Fotografías | Yuly Serna
20 de Enero de 2017
Por:
Yuly Serna

Yuly Serna, estudiante Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, viajó hasta Turbo, municipio del departamento de Antioquia y visitó al medallista olímpico de Río 2016 que también fue artesano y mecánico de bicicletas. 

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Una visita a la casa de Yuberjen Martínez

― ¿Quién quiere entrenar boxeo conmigo?―

― ¡Yo, yo, yo quiero entrenar!― dijo Yuberjen.

 

 

Casualmente en el mismo lugar, no muy lejos de la cancha, se encontraba un hombre bañado en sudor que lanzaba puñetazos al aire. Se trataba de “Baby” Antonio Mendoza, un reconocido boxeador y campeón mundial colombiano de los años 90, quien se acercó sin medir distancia hasta Yuberjen y sus compañeros donde de inmediato entabló una conversación con ellos. Yuberjen Martínez solo tenía catorce años, un poco menos de 165 centímetros de estatura y 45 kilogramos de peso, cuando asistía a su clase de educación física en el diamante de béisbol de Arboletes, Antioquia.

 

Sin pensarlo dos veces el adolescente se decidió, a partir de ese día, a llegar del colegio y reposar después del almuerzo para luego aprender hacer las “llegadas” y los “nocaut”, movimientos que se empezaron a moldear en el campo de béisbol de la región, justo en la calle donde termina Antioquia y empieza el departamento de Córdoba.

 

Allí, “El Tremendo” Martínez conoció a quien desde entonces lo ha inspirado a ser mejor: “yo quería ser como él, era mi ídolo, fue campeón mundial de boxeo… Mi inspiración. Lo que más me llamó la atención fue su técnica y ahí yo fui avanzando”, afirma Yuberjen mientras en silencio dirige su mirada hacía la ventana del taxi blanco, distraído por el paisaje de la carretera que conduce del municipio de Carepa hasta las playas de Turbo.

 

Un milagro del cielo

 

Juan Everjo Martínez y Neila María Rivera se casaron en la década de 1980, cuando él tenía 23 años y ella 25. ―“Ella me robó a mí”― bromea el papá de Yuberjen, dos luchadores que hace más de 30 años migraron desde el Chocó hasta la zona bananera más grande de Colombia, Arboletes - Antioquia. Una región con un paisaje está compuesto por más de 160 clases de verdes que se pueden ver desde aire, mar o tierra; por algo es conocida como el dispensario agrícola más grande del país.

 

 

Los papás de Yuberjen son una pareja de pastores reconocidos por los vecinos del Barrio Brisas de Urabá de Chigorodó, donde todos los días desde las 3 de la mañana se levantan a orar para luego iniciar con sus tareas del día a día. Foto: Paula Bogotá.

 

Su nombre de pila en el registro civil es Yuberjen Everjo Herney Martínez Rivas, el primer hijo varón y de sangre del matrimonio Martínez Rivas, luego de Jefferson, hijo único y genético de Neila María, seguido por Sarlin Lady y Mariel, ambas mujeres. Desde eso se manifestó el deseo más grande de este hombre: “me das un hijo varón o me lo das, ―acentuó Juan Martínez a su esposa Niela ― ¡vamos hacer el pelaito!”. Fue así como luego de tres días de oración de la pareja, y de ayuno por parte del señor Martínez, sin comer ni tomar líquidos, se concibió a Yuberjen “lleno de la gracia de Dios”, como afirma su familia.

 

Un primero de noviembre en 1991 el señor Juan Everjo Martínez decidió que su hijo debía llamarse Yuberjen Everjo Herney Martínez Rivas. Everjo por él y Herney por su esposa Neila, un nombre único y extenso, pero de todo su gusto. Según don Juan Everjo existe una “razón logística” para explicar su singular nombre. Argumenta que viene de la época cuando el señor Martínez estaba “más nuevo”, era más joven, cuando a su vecino justo del frente lo iban a matar.  El problema es que tenía su mismo nombre, se llamaba Juan Martínez Cuadrado, en cambio él Juan Martínez Rodríguez.

 

Para la suerte de don Juan, el día que fueron a buscar a su vecino, la persona que envió a los sicarios se percató y llegó en una moto Yamaha roja, hasta su casa para advertirles que “ese no era el Juan Martínez que estaban buscando”. Desde ahí Juan Everjo decidió que los nombres de sus hijos iban a ser únicos para que nunca fuesen confundidos con alguien más.

 

 

1,65 metros, modalidad minimosca, 45 kilos; nacido para ser grande

 

Un año después de conocer sus capacidades, su posición de ataque como ofensivo, y todo lo aprendido con “Baby” Mendoza, el turbeño con 15 años y su familia se mudaron en medio de un día de la Independencia. Aquel 20 de julio del 2008 se trasladaron desde Arboletes hasta Chigorodó. Fue un trayecto de más de 160 kilómetros que se tardó 6 horas y 10 minutos. Llegaron allí movidos por el deseo de sus padres y sus 6 hermanos de establecerse en un pueblo donde las condiciones de vida, estructuras y desarrollo fueran las necesarias para que todos después de estudiar básica primaria, tuvieran la oportunidad de acceder al bachillerato y hasta seguir con sus estudios universitarios.

 

La mente de Yuberjen no se limitó ahí, estaba enfocado en el sueño de llegar a los más grandes rings de boxeo del mundo. Él y su hermano menor, Didier David, ya practicaban juntos desde Arboletes para no perder la técnica. Por esto, en Chigorodó decidieron retomar sus entrenamientos bajo unos 32 grados centígrados de temperatura, en esta ocasión con otro profesor, un hombre de Bolívar; la cuna del boxeo en Colombia. Wilber Blanco, más conocido en el pueblo de Guaduas como “el profe Blanco”. Un hombre de tez morena, facciones fuertes, pecas, que refleja las huellas que ha dejado el sol con el paso de los años como boxeador y la mayoría de su vida como entrenador. Alto, acuerpado, con piernas gruesas, un peso pesado, de esos que en el cuerpo se les ve su experiencia en el boxeo.

 

Desde entonces Yuberjen y su hermano empezaron a ir todas las tardes hasta la Unidad Deportiva de Chigorodó. En la parte de atrás de la Unidad está construido el cuadrilátero. Allí hay un muro construido en alto relieve, hecho con tierra mojada y unas cuantas llantas de carros, que sirven para soportar un gran bloque de tierra, formando un cuadrilátero de más o menos 4,90 por 4,90 metros a cada lado. Pegado a esto hay una estructura de metal pintada de color rojo que se dispone para colgar los sacos de boxeo. Todo este escenario está delante de un lote lleno de maleza descuidada y sin cortar, al lado de la cancha de fútbol de la Unidad. Todo hecho por las propias manos de Wilber, un héroe que desde allí, ha sido un fabricante de talentos y potencias del boxeo en el Urabá antioqueño.

 

Con el tiempo, “Yuber” o “Yube”, como le dicen sus familiares, amigos, vecinos y personas más cercanas, fue quien empezó a construir sus dotes de boxeador, pues ya hacía parte de numerosas competencias departamentales junto a Didier. Allí iniciaron representando al municipio de Chigorodó. Su hermano llegó al punto en el que desistió para permitirle a Yuber, quien es mayor que él, la posibilidad de seguir vigente para competir. Llegaban días de mucho esfuerzo y dedicación, de sacrificio, sudor, corriendo hasta dar más de lo necesario. «Oye Yuber, hiciste más de las vueltas que te pedí», le decía en repetidas ocasiones el profesor Blanco a Yuberjen, que siempre se excedía con sus entrenamientos. 

 

Pero su ambición y visión de llegar a la meta van de la mano con su disciplina; es entregado a su deporte. Su rutina de entrenamiento diario requiere 45 minutos de trote, trabajo de brazos, pierna y abdomen. Eso depende del día “y eso es lo que hace al deportista, la disciplina, en todo influye, el hambre, no la necesidad de lo que me falta, sino la necesidad de lo que quiero, las ganas de sobresalir”, asienta Juan Martínez con emoción cuando habla sobre su hijo.

 

En diciembre de 2011 Yuberjen ganó tres peleas en Cuba. A principios del 2012, en el pre Olímpico en Ecuador, se ganó el cupo, pero en el mayor y último chance fue eliminado. “No sé cuál fue el objetivo o la dirección del comité, venía ganando― dice Wilber Blanco― ese mismo año dejaron a las mejores fichas del boxeo en el país, Yuberjen Martínez y Ceiver Ávila, siempre las medallas más seguras eran ellos”, así que camino a Londres 2012 ya se estaba creando un boxeador que iba hacer historia.

 

Yuberjen empezó a hacer su proceso olímpico en el 2008, justo después de sus inicios. A los 21 años podía competir representando a Colombia, pero los planes no salieron como lo esperaban él y su entrenador. Por eso, en ese mismo año el boxeo colombiano no brilló.

 

Pequeño de estatura pero grande de corazón

 

Ser un pugilista ofensivo es su mayor característica como boxeador. Es de estatura mediana, 1,65 metros, que por debajo del promedio, además delgado, con brazos musculosos, largos, torneados y marcados. Su abdomen tiene más de ocho líneas que marcan la división de los diminutos músculos de la barriga, y aunque come lo que quiera, le cuesta subir de peso. La sonrisa que va de oreja a oreja y el saludo amable siempre lo acompañan, ―“buenos días vecina, que Dios la bendiga”― le dice a cada persona que pasa por el frente de su casa.

 

Yuberjen es un hombre que llega de sorpresa a su casa así sea un viernes a las 11 de la noche, como lo hizo ese 9 de septiembre después de un largo viaje por  Bogotá haciendo su gira protocolaria y de medios, luego de ser medallista Olímpico. Lo primero que hace es abrazar a su mamá, que siempre está a la espera, esto es para él, como la llegada del sol a la madrugada cuando nos regala un tibio y amplio abrazo.

 

Aunque la Ministra de Vivienda ofreció una casa para la mamá de Yuberjen, dentro de sus proyectos está invertir el dinero que ganó por su participación en los Olímpicos para remodelar su antigua casa. Foto: Yuly Serna.

 

El atardecer sobre las carreteras urabeñas hizo que el panorama y el ambiente dentro del carro  se convirtieran en un instante de completo silencio. Yuberjen se dispone a sacar su celular, abre “Youtube” y en el buscador pone “Yo soy de aquí”, una canción del reggaetonero Don Omar junto a Daddy Yankee, Yandel y Arcángel. ―Esta es mi canción favorita del momento―dice Yuberjen mientras baila. Cierra los ojos, mueve su cabeza en un ir y venir de adelante para atrás con ritmo de la canción, y a lo que entona canta “y en otro cielo se escuchó mi canción pero lo que jamás voy a olvidar es de donde salí pues eso es lo que soy”.

 

 

Del taller de bicicletas al pódium  de Río 2016

 

Domingo 14 de agosto del 2016,12:00 del mediodía en Colombia, 3:00 de la tarde en Río de Janeiro. El pegador colombiano ha paralizado el país entero con su boxeo. Se paraliza Turbo, se paraliza Apartadó. Se paraliza Carepa y el barrio Brisas de Urabá en Chigorodó. Toda la zona bananera, todo el norte de Antioquia pendientes de Yuberjen Martínez, que llega al ring de boxeo con hambre de éxito para disputar quizá la pelea más importante de su corta vida.

 

Javier fue el jefe de “El Niche”, como el acostumbra llamarlo, durante varios años en el taller de bicicletas “Ciclomáximo”. Este fue el último trabajo que tuvo Yuberjen previo a su participación a los Juegos Olímpicos Foto: Paula Bogotá.

 

La casa de la familia Martínez Rivas es una medianera que se encuentra diagonal al supermercado “Merkasty” del Barrio Brisas de Urabá. Una casa de ‘puertas abiertas’, de un piso y medio. No hay división de los espacios, es una obra negra que se está remodelando, la ropa de todos está en maletas, el televisor del cuarto de sus padres ya no es negro, está pasando a ser de color gris. La única habitación que existe es la de doña Neila y don Juan, cubierta por varias tejas que no alcanzan a tapar por completo el techo, “hay que regar y vaciar, como sea tenemos que vaciar―le dice Didier a todos su hermanos―para que cuando llegue Yuber la plancha esté lista”. Los bloques de ladrillos, bultos de cemento, una carretilla que se atraviesa en medio de la calle, sobre ella una pala y una gran cantidad de piedras que forman una enorme pirámide se encuentran en todo el frente de la casa, uno a uno de los materiales dispuestos para terminar de reconstruirla.

 

 

La pelea final

 

El alcalde de Chigorodó dispone una pantalla gigante y ya no cabe la gente. Todas las casas, pero sobre todo la casa de Yuberjen, la cuadra y ambas calles del sector están llenas de principio a fin; familiares que llegaron desde Turbo, Apartadó, Carepa y Bagirá, amigos, vecinos, las autoridades del municipio, los medios de comunicación más importantes del país y hasta un venezolano hacen presencia allí.

 

El árbitro es polaco, el contrincante uzbeko, quien ahora se ve mucho más delgado que en las tres últimas peleas. Tres jueces calificarán cada uno de los 3 rounds que compone la pelea, ellos decidirán finalmente quién se lleva la presea de oro. El auditorio cuenta con más de 50 espectadores procedentes de Usbekistán que hacen parte del comité de deportistas que han ido a participar en los Juegos Olímpicos, que ondean una bandera azul, blanco y verde con pequeños ribetes de color naranja. Los brasileños al parecer apoyan al colombiano  por el color amarillo de su bandera y porque son suramericanos.

 

En la esquina roja por Colombia, Yuberjen Martínez Rivas junto a su entrenador, el cubano Rafael Iznaga y el palenquero José Salinas, el máximo entrenador de boxeo aficionado que tiene el país. Son las figuras que acompañan al colombiano desde que inició todo su proceso olímpico. Y en la otra esquina, la esquina azul por Uzbekistan, Hansanboy Dumastov también con todo su equipo de apoyo y entrenadores.

 

Se está esperando la ubicación de los boxeadores en el ring. El árbitro está llamando a los dos boxeadores segundos previos a dar inicio. Se determinan las reglas, no hay golpes bajos, cuando se les diga que se separen, se separan. Empieza el combate, ataca primero Yuberjén, en el instante su mamá desde el barrio Brisas de Urabá frente a la pantalla gigante, encoge las manos que reflejan nerviosismo y al mismo tiempo encomienda con sus oraciones los golpes de su hijo, “Dios ilumina a mi hijo”. Lanza su mano derecha por delante y hace fallar al boxeador uzbeko, desde el Urabá su papá grita, “Gracias Dios mío, así es hijo, así es que se hace”. Primer asalto, Martínez se estudia con Dusmatov, Martínez recorre bien el cuadrilátero, en Chigorodó solo se respira tensión, ya nadie se puede quedar quieto en sus sillas, todos los espectadores de la pelea están caminando por todo lado, impacientes por el resultado. Buena derecha. Dusmatov es bastante rápido, Martínez se defiende bien, otra buena derecha de Martínez. Todos aplauden al mismo tiempo desde la zona bananera, tan fuerte como si se fuera a escuchar hasta Río. Dos zurdas para Dusmatov.

 

Segundo asalto, no logra conectar bien hasta ahora Yuberjen. Una buena conexión de Dusmatov, aunque Martínez se conecta de derecha. Sin embargo es poco hasta ahora. Sus hermanos desde casa exclaman, “Yuber hermano, esta pelea es tuya, estás hecho para ganarle, ¡vamos Yuber, vamos!”, pero el pegador bajó el nivel. Se quedan los golpes del colombiano en el vacío, no ha habido golpes importantes en esta pelea estando más activo el boxeador uzbeco, pero ahora pega una buena mano el colombiano.

 

Se termina el segundo asalto, difícil pelea para “El Tremendo” de Chigorodó. “No le queda otra a Martínez ‘nocaut’ o nada”, hace el ultimátum el narrador de la pelea. Sale con todo Yuberjen. Se escapa Dusmatov de las cuerdas. Nadie perderá la plata pero quien gane será oro. Finaliza la pelea. Se espera la decisión de los jueces. Va a hacer decisión unánime. Gana la esquina azul, falló en muchos golpes el boxeador colombiano, el segundo asalto parecía el más parejo, pero Dusmatov se lleva el oro, Martínez se queda con la plata. El sol dejó de brillar por unos instantes en una de las cuadra del barrio Brisas del Urabá.

 

Para “La Sombra” como le llaman sus amigos de la Selección Colombia de Boxeo y otros competidores olímpicos, como Ceiber Ávila y Jorge Luis Vivas, perder la presea de oro fue como un “nocaut anímico”. Del sonriente vecino que saluda a todos los que pasan al frente de su casa, en el barrio Brisas de Urabá de Chigorodó, con una sonrisa de oreja a oreja, y con unos dientes rechinantes de blanco, ese domingo 14 de agosto al medio día solo quedaron las lágrimas de las que fueron testigos todos los colombianos a través de las cadenas de televisión más importantes del país.

 

Pero para la familia Martínez Rivas fue el oro el que valió las idas a entrenar sin tener zapatos, que en muchas ocasiones su entrenador Blanco “con quien vivió las duras y las maduras”, como afirma Yuber, le conseguía como sea unos zapatos de segunda o sin haber probado un solo bocado de comida, también miraba cómo buscarle algo de comer. Tener que escaparse de sus horas de trabajo en el taller de bicicletas Ciclomáximo porque “hay que llevar dinero todos los días a casa”, hasta donde iba a buscarlo Blanco, quien desde el principio descubrió que “Yuber tenía las condiciones para hacer grandes cosas en el boxeo”. El primer hijo varón de Juan Martínez se ha visto muy limitado porque la mayoría de veces debe preocuparse por el bienestar de todos sus hermanos Jhon Jefferson, Sarlin Leidy, Mariel, Didier, Darlinson y Darley.

 

Fue una temporada “bastante difícil”, afirma su hermano Jefferson Martínez, pues no se había visto en la historia del boxeo que una persona ganara en serie, “es un fenómeno”, acentúa. Yuberjen fue el primer deportista en clasificar a los Juegos Olímpicos de Río 2016 y el único boxeador en ganar la última pelea previa a la clasificación de la competencia sabiendo que con la penúltima ya había asegurado su cupo a los Olímpicos, pero aun así le ganó a un dominicano en las eliminatorias previas a la competencia, que se realizaron en Argentina. En total hizo una serie de 27 peleas, 26 de ellas ganadas.

 

Solo tuvo una pelea perdida en todo su proceso rumbo a la competencia deportiva más importante del mundo, justo el día de la final contra el uzbeko Hansanboy Dusmatov, cuando “la de oro” se le salió de las manos por decisión unánime de los jueces, quienes arrojaron sus resultados (29-28, 30-27 y 30-27). Su victoria, sí, victoria, fue la primera medalla de plata para el boxeo en Colombia que desde 1988, hace exactamente 28 años, no traía una presea Olímpica, pero en 2016 esta disciplina sí brilló con la luz de “La Sombra” Martínez, quien a través de sus lágrimas luego de la derrota se robó el corazón de todos los colombianos que siguieron cada una de sus peleas durante su paso por Río 2016.

 

Como expresó Abelardo Parra, entrenador de la Selección Colombiana de Boxeo, “tenemos con mucha expectativa con Yuberjén, porque hay muchas condiciones que hay que aprovechar a futuro, a pesar de los resultados en los Olímpicos. Él se va a disparar en los próximo 5 años, eso sí, esperando que se le den los medios, con el apoyo de los entes gubernamentales. Si el Estado quiere incrementar la calidad, debemos aumentar el apoyo a los deportistas”.

 

Yuberjen Martínez Rivas a sus 24 años, trajo la primera medalla de plata de Juegos Olímpicos para el boxeo colombiano. Él afirma que perder la de oro lo ha dejado “picado”, por lo que asegura que en Tokio 2020 es seguro que llegue con la de oro en sus manos. Foto: Yuly Serna.

 

Gracias a su debut Olímpico, Yuberjen está reconstruyendo con sus propias manos su casa en Chigorodó, la misma donde viven sus papás y sus dos hermanos menores, Darlinson David y Darley David. La ministra de Vivienda, Elsa Noguera, le regalará una casa para Doña Neila María, su mamá, el motor, la inspiración y la imagen que siempre llega a su cabeza antes de enfrentarse a cada pelea. “Hay que esperar que sí se cumpla, ―dice entre risas la mamá de Yuberjen― porque eso lo supo el mundo entero, no puede quedar mal porque imagínese”, comenta. A sus 24 años Yuberjen Everjo Herney Martínez Rivas se consagró como el pugilista colombiano más importante en la historia de los Juegos Olímpicos. 

 

 

*Crónica realizada por Yuly Serna, estudiante de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.