21 de Junio de 2016
Por:
Ana Catalina Baldrich

Estados Unidos dio luz verde a la primera prueba de una vacuna experimental contra el Zika en humanos. Sobreinformados acerca del virus y su relación con la microcefalia, lo cierto es que todavía no hay certeza sobre la magnitud de sus efectos. Esta historia es un ejemplo de la incertidumbre a la que se enfrenta una mujer que espera un hijo y sospecha portar el virus.

Zika, el dilema del embarazo

Marcela no se quiere ilusionar. Tiene once semanas de embarazo, pero no se está preparando para ser madre. La posibilidad de tener zika la ha llevado a esperar lo peor.  

Tiene 29 años. Trabaja en una entidad distrital, por lo que prefiere reservar su identidad. Su dilema comenzó el pasado 31 de diciembre cuando viajó a Neiva para celebrar el fin de año con su familia. 

“Cuando llegué, había pancartas por todo lado. Decían: use repelente, protéjase del zika, duerma bajo toldillo. Estaban alarmados por el tema. Sin embargo, pensé que si me daba zika, era una enfermedad más y ya. Yo estaba de vacaciones”. Hoy reconoce que dormir con las ventanas abiertas, sin toldillo y usar esporádicamente el repelente fue un error. 

El 10 de enero, Marcela se realizó una prueba de embarazo. El resultado fue positivo. Asustada, adelantó su regreso a Bogotá. Para entonces, las noticias ya habían registrado los riesgos de un embarazo en una mujer infectada. Su bebé podría sufrir microcefalia.

Ocho días después comenzaron los síntomas. “La gripa me mandó a la cama, me dio conjuntivitis, dolor de cabeza, congestión, malestar general, dolor del cuerpo; y me salió un brote en las piernas”. Alarmada, pese a que su familia la tranquilizaba con el argumento de que el brote del zika se presentaba en el pecho, pidió una cita médica. “Leí el comunicado del Ministerio de Salud y decía que no se debían dejar pasar más de 5 días desde el inicio de los síntomas”.

El 22 de enero, en su EPS, la atendió una médica general. Ordenó parcial de orina y cuadro hemático. “Afirmó que si tenía las plaquetas bajas, mandaba los demás exámenes”. El diagnóstico: enfermedad general. Al salir de la cita, habló con una amiga bacterióloga. Ella la alertó sobre el protocolo y le dijo que fuera a urgencias, donde una ginecóloga ordenó exámenes para detectar chikunguña, dengue o zika.

“Me dijeron que el resultado tardaba 10 días hábiles. A las cuatro horas, en la página web aparecían como negativos chikunguña y dengue. Faltaba el zika”.

 

“No quiero exponerme a traer un niño enfermo”

Pasados 10 días, al no recibir los resultados, pidió una cita prioritaria. En esta, un médico general le aseguró que si tenía zika de todas maneras debía continuar con su embarazo. Ella, molesta con que el médico no le advirtiera sobre el riesgo del bebé, le habló acerca de la posibilidad de interrumpirlo en caso de malformación: “No quiero exponerme a traer un niño enfermo”. Tras discutir infructuosamente con el médico, dejó el consultorio indignada.

La falta de respuesta sobre los resultados, la motivó a exponer su caso, vía internet, ante la EPS, el Instituto Nacional de Salud (INS) y la Secretaría de Salud de Bogotá. El primero en responder fue el INS: según el procedimiento, la EPS debe remitir las pruebas a la Secretaría de Salud, que luego las envía al INS. “Una vez las muestras ingresen a nuestras instalaciones, el tiempo de reporte de resultados es de 6 días hábiles”, le contestaron.

Sin embargo, la directora del INS, Martha Lucía Ospina, le explicó a Revista Credencial que “el tiempo que tome el resultado en llegar a la paciente depende de la Secretaría de Salud departamental y su laboratorio, ya no del INS”. 

La Secretaría de Salud, a su vez, le respondió a Marcela: “El tiempo para la entrega de los resultados no depende directamente de la institución que atendió el caso ni del laboratorio distrital de Salud Pública, sino del Instituto Nacional de Salud”. Entonces, ¿a quién creerle?

Mientras tanto, debido a sus quejas,  la EPS la llamó para informarle que a partir de ese momento su embarazo sería considerado de alto riesgo, algo que debió haber ocurrido desde la primera consulta.

“Según los lineamientos del Ministerio, –aclara el viceministro de Salud, Fernando Ruiz–, con la sola sospecha de que una mujer embarazada tuvo zika, así no manifieste el cuadro completo, se debe considerar ese embarazo como de alto riesgo y hacerle un seguimiento ecográfico”.

 

Entre la espada y la pared

Transcurrido un mes, Marcela no había recibido un reporte que le indicara si sufrió zika o no. El futuro de su embarazo es incierto: “Aunque sentí los temores normales cuando me enteré del embarazo, desde el comienzo pensé en tener el niño. Ahora lo que me da miedo es que el bebé sufra una consecuencia grave por el tema del zika y pensar que era mejor no haberlo tenido”.

Por eso, evita pensar. Su familia prefiere no hablar del bebé, ni comprarle regalos. “Mi hermana dice que no le compra ropa, porque, si no lo puedo tener, voy a llorar cuando vea las prendas”. Llena su espera con trabajo, para embolatar los pensamientos y la ilusión. “Trato de no ponerle mucho corazón a la cosa porque, de todas formas, me va a dar duro si no puedo tenerlo. Creo que si estoy menos apegada a mi bebé, de pronto va a ser un poquitico más fácil”.

Sobre el deseo de Marcela de interrumpir su embarazo, en el evento de que el resultado sea positivo para zika, el Viceministro aclara: “En los casos de microcefalia o malformación, lo que se ha visto es que se empiezan a evidenciar desde la semana 15. Entonces, lo importante es la ecografía; con esta, el médico puede ver si hay algún defecto, hacerle seguimiento y ver si hay algo que le permita a ella tomar una decisión al respecto. El examen de laboratorio es lo de menos”. 

Según Ruiz, actualmente se están atendiendo más de 6.000 embarazos de alto riesgo por zika. Lo complejo es que, al tiempo que se está generando la epidemia, se está generando la evidencia sobre los riesgos y efectos de la enfermedad. “Tenemos unas asociaciones que claramente están establecidas (microcefalia y Guillain-Barré), pero puede haber otros riesgos y efectos que aún no tenemos claros”.

Marcela ya acudió a su primera ecografía. Su bebé es un varón y al parecer está bien. Seguirá esperando el resultado. Si es positivo, interrumpirá el embarazo. Ella insiste en que no quiere correr el riesgo de que su bebé tenga complicaciones, aunque admite que después de verlo en la ecografía, está más ilusionada.  

 

*El 20 de junio de 2016, tres meses después de la publicación de este artículo, Marcela le comunicó a Revista Credencial que por fin le habían entregado sus resultados. Salieron positivos.

 

*Publicado en la edición impresa de marzo de 2016.