Dicken Castro

Hacía poco que acababa de dar las últimas brazadas de su práctica diaria de 700 metros de natación cuando ya estaba embebido en lo que ha sido toda la vida: un transformador de lo cotidiano, de lo común y corriente y de lo inadvertido  en  algo  útil y  artístico.

Durante los años sesenta y setenta, el país sufrió un gran revolcón en términos culturales por cuenta de tres mujeres: Marta Traba, Emma Araújo de Vallejo y Gloria Zea. Fueron décadas de profundos cambios, como la fundación y renovación del Museo de Arte Moderno de Bogotá, por Marta Traba y Gloria Zea, y la modernización del Museo Nacional por parte de Emma Araújo de Vallejo.