23 de Julio de 2015
Por:
Margarita Vidal

Noboru Takeuchi tiene nombre de japonés, pero nació en Colombia y estudió en la Universidad Nacional. Es experto en las ciencias de lo diminuto. Margarita Vidal habló con él sobre su conocimiento y sobre su vida.

Uno de los físicos más prestigiosos del mundo es bogotano

Si bien es cierto que el físico Noboru Takeuchi, ganador del Premio Latinoamericano de Popularización de la Ciencia y la Tecnología de la RedPop-Unesco, trabaja duro como investigador experto en nanociencias y nanotecnología, no lo es menos que vive feliz en un hermoso paraje de la península de Baja California, situado frente al océano Pacífico. Allí contempla todos los años uno de los espectáculos más fascinantes de la naturaleza al comenzar el invierno: decenas de ballenas grises llegan desde los mares de Bering y Chukchi, en Alaska, después de recorrer diez mil kilómetros, para procrear sus ballenatos en las aguas cálidas del Golfo de México. A veces  también las ve regresar a sus lugares de origen a finales de marzo, seguidas por sus bebés de media tonelada, con el primer aire tibio primaveral. Y si viaja al norte, Takeuchi se embelesa con el drástico cambio de paisaje en el Desierto de la Muerte, que diezmó hace cuatrocientos años las expediciones conquistadoras. Al profesor le gusta mirar el desierto donde centenares de cardones o cactus gigantescos revientan en miles de pequeñas flores de colores intensos. El paisaje es tan diverso en ese Estado de México, situado a escasos 80 metros de la frontera con Estados Unidos, que puede visitar a placer cercanas cumbres nevadas, islas paradisíacas, playas doradas, grandes bosques de pinos, o zonas mediterráneas donde crecen las famosas uvas de los valles de Guadalupe y de San Antonio de las Minas, por donde pasa la sugestiva Ruta del Vino de Baja California.
La ciudad donde vive el doctor Takeuchi se llama Ensenada y es ‘punta de lanza’ en investigaciones científicas. Declarada recientemente Ciudad del Conocimiento, alberga campos universitarios, facultades de ciencias, de arte y tecnología, tanques de pensamiento, centros de investigación, laboratorios de producción y difusión de la cultura digital, y un gran observatorio astronómico. Es la ciudad con más científicos por habitante. En ese ambiente propicio se estableció hace 21 años este investigador y divulgador científico colombo-mexicano, de ancestros japoneses, nacido en Bogotá en 1962.
Estudió Física en la Universidad Nacional de Colombia, donde se graduó con honores en 1984. En 1990 terminó sus estudios de doctorado en la Universidad de Iowa, donde obtuvo un Ph.D en Física. Luego, otro doctorado en la Escuela Internacional de Estudios de Trieste, Italia. En 1994 inició su actividad académica en el Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la Universidad Autónoma de México, en el Campus de Ensenada, donde actualmente es investigador titular C de tiempo completo. Ha sido investigador visitante en los departamentos de Química y de Física y Astronomía de Princeton, así como en el Instituto de la Nanoescala y Fenómenos Cuánticos de la Universidad de Ohio.
A Noboru le gusta recordar a Yu Takeuchi, su padre, quien para escapar de las rígidas costumbres del Japón, en la posguerra, atravesó medio mundo en un barco carguero hasta llegar a Colombia, donde ingresó por Buenaventura en 1956.
Tenía 29 años y había estudiado en la Universidad Imperial de Tokio. Dictaba clases en la Estatal de Ibaraki, pero detestaba la tradición que mantenía intactos los códigos de conducta establecidos 300 años atrás por el último Shogun. Por eso aplicó a una convocatoria para profesor en el Departamento de Matemáticas de la Universidad Nacional en Bogotá, donde su hijo Noboru entró muchos años después para estudiar Física.
El profesor Yu murió el año pasado en Bogotá, a los 87 años, después de haber sido toda su vida un pilar fundamental en la enseñanza de las matemáticas en Colombia, donde era reconocido como el académico más influyente en las relaciones de más de cien años entre Japón y Colombia.
En Ensenada, su hijo Noboru ha coordinado investigaciones en física de superficies y formación de nanoestructuras con estudiantes de maestría de la UNAM. Su hoja de vida cuenta que el enfoque principal de su investigación se caracteriza por su originalidad en la aplicación de métodos teóricos que permiten solucionar problemas de las nanociencias. Especializado en el estudio de las propiedades estructurales, electrónicas, dinámicas y magnéticas de sólidos, líquidos, sólidos amorfos y nanoestructuras, ha estudiado en particular las propiedades de superficies metálicas y semiconductoras y su modificación con el depósito de átomos y moléculas.

Sus estudios explicaron por qué las superficies de oro se reconstruyen y las de plata no, y han servido para explicar el comportamiento de otros sistemas como nanoalambres y nanopartículas de oro. Entre sus múltiples trabajos está la investigación sobre la funcionalización de superficies de silicio con moléculas orgánicas, y, en una colaboración con investigadores experimentales, la modificación (con el depósito de átomos metálicos) de nitruro de galio y otros semiconductores binarios, materiales muy usados en dispositivos optoelectrónicos.
El científico colombiano, nacionalizado en México, fue también fundador y coordinador de Ciencia Pumita, un extenso programa de comunicación de la ciencia para niños, para el cual ha escrito y publicado 26 libros, 15 de ellos en lenguas indígenas mexicanas, como náhuatl, mixteco, maya, zapoteco y purépecha, para enseñar a niños de diferentes etnias qué son la nanociencias y cuál la importancia de la nanotecnología.
Ha escrito más de 150 artículos, 110 de los cuales han sido publicados en revistas indexadas, cinco en capítulos de libros; el resto son artículos de divulgación de la ciencia. Sus artículos cuentan con más de 2.100 citas y su Factor H de Hirsch es de 25. Uno de sus libros se titula Nanociencia y nanotecnología: la construcción de un mundo mejor, átomo por átomo, publicado por el Fondo de Cultura Económica.

Si quiere leer la entrevista de Takeuchi con Margarita Ideal, vaya a nuestra Edición Impresa del mes de agosto.