ILUSTRACIÓN ISTOCK
4 de Marzo de 2023
Por:
Lucas Herrán

Es un padecimiento sorprendentemente común, pero también desigual en términos socioeconómicos. Una clave: no subestimar su peligrosidad.


Verdades sobre la obesidad

*Artículo publicado en la edición impresa de marzo de 2022.

LA RELEVANCIA de la obesidad en el mundo contemporáneo es tal que cubre tanto la esfera privada como la de la salud pública. Permea la salud física y mental de las personas, pero también la representación política del cuerpo y hasta el espinoso campo de la desigualdad socioeconómica. 

 

En este contexto, Carlos Olimpo Mendivil, doctor en bioquímica nutricional de la Universidad de Harvard, máster en ensayos clínicos por la Universidad de Oxford y actual profesor de medicina en la Universidad de los Andes, explica qué es la obesidad y cuál el verdadero riesgo que representa para la salud física.

¿Cuál es la diferencia entre sobrepeso y obesidad?

Son diferentes grados del mismo problema, un exceso de peso corporal relativo a la estatura. Se calcula con algo que se llama el Índice de Masa Corporal (IMC), que funciona tomando el peso en kilogramos y dividiéndolo por la talla en metros elevado al cuadrado. Esa medida debe ser entre 18,5 kg/m2 y 25 kg/ m2. Por una parte, si la persona está entre 25 kg/m2 y 30 kg/m2, tiene sobrepeso. Por otra, la obesidad tiene distintas clasificaciones: grado I, entre 30 kg/m2 y 34 kg/m2; grado II, entre 35 kg/m2 y 39,9 kg/m2, y grado III, superior a 40 kg/m2.

 ¿Una persona de ‘contextura gruesa’ es, físicamente, igual a una persona con sobrepeso?

No, realmente el tema de la contextura gruesa es un gran mito. Sí hay diferencia entre la contextura de las personas, pero el esqueleto, en promedio, pesa tres kilos –entre dos y cuatro–. Si una persona tiene 5, 10, 15 o 20 kilos de exceso de peso, eso no es el esqueleto ni un hueso ancho, ni una contextura gruesa. En general, en la mayoría de los casos, cuando hay un exceso de peso, es a expensas de tejido adiposo, con la excepción de las personas que tienen una gran masa muscular. No es lo mismo tener sobrepeso que tener una contextura gruesa.

¿Es igual de riesgoso para la salud que una persona sufra de sobrepeso que de obesidad?

No, pero son diferentes grados de la misma enfermedad. En ese sentido, aumenta el riesgo de enfermedad coronaria, de diabetes, de hipertensión, de osteoartritis, de infertilidad, de ovario poliquístico, de enfermedades inflamatorias, enfermedades autoinmunes y varios tipos de cáncer. Todo se asocia con el exceso de grasa corporal, mucho más con la obesidad que con el sobrepeso, pero incluso también con el sobrepeso. Es más, incluso dentro del rango de los pesos normales, más o menos a partir de un IMC de 22 o 23, ya empieza a aumentar ligeramente el riesgo de esas enfermedades. Aunque ambos son riesgosos, la obesidad lo es más.


"Encontramos que la prevalencia de sobrepeso u obesidad era de 57,5 %", dice Olimpo sobre sus hallazgos en la población colombiana. 

¿Qué otras enfermedades se derivan de la obesidad o del sobrepeso?

Hoy en día se ha apreciado mucho el riesgo de cáncer (cerca de 14 tipos de cáncer se asocian al sobrepeso y la obesidad). Los más conocidos son el cáncer de mama, de vejiga, el linfoma de Hodgkin y de colon. También hay enfermedades que se acompañan de inflamación como la artritis reumatoidea, la soriasis; otras enfermedades que tienen un componente autoinmune o antiinflamatorio y hay otras como la degeneración de las articulaciones y la osteoartritis.


¿Por qué los médicos a veces diagnostican sobrepeso u obesidad a personas que físicamente no parecen serlo?

No nos basamos en la apariencia física de las personas, sino en medidas objetivas de su condición médica. La composición del cuerpo es lo que importa. Hay personas que tienen un peso normal, pero a expensas de pura grasa, es decir que tienen muy poca masa muscular. Esa condición se llama obesidad sarcopénica, y es una persona que externamente se ve bien, su peso cae entre lo normal, pero tiene porcentaje altísimo de grasa. Esas personas tienen el mismo grado incrementado de los mismos problemas de salud que una persona obesa. Por eso, en muchos escenarios ya no solamente tomamos el peso corporal sino además la composición corporal para ver esos kilos de qué están hechos.

¿Cómo es el panorama o el balance de Colombia en cuanto a sobrepeso y obesidad?

Es bastante preocupante. Hace tres años, adelantamos un estudio poblacional en las cinco ciudades más importantes de Colombia, en términos económicos: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga. Se realizó con más
o menos 2.000 personas, niños y adultos, de 2 a 75 años. Encontramos que hay una diferencia entre niños y adultos, pero en adultos la prevalencia de cualquier exceso de peso, llámese sobrepeso u obesidad, era de 57,5 %, casi dos terceras partes de la población. Y en cuanto a la distribución regional de la grasa, 34,4 % de las personas tenían obesidad abdominal.

También encontramos que la obesidad fue mucho más prevalente en las mujeres, más o menos 29,4 %, y en hombres 12,6 %, entonces hay una fuerte asociación con el sexo; es mucho más severa y temprana en mujeres. Y encontramos una asociación con el estrato socioeconómico. Las personas con un estrato socioeconómico entre 1 y 2, llegaron a tener prevalencia de obesidad muy por encima de ese 29 o 12 %, tenían de 35 a 50 %. De manera que no solamente es un problema severo, sino que es terriblemente injusto desde el punto de vista social, porque afecta en mayor medida a las personas más vulnerables y que tienen menos facilidades en su entorno para ocuparse de todas las comorbilidades que trae la obesidad y el sobrepeso.


 ¿QUÉ DICE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD?

El sobrepeso y la obesidad pueden prevenirse. Para ello, es fundamental que el contexto permita influir en las elecciones de las personas, de modo que la opción más sencilla (la más accesible, disponible y asequible) sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica. Asimismo, es indispensable que las personas puedan optar por: “Limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos; y realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos)”.