FOTO MANUELA URIBE / CORTESÍA DE BEJUCO
20 de Abril de 2021
Por:
Catalina Uribe Tarazona

Un grupo de artistas y gestores culturales del Pacífico concibe la música como una herramienta para construir paz. En febrero lanzaron Batea, su primer álbum, un  tributo al concepto de resiliencia. Charla con su director, Edwin Jiménez.

“Quien empuña un instrumento jamás empuñará un arma”: BEJUCO

Dicen ustedes que Bejuco no solo es música, sino también una terapia de resiliencia. ¿Cómo es eso?
La música, y en general las expresiones artísticas, son un refugio en el que descansamos de las situaciones que vivimos. A través de ella nos curamos, lo cual es supremamente necesario en un entorno social como el tumaqueño, que es muy complejo: el Pacífico sur colombiano es una de las zonas con más desafíos de orden público en el país. Además de ser un estilo de vida, la música ofrece innumerables posibilidades de crecimiento y desarrollo personal.

 

¿Cómo ayuda la música a alivianar esas tensiones sociales que se viven allí en el día a día?
La música es un agente de movilización social, no solamente para Tumaco, sino para cualquier parte del mundo. Bien hecha y con buenos mensajes, inspira, motiva y, en el caso de Tumaco, es un refugio para aquellas personas que se encuentran en medio del conflicto, pero que han optado, como nosotros, por una vida de legalidad y por creer en su talento. Estamos convencidos de que quien empuña un instrumento jamás empuñará un arma.

 

Bejuco se constituyó en 2015. ¿De quién fue la idea?
En marzo de ese año nos encontrábamos Luis Martínez, William Martínez y yo, Edwin Jiménez, en un proyecto de limpieza de los manglares. Ahí me llegó la idea de formar un grupo musical que se convirtiera en un laboratorio de investigación de las músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur. Le comenté a mis compañeros y ellos me respondieron que era una buena oportunidad para mostrar toda esa riqueza musical que converge en nuestro territorio.

 

Bejuco está conformado por William Jair Martínez (voz), Joan Andrés Micolta (voz), Angie Liseth Micolta (voz), Johan Camilo Marquinez (marimba), Camilo Rivas (batería), Jhon Jairo Dajome (percusión), Julio Cesar Sánchez (bajo), Luis Alberto Narváez (guitarra), Juan Carlos Mindinero (director musical y pianista) y Edwin Iván Jiménez (director general, voz e intérprete de bombo).

 

Se ha dicho que los artistas tumaqueños son especialmente versátiles. ¿Cómo se percibe eso en Bejuco?

El conocimiento y destreza de cada uno de los músicos ha permitido enriquecer la propuesta. Por ejemplo, de los diez miembros, alrededor de cinco cantamos. Muchos de nosotros no solamente interpretamos uno sino varios instrumentos. Además, la capacidad de composición que tenemos hace que la propuesta sea mucho más atractiva.

 

Bejuco tiene un sonido fresco que nace del diálogo de un legado ancestral con lo contemporáneo. De hecho, ustedes en el álbum incluyen sonidos de teclados y sintetizadores, entre otros. ¿Cómo llegaron a esa fusión?

Fue el resultado de la asesoría de Diego Gómez, productor de Llorona Records, e Iván Benavides, más conocido como el ‘Rey Midas’ de la producción en Colombia, quienes conocen mucho de las músicas del mundo. De entrada, ellos nos sugirieron que exploráramos esa conversación entre nuestros ritmos ancestrales y el afrobeat. Gracias a ese acompañamiento supimos integrar los sintetizadores, la guitarra eléctrica y el bajo, manteniendo siempre el patrón rítmico de la marimba para conservar la raíz de la música ancestral. Así nació ese género que hemos denominado Bambuco beat.

 

Esa mezcla de ritmos del Pacífico con otros norteamericanos ha logrado cautivar el corazón de su público. ¿A qué le apuntan con ello en el largo plazo?

Queremos volvernos referentes en Tumaco, que los jóvenes nos vean como un ejemplo a seguir en un entorno en el que la juventud corre tantos riesgos por la falta de oportunidades. Además, queremos revalorar la tradición musical de poblaciones del Pacífico sur, en los departamentos de Cauca y Nariño: Timbiquí, Guapi, Barbacoas, Tumaco... Luego, seguiremos trabajando duro para que nuestra música llegue a todos los rincones del país, Europa y el mundo.

 

¿Qué es la batea?

Es un elemento sumamente utilizado en muchas poblaciones. Pero, sobre todo, en el cordón del Pacífico es un ícono que tradicionalmente se ha utilizado para sacar oro, llevar los frutos recogidos del campo a la venta, mecer a los niños y lavar la ropa. Es un elemento circular que guarda toda una tradición y es una herramienta que, a pesar de ser sencilla, ha sido de gran utilidad y por eso para nosotros es un elemento transcendental.

 

¿Cuál fue el mayor reto musical al que se enfrentaron en este álbum?

Encontrar nuestro sello distintivo y ese toque de originalidad que ahora tenemos. Para esa apuesta tuvimos que explorar mucho del afrobeat, ahondar en artistas como Fela Kuti, uno de los precursores de este ritmo, y tratar de llevar esos patrones y esas bases rítmicas a la batería. El trabajo del ‘batero’ fue fundamental porque logró condensar esa unión entre el afrobeat y el bambuco beat. Otro reto fue comprender que menos es más y tratar de hacer cosas sencillas pero contundentes, entender que somos un grupo, que no hay protagonismos individuales y que como conjunto funcionamos muy bien.

 

Batea se elaboró, en su mayoría, desde la virtualidad. ¿Qué fue lo más enriquecedor de esta nueva experiencia de composición y producción?

Hubo un componente de aprendizaje bastante amplio. Por un lado, apelamos a las tecnologías para podernos comunicar con Iván Benavides y Diego Gómez, quienes desde un principio nos acompañaron y asesoraron en este proyecto. Y, por otro lado, la posibilidad de adentrarnos mucho más en nuestra cotidianidad para abordar las temáticas que encontrarán en este álbum. Lógicamente, también tuvimos tropiezos con la tecnología, pero nos supimos sobreponer a ellos y pudimos dar un paso sumamente acelerado: darle vida a este álbum llamado Batea.

 

¿Cómo describen este álbum?

Batea es un impulso importante en el encuentro de nuevos sonidos y es la demostración de que en la música siempre se puede innovar. La tradición tiene que estar vigente, pero, en un mundo altamente globalizado y sumamente cambiante, pensar en quedarnos haciendo más de lo mismo no va a ser la respuesta. Con Batea encontramos la posibilidad de hacer algo diferente, fresco y que llama la atención. Creemos que esa es la posibilidad que estaba esperando la música del Pacífico y que ojalá abra puertas, no solo para Bejuco, sino también para muchas otras agrupaciones talentosas que hay.

 

Iniciaron este año con pie derecho ¿Qué sigue para lo que resta del 2021?

Así es. Lanzamos en febrero nuestro álbum, también lanzamos nuestro video, que ha sido una sensación, y estamos convencidos de que vamos a cosechar muchísimas cosas. Esperamos seguir trabajando, tener la oportunidad de volver a la escena, que la gente se goce las canciones, se las aprenda y que las disfruten como nosotros lo hacemos. Esperamos que este sea un año de muchas giras, recorridos y de mucha Batea para todos.

 

*Publicado en la edición impresa de abril de 2021.