04 de octubre del 2024
Archivo Particular
21 de Julio de 2017
Por:
Mario Alcalá

La historia de la neumóloga Iréne Frachon quien, luego de analizar varios casos de valvulopatías (enfermedad que afecta las válvulas cardiacas), descubre que todos cuentan con un denominador común: el Benfluorex, el principio activo de un fármaco llamado Mediator, que estuvo por más de 30 años en el mercado ─principalmente en Europa─ y pertenecía a los laboratorios Servier. 

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'150 miligramos' de mala medicina

El debate que ha acompañado desde sus orígenes a los grandes laboratorios farmacéuticos sobre si son empresas que con generosidad han contribuido en el control y la erradicación de muchas enfermedades o simplemente grandes maquinarias para obtener dinero que se dedican a la fabricación de fármacos que en algunos casos ─por falta de rigurosidad en los análisis sobre los efectos secundarios─ resultan siendo mortales tóxicos, no ha escapado del cine que, en algunos casos, valiéndose de medicamentos ficticios, ha denunciado prácticas que no escapan de una muy posible realidad.

En 1993 la cinta de acción El fugitivo, protagonizada por Harrison Ford, planteaba un escenario donde aparecía un fármaco llamado Provasic (RDU-90), que era letal en casos de cardiopatías, aunque sus propios fabricantes lo negaban. Años después, en 2005, el filme The Constant Gardener (El jardinero fiel), con Ralph Fiennes, planteaba una historia en torno a la distribución, en África, del medicamento Dypraxa para el tratamiento de pacientes con tuberculosis, cuyos efectos secundarios eran devastadores.

Este año aparece una producción inspirada en hechos reales. La Fille de Brest, presentada para el público hispano como 150 miligramos, retrata la historia de la neumóloga Iréne Frachon quien, luego de analizar varios casos de valvulopatías (enfermedad que afecta las válvulas cardiacas), descubre que todos cuentan con un denominador común: el Benfluorex, el principio activo de un fármaco llamado Mediator, que estuvo por más de 30 años en el mercado ─principalmente en Europa─ y pertenecía a los laboratorios Servier. La forma como esta droga estuvo involucrada en la muerte de más de 500 personas y la dura batalla que dio la doctora Frachon en contra de Servier, uno de los grandes en el campo de los medicamentos en Francia, es la columna vertebral de esta producción.

Con 150 miligramos, nos encontramos con ese tipo de cintas que nos acercan a esos pasajes de la historia que en muchas ocasiones suelen pasar desapercibidos o que se quedan tan solo en un llamativo titular. Cada uno de los detalles que rodearon el caso; los perfiles de los usuarios del Mediator; la pasividad y complicidad de las autoridades sanitarias francesas; las grandes cantidades de dinero que se ofrecen, y la forma cómo ─a través de la prensa y de un libro en principio censurado─ se comenzó a dar la alerta mundial sobre los riesgos y las muertes a causa de esta droga son mostrados con fidelidad por la película.

El problema con 150 miligramos, es que cae en ese repetitivo y poco atrayente grupo de filmes que, si bien se ciñen a la realidad, no van más allá, no cuentan nada nuevo, no hacen revelaciones ni crean, al menos, hipótesis que puedan resultar atrayentes para los espectadores. De allí que al hacer el simple ejercicio de leer un par de artículos relacionados con el caso de la doctora Iréne Frachon e investigar sobre los efectos del Mediator, en cualquier portal de medicina, se pueda conocer lo que cuenta el largometraje.

Y es que apenas un puñado de cintas inspiradas en hechos reales consigue crear dudas o agregar esos nuevos elementos que las hacen diferentes, como United 93, sobre el cuarto avión de los ataques del 11 de septiembre; JFK, sobre el asesinato de John F. Kennedy, y Thirteen Days, sobre la crisis de los misiles con Cuba.

 

Ficha técnica

Título original: La Fille de Brest, o 150 miligramos

Año: 2016, Francia

Idioma: francés

Estreno: julio de 2017

Duración: 128 minutos

Géneros: biografía, drama

Director: Emanuelle Bercot

Reparto: Sidse Babbet Knudsen, Benoît Magimel, Charlotte Laemmel
 

Calificación (en la escala de 1 al 5): 2

 

 

*Publicado en la edición impresa de julio de 2017.