(foto Camilo Devis)
9 de Septiembre de 2011
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Mucho se ha escrito y especulado acerca de lo que realmente debe o no incluirse en una dieta desintoxicante. La avalancha informativa y la creciente gestación de una nueva raza de gurús (que más que cualquier otra cosa deberían ser considerados chamanes timadores) han logrado arraigar mitos, fábulas, cuentos y ficciones en las mentes ―y organismos― de quienes han pretendido limpiar sus cuerpos a través de la alimentación, desnaturalizando la acción de desintoxicar la corporalidad. Si bien es sano purgar también la mente, no hay que ser tan estrictos en creer que una buena ingesta regenerará la intoxicación mental. 

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La desintoxicación: un camino antes de caer de nuevo en los placeres

No seamos tan optimistas. Así, esta nota no es una cátedra o una pieza de rompecabezas de motivadores espirituales que, sin conocimiento, asesoran a incautos y crédulos para alcanzar el nirvana, curar el cáncer, o tener una charla igualada con Dios. La presente columna tiene como fin exhortar a los lectores a optar por ser conscientes de sus comidas sin caer en fanatismos, o lo que es mejor, a ‘intoxicarse’ con los excesos de la gastronomía para luego tener un pequeñísimo periodo de veda e higiene corpórea, que cumpla con la tarea de allanar el camino para volver a caer en las delicias.

El proceso de intoxicación inicia cuando el sujeto, por vía digestiva, respiratoria, e incluso táctil, permite la entrada a su organismo de una serie de elementos nocivos para los sistemas biológicos. Nuestro cuerpo, a pesar de contener mecanismos propios para depurar estas sustancias, muchas veces no es exitoso en tal tarea por lo que nos corresponde a nosotros ayudarlo a que logre restablecer su homeostasis interna con el fin de evitarle un desgaste excesivo.

Aunque no todo mal humano puede ser atribuido a un exceso de toxinas en el organismo, no es válido afirmar que otras situaciones que generan reacciones adversas en el cuerpo (enfermedades, por ejemplo) estén absolutamente desvinculadas del nivel de tóxicos hallados. Una correcta y periódica desintoxicación va a permitirnos elevar nuestro sistema inmunológico, acelerar los procesos de higiene celular, reducir riesgos de contraer afecciones o dolencias y sentirnos con más energía, livianos y cada vez más sanos.

Toda persona debe hacer un pequeño examen interno y pensar si su organismo se comporta óptimamente. Es fácil caer en el error de acostumbrarse a sutiles pero malos funcionamientos como la fatiga, la digestión lenta y gaseosa, el insomnio, los dolores de cabeza, la pérdida de elasticidad en la piel, o la caída de pelo. Cuando sienta alguno de los anteriores síntomas, u otros, luego de un chequeo médico, opte por desintoxicarse. De seguro le hará bien.

Incluya en su dieta frutas y verduras prefiriendo las de hojas verdes (ojalá crudas o al vapor), legumbres germinadas y pescados blancos. Cocine a la plancha o al horno reduciendo al máximo las grasas, sustituyendo los condimentos por hierbas frescas y eliminando o aligerando las salsas. Tome religiosamente ocho vasos de agua al día y evite al máximo los alimentos procesados (azúcares o harinas producidas o tratadas industrialmente). Suprima el alcohol y el café, y si opta por el té, ojalá sea verde. Reduzca el tamaño de las porciones. Procure 'evacuar' en momentos regulares del día con el objetivo de educar al metabolismo. Duerma bien, preferiblemente a una hora fija y un número similar de horas (pues el sueño tiene la facultad de armonizar los procesos corporales, entre ellos los de limpieza). Siguiendo estas simples recomendaciones por un tiempo que variará según el juicio del comensal, se estará listo de nuevo para reanudar una dieta balanceada y placentera que no deje por fuera ninguna de las comidas o bebidas preferidas.

En el escenario expuesto, presentamos un menú que además de provocativo, cumple con las características antedichas. ¡Buen y desintoxicante provecho!

Sopita verde de lentejas
(Para 4 personas)

 (foto Camilo Devis)

Ingredientes

1 taza de lentejas
2 hojas de acelgas
2 hojas de espinacas
6 tazas de caldo de verduras

Preparación

Ponga las lentejas en remojo 36 horas para que germinen. Escúrralas y cocínelas en el caldo hasta que estén tiernas (aproximadamente 20 minutos). Corte las hojas de acelga y espinaca en tiras finas e incorpórelas a la olla. Cocine a fuego bajo tres minutos más.

Brócoli salteado

1 brócoli mediano
Una cucharada de aceite de oliva
Sal gruesa

Corte el brócoli en pequeños trozos y cocine por diez minutos en agua o al baño de María. Escurra, seque y saltee en un sartén con el aceite de oliva. Agregue encima sal gruesa al gusto.

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Pescado Kenkō
(Para 4 personas)

 (foto Camilo Devis)

Ingredientes

4 porciones de pescado de buena consistencia (preferiblemente ‘Orange’)
2 dientes de ajo finamente picado
1 cebolla picada muy fina
5 cucharaditas de jengibre rallado
100 gramos de raíces chinas
2 cucharadas de aceite de oliva virgen
Salsa de soya

Preparación

Corte el pescado en cubos medianos. En una cucharadita de aceite de oliva, saltee la cebolla y el ajo en un sartén muy caliente. Cuando estén empezando a dorarse, agregue los cubos de pescado y séllelos. Una vez hayan soltado un poco de agua, agregue las raíces chinas y cuézalas sin dejar que pierdan su textura crocante. Añada un chorro de salsa soya al gusto, deje reducir por unos segundos y sirva bien caliente.

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La guarnición
(Para 4 personas)

Arroz Salvaje

¾ de taza de arroz salvaje
1 taza de arroz parbolizado (Doña Pepa)

Hierva el arroz salvaje en abundante agua con un trozo de margarina y una cucharadita de sal, aproximadamente por 40 minutos. Cuela y reserve. Prepare el arroz blanco de manera corriente. Una vez esté listo mézclelo con el arroz salvaje y sirva.

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Por Maese Luis