Fotografía | Jaime Saldarriaga
12 de Diciembre de 2016
Por:
Ana Catalina Baldrich

El caleño Jeison Aristizabal fue elegido como Héroe CNN 2016. Revista Credencial lo consideró como uno de sus 21 personajes sorprendentes de este año.

Jeison Aristizábal, el héroe que venció los límites de la discapacidad

Lo sentenciaron al fracaso absoluto. “Cómprele un cajón de embolar. Siéntelo en la puerta de la casa para que vea pasar gente. Enséñele a embolar zapatos y pare de contar. Su hijo no tiene mucho futuro”. Con esas palabras, un neurólogo le reveló a María Emilia Aristizábal que su hijo Jeison padecía de parálisis cerebral.

 

Le había faltado oxígeno al nacer y toda la parte sicomotora quedó afectada. Jeison sufriría de dificultad para caminar y hablar, y la pérdida de movilidad en la mano izquierda. Su mamá lo llevó de terapia en terapia, de cirugía en cirugía, sin importarle la falta de dinero. Las ventas ambulantes, los bazares y bingos fueron su sustento. Tras una segunda cirugía para estabilizar los pies, Jeison pudo caminar mejor, pero luego de intentarlo varias veces, optó por movilizarse en bicicleta. “Caminar no me permitía llegar muy lejos”. Por supuesto, le costó el doble que a cualquier aprendiz normal. Se caía, se raspaba, pero se volvía a levantar. Para protegerlo, su mamá optó por ponerle doble vestimenta. Dos meses después, la persistencia y los golpes amortiguados le convirtieron en un experto.

 

En esas andaba, ya con 17 años, cuando una vecina le contó que en uno de los barrios más pobres del distrito de Agua Blanca, en Cali, vivía un niño en situación parecida a la suya. Por curiosidad, fue a mirar. En una casa de madera y plástico, dentro de una habitación oscura, sin televisión, encontró a un niño de 8 años. Su discapacidad no le permitía caminar. Sus padres, que vendían mangos en los semáforos, no le podían comprar una silla de ruedas. La imagen le trajo amargos recuerdos. Tras cada cirugía, él debía esperar un mes en cama antes de iniciar sus terapias y poder usar la silla de ruedas. Le era muy difícil ver amanecer y atardecer en la misma posición. Entendía a ese niño. La silla costaba 500.000 pesos. Tenía que hacer algo.

 

“Llamé a una amiga del periódico El Tiempo y me publicó dos líneas: ‘El niño Eliécer necesita una silla de ruedas. Si usted la tiene, dónela’ ”.

 

La información salió a la luz a las cinco de la mañana; a las cuatro de la tarde llegó la silla. La noticia se esparció por el barrio, en el que –según Jeison– hay cientos de niños con discapacidad. Vecinos, donantes y padres se entusiasmaron con la idea de mejorar la condición de los niños. Una vez más, Jeison encontró la solución. Pidió a sus padres permiso para usar el garaje de su casa. Consiguió una colchoneta y un balón. Habló con una estudiante de último semestre de Fisioterapia. Así, le dio vida a un centro de rehabilitación.

 

“Empezamos un lunes con 20 niños. Al lunes siguiente tenía 50 niños. Me toco pedir la sala de la casa, luego el comedor, luego una habitación”, cuenta Jeison sobre el inicio de la Asociación de Discapacitados del Valle (Asodisvalle), una fundación que, tras 15 años, atiende a 527 niños en una sede construida a partir de cinco casas unidas en las que se ofrece fisioterapia, terapia de lenguaje, trabajo social, sicología, trabajo en piscina y educación primaria para todos. En la fundación de Jeison, los niños con discapacidad estudian junto a niños sin limitaciones. Tal y como lo hizo él. Eso sí, a diferencia de sus años de colegio –de los que recuerda burlas por su forma de caminar y hablar-, en estas aulas no se permite el matoneo.

 

Por su trabajo, Jeison es el único colombiano postulado al premio Héroes de la cadena estadounidense CNN de este año. Solo por su nominación recibirá un premio en efectivo de 10.000 dólares. Si gana, recibirá 100.000 más. En la mente del caleño el dinero ya está más que comprometido. Quiere comprar otras dos casas, ampliar la fundación y aumentar su atención a 800 niños. Si no gana, no pasará nada. Para él, lo importante está en sus tres secretos para ser feliz: vivir agradecido con todo lo que se tiene, ayudar con lo poco que se posee y no perder la capacidad de soñar.

 

 

*Publicado en la edición impresa de diciembre de 2016.