FOTO ARCHIVO EL TIEMPO
1 de Febrero de 2022
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A sus ochenta años Mario Hernández decidió publicar Pulga arrecha, un libro de memorias que, según su autor, también puede dar lecciones para futuros empresarios de Colombia.

 

 

Vida, negocios y país

 

EL TÍTULO de este libro es una anécdota. Pulga Arrecha fue el apodo que se ganó Mario Hernández en los años cincuenta, cuando tenía 14 años y empezó a trabajar como mensajero en una sastrería de Bogotá. Esas dos palabras, explica Hernández, son un signo de su talante, el de un empresario al que no le gusta dejar nada pendiente, pero también, un símbolo de las empresas colombianas que, pequeñas en un inicio, tienen la visión de crecer para competir contra compañías mucho más grandes. 


A sus ochenta años Hernández es uno de los empresarios más reconocidos de Colombia. No solo por la compañía que fabrica y vende bolsos, correas, zapatos, maletas y accesorios en cuero, y que convirtió al nombre de su fundador en una marca; también por sus directos comentarios en su  cuenta de Twitter, donde opina sin reparos y con desparpajo sobre la política y la economía del país. 

 

Esa forma de decir las cosas también está presente en Pulga Arrecha, el libro de memorias que fue publicado recientemente por Paidós Empresa, uno de los sellos editoriales de Planeta. En 220 páginas, el empresario recoge décadas de recuerdos y memorias, desde la violencia que lo obligó a él y a su familia a salir de Capitanejo, su pueblo natal, para establecerse en Bogotá en los años 40, hasta los negocios de comidas o bienes raíces que tuvo antes de dedicarse al sector de la marroquinería. Pero también explica su visión sobre diversos temas: el liderazgo y la evolución empresarial, su visión sobre el lujo o el dinero y el papel que empresas como la suya tienen en el país.

Este libro recoge las memorias de su vida, tanto personal como empresarial. ¿Cómo fue ese ejercicio de recordar y darle sentido a ochenta años de anécdotas?
Primero que todo quiero contar que yo no saqué el libro por sacar un libro. Mucha gente me había propuesto hacerlo y a mí no me interesaba porque eso es para el ego de uno, pero en este caso me convencieron porque me dijeron que se podía volver una historia de vida y un caso de estudio para universidades. El libro es una historia de vida bien interesante porque yo estoy desde los siete años en la lucha y yo espero que en algún momento lo saquen en inglés y lo lleven al cine, para que me interprete Al Pacino o Michael Douglas; no importa que no esté mi nombre porque a mí no me interesa figurar. Pero para responder la pregunta: nos sentamos con la gente de Planeta frecuentemente, estuvimos redactando, comentando historias de cosas que me han pasado en la vida, entrevistaron a mis hijos, a amigos míos y a un poco de gente para preguntarles qué pensaban de mí, de mi vida, de lo que hemos hecho. Y yo me puse a acordarme de todo lo que  he vivido en la vida: lo hicimos rápido, en dos o tres meses, porque cuando yo digo “sí”, me vuelvo supercansón, pulga arrecha: hasta que no están las cosas, no descanso.

¿De dónde sale ese afán de que su vida sirva de inspiración?
Cuando quedé huérfano de papá a los 10 años –que fue mi primer MBA– y era el mayor de cuatro hermanos, tuve la responsabilidad de mis hermanos menores y de ayudar a mi mamá. Yo siempre he pensado que uno nace empeloto, se va empeloto y las fotos terminan en el mercado de las pulgas, pero lo que uno sí puede dejar es un legado: la plata se acaba, todo se acaba, pero las enseñanzas quedan, y si uno puede ayudar, entonces mejor. Por ejemplo, yo doy conferencias en universidades y empresas privadas; a las universidades y a 
lo que es Gobierno no les cobro y a las empresas privadas les cobro 10 millones de pesos, pero eso es una plata para la Fundación del Mieloma Múltiple que en la Clínica de Marly maneja el doctor Pedraza, que es un ángel de la guarda. Esa plata va para ayudar, porque los ricos somos muy tacaños.


La marca Mario Hernández dio un gran paso cuando usted se da cuenta del valor de lo intangible y empieza a buscar alianzas con artistas para construirse como un referente de lujo. Pero llama la atención que mientras las marcas europeas de moda se basan en siglos de tradición para lograrlo, usted apostó por valores cercanos como la cultura local y el trabajo.
Yo tengo un gusto por el diseño y cuando montamos las primeras tiendas dije: necesito una fábrica para competir con las marcas del mundo con un producto diferenciado. Estamos jugando de locales en un país aspiracional y yo quería que la gente quisiera la marca y dijera: “Es una berraquera”. Cuando yo juego golf, el caddie me dice: “Mire, don Mario, la billetera que me compré”. En el esfuerzo y el amor que le ponen a eso uno se da 
cuenta de que Colombia es un gran mercado. Además, en los viajes que hacía a ferias y para conseguir materiales me di cuenta de que todos vendían lo propio. ¿Qué venden los franceses, los italianos, los españoles? Su cultura, los quesos, el jamón de Jabugo... No hay que ir a una universidad para darnos cuenta de que no nos puede dar pena lo nuestro y de que hay que vender a Colombia.


En la parte final de Pulga Arrecha hay muchos detalles sobre cómo ha evolucionado Mario Hernández como organización, de cómo ha reenfocado los negocios, de quiénes ocupan las áreas estratégicas... ¿Nadie le dijo que no contara esos secretos?
No, no, no. Yo lo cuento todo. Inclusive a la competencia. Cuando Sharon Valenzuela, de Boots n’ Bags –y mi sueño era ser como Boots n’ Bags–, me pregunta
ba cómo echaba la tinta en los bolsos, yo le decía: “¡Venga le muestro!”. Una golondrina no hace verano y creo que si a todos les va bien, a mí me va a ir mejor.

Esa visión está muy presente en el libro. El mensaje es que hay que hacer las cosas con ética y pensando en los otros.
Es que el problema de los seres humanos es que siempre miramos cuánto se gana el otro y no cuánto yo me gano. Cuando acompañé al presidente Duque a la inauguración del túnel de Tesalia él me preguntó sobre el descuento del IVA para comerciantes que hagan factura electrónica y yo le dije que era una excelente idea porque al hacer la factura electrónica hay cada vez más personas que pagan impuestos y así se recoge más plata: siempre hay que buscar el lado bueno a las cosas, si la gente tiene empleo y un salario, eso favorece a la seguridad y a los impuestos para invertir en educación, en salud. Por eso creo que hay que votar, votar por los honestos, que este país no caiga en la izquierda porque no se trata de acabar con la industria privada: gracias a los mercachifles como yo es que existe el mundo, existen impuestos, existen empleos.


Llama la atención que en el libro usted cita a autores como Jeffrey Sachs, en Las edades de la globalización, un libro de economía social. ¿Cómo son sus rutinas de lectura?
Yo leo libros como esos: Homo Deus, el libro del papa, la historia de Bolívar. Leo eso porque son enseñanzas: de un Steve Jobs, de un presidente de Estados Unidos. Yo escasamente hice el bachillerato, entonces leo porque me gusta encontrar enseñanzas en la vida de los demás.


Ya para terminar: Mario Hernández acaba de cumplir cuarenta años. ¿Cómo se imagina a la empresa en 2071, cuando cumpla 100?
Yo tengo tres hijos, todos excelentes profesionales. El menor, Lorenzo, tiene toda la energía y el amor por la marca y es hoy la persona encargada de la imagen y todo. Yo creo que él es el que puede seguir. Pero si ellos no quieren, me gustaría que Mario Hernández fuera una marca tan reconocida que una marca europea la quisiera comprar. Yo gozo con esto, esta es mi vida: gozo con los trabajadores, gozo estando en la oficina, mirando producto, escogiendo materiales. Cuando me muera ¿qué hacemos? Hasta allá no me puedo preocupar. Tengo es que dejar ejemplo de vida y a la gente preparada. Ya verán ellos después qué hacen. 

 

RESEÑAS

Bogotá Street Art

VÁLVULAS DE ESCAPE
La Valija de Fuego

El colectivo independiente de arte callejero Bogotá Street Art –conformado por artistas reconocidos como Erre, Lesivo, Juegasiempre y Toxicómano, entre otros– seleccionó más de 500 fotografías que dan cuenta de los últimos 15 años del arte urbano en Bogotá. Es un libro de lujo que ofrece un fuerte impacto visual, da contexto sobre la evolución de las técnicas del esténcil y ofrece una reflexión sobre el sentido del grafiti, para contar la ciudad desde una experiencia estética muy original.

Juan Miguel Álvarez

LUGAR DE TRÁNSITO: CUADERNO DEL ASOMBRO
Rey Naranjo

Álvarez, reportero independiente, editor de la agencia periodística Baudó y uno de los cronistas activos que en este momento hay en Colombia, repasa en este libro los apuntes de más de 14 años de historias. Además de reunir 25 textos que narran el país y sus personajes, hay una serie de reflexiones que muestra todo lo que hay detrás de una historia –desde la decisión de investigar un tema, hasta los viajes y la escritura– y que se pregunta por el sentido que tiene la crónica periodística. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*Artículo publicado en la edición impresa de enero de 2022.