Libros


  • ¿En qué momento se interesó en contar la historia de Sergio Cabrera y de su familia?
  • Tengo entendido que marcó el punto final de esta novela en enero de este año. Sin embargo, el ambiente oscuro y casi apocalíptico de las primeras páginas parece trazado por la incertidumbre del confinamiento. ¿Qué inspiró esta tonalidad?
  • La novela es una ficción basada en hechos reales. ¿En dónde y cómo conocieron la historia original?
  • Tanto sabe usted de Álvaro Gómez Hurtado que se ‘antoja’ casi imposible entender que nunca lo hubiera conocido. ¿Cómo logró comprender su vida y obra a tal profundidad?

 

Mario Mendoza

Akelarre

De verdad quiero a la Feria Internacional del Libro de Bogotá –desde antes de que la llamaran como una mascota animada: Filbo– con la resignación con la que quiere uno las cosas que quiere aquí en Colombia, con la paciencia, mejor dicho, con la que puede uno quererse a uno mismo. Me gusta que siempre mejore. Me gusta que le guste tanto a todo el mundo. Soy consciente de que desde hace muchos años, desde hace décadas ya, ha sido organizada por hombres y por mujeres brillantes.

La muerte de su padre le hizo reflexionar sobre la familia. Dice que descubrió que la suya, como todas, era disfuncional. Y aclara que esto, lejos del imaginario colectivo, no es negativo sino que es casi un culto al caos. A sus 51 años, Víctor de Currea-Lugo afirma que esa suerte de ‘micro caos’ que vivió en su infancia le dejó muchas cosas. Que su madre le enseñó el valor del silencio y, también, a leer y a escribir. Y que de su padre aprendió a decir las cosas. A conversar, a hablar en público.

 

  • Usted ha publicado más de 10 libros de no ficción y su labor como periodista fue galardonada con un premio Ortega y Gasset, ¿por qué decidió saltar a la ficción con un tema tan periodístico como la Revolución Bolivariana?

María Elvira Pombo llevaba un buen tiempo sentada en una librería en espera de que algo pasara. Había pensado: “si ustedes verdaderamente existen, quiero que me caiga un libro en las piernas”. María Elvira, la administradora de empresas, la que había conseguido trabajar en la multinacional financiera de sus sueños, la analítica, estaba poniendo a prueba a los ángeles, a sus ángeles.