Foto: IStock.
Foto: IStock.
9 de Noviembre de 2022
Por:
Mauricio Romero

La posibilidad de una disparada en el precio de la gasolina jamás vista podría ser el  detonante para acelerar la adopción de estos vehículos e implementar su infraestructura.

Colombia, sin reversa en autos eléctricos

Conducir un vehículo eléctrico por vías impecablemente pavimentadas. Tener estaciones de recarga a disposición, casi tan abundantes como las de gasolina. Gozar del silencio de la marcha, del confort, de la conducción relajada y sin meter cambios. Si así es la cosa, qué rico hacer viajes cada vez más largos…

El panorama descrito no pertenece al futuro lejano. De hecho, así comenzó a sentirse el universo automotor en Portugal en 2010, cuando la industria de los automóviles eléctricos ni siquiera se vislumbraba como es hoy. Es que, actualmente, algunos países como Alemania tienen proyectado dejar de producir carros con motores de combustión interna (diésel y gasolina) en 2030. Lo mismo ocurre en algunos estados de EE. UU., como California, que planea lograr lo dicho en 2035.

A esta ola se subieron tantas naciones que, durante la última década, las ventas de vehículos eléctricos han crecido un 21,7 % anual, según un estudio del Financial Times. Se espera, de hecho, que ese mercado global crezca de 8,1 millones de unidades vendidas en la actualidad a casi 40 millones en 2030, de acuerdo con el mismo informe.

¿Cómo ha despegado el mercado? Gracias a iniciativas como la de Alemania, que subvenciona la compra de vehículos eléctricos con hasta 6.000 euros para el cliente. Lo malo es que muchos avivatos aprovecharon estos incentivos, que vienen del dinero de los contribuyentes, para comprar carros eléctricos a buen precio en Alemania y revenderlos meses después, más caros, en Dinamarca y otros países vecinos. En consecuencia, el Gobierno alemán anunció que irá desmontando el subsidio, a 4.000 euros en 2023, y los eliminará por completo en 2025. Además, les exigirá a los compradores de carros eléctricos que los conserven mínimo durante un año antes de venderlos (previamente eran solo seis meses).

Con todo y estos tropiezos, la industria de los eléctricos no tiene reversa. Hay que considerar, además, que el mundo debe llegar a la meta de cero emisiones en 2050 si, como especie, pretendemos evitar que el planeta se caliente más de 1,5 grados centígrados para esa época. En tal sentido, los autos eléctricos proveen una solución radical para mitigar el impacto de la segunda fuente más contaminante después de la industria: el transporte automotor.

Solo ventajas

En los últimos 10 años, los carros eléctricos han bajado de precio, han mejorado la autonomía (número de kilómetros recorridos con una sola carga), ofrecen más confort, son más veloces, incluyen más tecnología y, sobre todo, no contaminan. Son tantas las emisiones de gases de efecto invernadero que ahorran que en países como la India —por poner un ejemplo— se dejará de producir una gigatonelada de dióxido de carbono para 2030: un área equivalente al Parque Central de Nueva York, ¡con una altura de 300 metros!

Otra de las ganancias ofrecidas por estos vehículos es el ahorro de costos de operación y mantenimiento. En términos reales y actuales, sale más barato recorrer un kilómetro con energía eléctrica que con gasolina o diésel. Y dado que estos carros tienen menos partes móviles, son menos proclives a dañarse o, por lo menos, las reparaciones duran más tiempo en presentarse que en un vehículo tradicional. Los cálculos de algunos fabricantes revelan que un carro eléctrico ahorra hasta 70 % en costos de mantenimiento.

Conducción más relajada

Desde los primeros vehículos eléctricos se le ha apuntado a la sencillez en términos de maniobra. Es, por eso, muy sencillo y básico darles dirección, acelerarlos y frenarlos, todo ello con nula contaminación auditiva. Y es que está comprobado que el ruido del carro con motor de combustión interna, así como del tráfico en general, aumenta los niveles de estrés de conductores y pasajeros, y puede generar ansiedad, depresión, aumento de la presión arterial, enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.

Trayectos más largos

A medida que avanza la industria, crece la autonomía de carga, es decir, el número de kilómetros que se pueden recorrer con una sola carga. Ejemplo de eficiencia en la marcha son los modelos como el Ford Mustang Mach-E RWD, el Rivian R1T, el Kia EV6 Long Range y el Hyundai IONIQ 5, que recorren más de 480 kilómetros con una sola recarga (alcanza para ir de Bogotá a Bucaramanga sin ‘tanqueo’, y hasta le sobra un poquito).  


¿Y en Colombia?

Según cifras de agosto de 2022 recogidas por la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible, Andemos, Colombia lidera las ventas de vehículos de bajas emisiones de Latinoamérica, con casi 2.500 unidades vendidas, entre eléctricos e híbridos (que combinan motor eléctrico y de gasolina).

No obstante, esas cifras son incipientes si se comparan con las de Europa. El 36 % de los carros nuevos que se venden en el Viejo Continente son eléctricos, comparados con tan solo un 1,4 % en Colombia. En nuestro país, el 11 % de los carros nuevos vendidos equivale a híbridos y eléctricos.

Precio alto e infraestructura insuficiente

Además de la falta de infraestructura actual para la recarga de vehículos eléctricos en el país, una de las principales causas de su lento despegar es su elevado precio. Varios de los modelos más básicos y modestos cuestan alrededor de 100 millones de pesos, es decir, entre dos y tres veces más que un vehículo tradicional de nivel de entrada o de gama media baja.

El otro obstáculo actual es la falta de estaciones de recarga en el país. Según publica la firma Electromaps en su sitio web, existen tan solo 215 estaciones de recarga en el país y casi 500 conectores.

En cuanto a la recarga en el hogar, un kit soluciona esa necesidad, siempre y cuando sea en una casa, pues el asunto se complica en los bloques de apartamentos, dado que el costo de la energía se puede monitorear y cobrar en cada apartamento, mas no en las zonas comunes o en los garajes. Imagine vivir en el piso 10 y sacar la energía de su apartamento para recargar el carro en el sótano.

Sin embargo, ya existe la posibilidad de implementar en el país un servicio de recarga con un contador, para que cada usuario pague lo que consume mensualmente por la recarga de su vehículo al mes. La mala noticia es que este sistema no podría implementarse antes de 10 años.

Menos impuestos

Los vehículos eléctricos e híbridos que se venden en el país pagan un 10 % de arancel, comparado con un 35 % para los tradicionales, si se importan de países con los cuales Colombia no tenga un acuerdo comercial o TLC. En cuanto al IVA, para los carros traídos de países sin TLC con Colombia, este es del 5 % del valor del vehículo para los eléctricos, mientras que los de combustión interna pagan un 19 %. Los vehículos eléctricos e híbridos gozan de otros incentivos, como no tener pico y placa en las ciudades donde existe esa norma restrictiva.

Algunas soluciones

Hay empresas privadas que instalan puntos de recarga en los hogares. Incluso, con cargadores que se alimentan de energía solar. Adicionalmente, los principales proveedores de energía eléctrica en Colombia ofrecen alternativas para recargar el vehículo:

  • Enel, Bogotá: ofrece a las empresas y a los gobiernos locales la posibilidad de instalar estaciones de recarga (o electrolineras) por pedido, en zonas públicas. Bogotá cuenta con 38 electrolineras que reúnen más de 80 conectores.
  • Emcali, Cali: cuenta con 10 estaciones de recarga distribuidas en la ciudad.
  • EPM, Medellín: tiene dos ecoestaciones: EPM Exposiciones (glorieta Palacio de Exposiciones) y José María Córdova (Rionegro, en la estación Texaco). Las recargas se hacen mediante una tarjeta que entrega la empresa y con la cual se paga por la cantidad de energía consumida.