29 de Julio de 2015
Por:
Mauricio Romero

Las industrias de la música, el cine y la televisión han tenido que adaptarse a las exigencias de una audiencia cada día más volátil y con poca paciencia para dejarse seducir.

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Cuando quiera y donde quiera

A la velocidad de internet banda ancha. Así de vertiginosos han sido los cambios en los hábitos del consumo digital en los últimos años. Son tan drásticos que los operadores de cable, los generadores de contenido audiovisual, las casas disqueras, los estudios de cine y las productoras de televisión han tenido que reinventar su actividad.

“Creo que el mayor cambio que se viene –y ya lo estamos viendo– es la posibilidad de entender qué quiere la audiencia”, dice Román Guasch, director de desarrollo de negocios de Turner Latinoamérica. Según el ejecutivo de Turner, una compañía de Time Warner, dueña de CNN, Cartoon Network, TNT y otros canales, un factor determinante en la supervivencia de las empresas de entretenimiento digital será la velocidad con la cual sean capaces de leer las métricas y los patrones de conducta de sus abonados, para poder “probar, fallar sin invertir muchos recursos y volver a probar para aprender del fracaso”.

Dichos cambios se han evidenciado con mayor fuerza en las industrias de la música, la televisión y el cine. Los últimos 30 años han sido testigos de una guerra de formatos que está lejos de terminar. A los discos musicales de vinilo, por ejemplo, que reinaban en la década de los ochenta, le sucedieron los discos compactos (CD); el VHS, tan innovador en la época de ‘E.T.’ y ‘Martes 13’ porque permitía llevar el cine a casa, sucumbió frente a la llegada del DVD, que evolucionó hacia la alta definición con sorprendente habilidad. Pero ni uno ni otro han podido detener la revolución que han provocado internet y la telefonía móvil.

Solo en el terreno de la música, las opciones de suscripción en línea, los reproductores de música portátil, las nuevas generaciones de teléfonos móviles y las descargas de canciones y álbumes enteros en calidad similar a la del CD (como los de la tienda iTunes, de Apple), provocaron una caída en la compra de CD del 95 por ciento del mercado en 2002 al 48 por ciento. La razón es que muchos consumidores no ven la necesidad de seguir comprando discos físicos.

La línea se abre paso

En sus primeros cuatro años de vida, las descargas en línea crecieron hasta un 30 por ciento. Herramientas como YouTube hicieron lo demás. De hecho, hoy YouTube se considera el mayor generador global de contenido audiovisual en streaming, con una cantidad de usuarios cuyo número corresponde a una sexta parte de los habitantes del planeta, es decir, más de 1.000 millones de personas.

Algo similar ha sucedido en el campo cinematográfico. Recursos como el abono a servicios por suscripción han transformado a tal punto el negocio que muchos productores han concentrado su inversión en los productos para la Red. Netflix es quizá la compañía más destacada en este campo, con series tan exitosas como “The orange is the new black” y “House of cards”. Pero no es la única. De hecho el director colombiano Rodrigo García Barcha, en asocio con Jon Avnet, fue uno de los pioneros en la realización de series de capítulos de ocho minutos para transmitir por YouTube.

Por su parte, la televisión por suscripción ha tenido que migrar hacia las nuevas plataformas. “Los proveedores de contenidos se han visto obligados a extender los derechos, de modo tal que los usuarios puedan disfrutar de los contenidos en otros dispositivos”, opina Guash.

El paradigma ha cambiado. Según cifras reveladas por el Ministerio de las TIC en Colombia, en 2014 el uso de formatos digitales en línea creció casi un 95 por ciento. “Yo no volví a bajar música al celular, pues tengo cientos de miles de canciones en internet y las puedo escuchar en el momento y el lugar que yo quiera”, dice Marcela Ramírez, usuaria de Deezer, un servicio de música en streaming que operadores de telefonía como Tigo ofrecen como parte de sus servicios (Tigo Music).

Los servicios de música en streaming, que cuentan con más de 100 millones de usuarios en el mundo, se han popularizado gracias a su eficiencia, calidad y cantidad de canciones disponibles en todos los géneros. Ejemplo de ello son los servicios como Deezer, Spotify, Napster, Rdio, Pandora y Sonora, que ofrecen música por pedido (on demand), y sistemas como iTunes Radio, LastFM y TuneIn Radio, emisoras temáticas que se ejecutan desde internet y funcionan mediante ‘apps’ que se descargan al teléfono móvil.

Tal es la fuerza de esta tendencia, que algunos fabricantes de equipos de audio se han unido con servicios de streaming de música. Es el caso de LG, que presentó recientemente una alianza con Google Cast, que permite escuchar música de alta calidad del servicio Google Cast en los parlantes inalámbricos de LG, los cuales no necesitan un equipo de sonido para operar, sino apenas un celular, un televisor o una tableta. Estos sistemas de sonido son mucho más inteligentes, pues permiten, por ejemplo, seguir escuchando en casa la música que el usuario viene escuchando en su celular cuando llega de la calle, sin necesidad de presionar botones ni ejecutar complicadas configuraciones.

Otro fabricante de equipos de audio, Harman Kardon, también tiene un portafolio de productos que se ajusta a la nueva tendencia de escuchar música desde el teléfono móvil en parlantes de alta potencia, que funcionan de manera independiente e inalámbrica. Tal es el caso del modelo Aura, una bocina omnidireccional de diseño estilizado que produce sonido envolvente. Este aparato se conecta con cualquier dispositivo mediante tecnologías de comunicaciones inalámbricas Bluetooth y WiFi, por lo cual prescinde de conexiones físicas para memorias USB o discos. Además, reproduce música desde dispositivos con sistemas operativos Android, Apple y Windows.

APPLE, EN LA ONDA DEL ‘STREAMING’

La marca de la manzana lanzó el 30 de junio su servicio de emisoras y radio en streaming Apple Music, en 100 países distintos. La apuesta por entrar en este mercado viene acompañada por Beats One, una radio en línea las 24 horas, y Connect, una plataforma en la que los artistas podrán compartir fotos, videos, letras y nuevas canciones con sus seguidores.

Sin embargo, consolidarse no será fácil. Al frente tendrá competidores que le llevan varios años de ventaja en el mercado, con la sueca Spotify a la cabeza y muy de cerca la francesa Deezer. Con más de 75 millones de usuarios, 20 millones de los cuales son suscriptores que pagan, Spotify ha generado 3.000 millones de dólares para la industria musical por concepto de derechos, según su último reporte.

Una de las principales ventajas de este servicio, que cuenta con 30 millones de canciones, es la posibilidad de sincronizar las tonadas con dispositivos móviles y con el computador.

Deezer, por su parte, posee 35 millones de canciones en su directorio y ofrece listas de reproducción recomendadas con base en los gustos del usuario a partir de las canciones que escucha, además de una lista de conciertos en video. Tanto estos servicios como Apple Music cuentan con funciones básicas similares, como la creación de listas de reproducción, escuchar las canciones sincronizadas sin conexión y la posibilidad de compartir los contenidos a través de redes sociales. El costo del servicio es de 9,99 dólares (25.000 pesos), una tarifa similar a la de sus competidores.