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23 de Enero de 2018
Por:
Redacción Credencial

El antipoeta chileno, que revolucionó la poesía hispanoamericana con su libro Poemas y antipoemas (1954), falleció este martes a los 103 años de edad.

Tres antipoemas para recordar a Nicanor Parra

Nicanor Parra nació en San Fabián de Alico, el 5 de septiembre de 1914. Fue el mayor de nueve hermanos y se formó en el Internado Nacional Barros Arana, donde ingresó financiado por una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Años después estudió Matemáticas y Física en el Instituto Pedagógico de la U. de Chile.

 

En 1937 publicó su primera obra, el poemario Cancionero sin nombre. El ejemplar obtuvo el Premio Municipal de Santiago y consiguió que Gabriela Mistral lo señalara como “el futuro poeta de Chile”.

 

Sin embargo, Parra es recordado por la ‘antipoesía’, una rebelión contra el canon poético reinante en Chile, con Neruda a la cabeza. Gracias a su obra, fue ganador del Premio Nacional de Literatura de Chile en 1969, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2001 y en 2011 recibió el Premio Cervantes, considerado el más prestigioso de la literatura en castellano. Estos son algunos de sus poemas:

 

 

 

Desorden en el cielo

 

Un cura sin saber cómo,

Llegó a las puertas del cielo,

Tocó la aldaba de bronce,

A abrirle vino San Pedro:

“Si no me dejas entrar

Te corto los crisantemos”.

Con voz respondiole el santo

Que se parecía al trueno:

“Retírate de mi vista

Caballo de mal agüero.

Cristo Jesús no se compra

Con mandas ni con dinero

Y no se llega a sus pies

Con dichos de marinero.

Aquí no se necesita

Del brillo de tu esqueleto

Para amenizar el baile

De Dios y de sus adeptos.

Viviste entre los humanos

Del miedo de los enfermos

Vendiendo medallas falsas

Y cruces de cementerio.

Mientras los demás mordían

Un mísero pan de afrecho

Tú te llenabas la panza

De carne y de huevos frescos.

La araña de la lujuria

Se multiplicó en tu cuerpo

Paraguas chorreando sangre

¡Murciélago del infierno!”

 

Después resonó un portazo,

Un rayo iluminó el cielo,

temblaron los corredores

Y el ánima sin respeto

Del fraile rodó de espaldas

Al hoyo de los infiernos.

 

 

Epitafio

 

De estatura mediana,

Con una voz ni delgada ni gruesa,

Hijo mayor de profesor primario

Y de una modista de trastienda;

Flaco de nacimiento

Aunque devoto de la buena mesa;

De mejillas escuálidas

Y de más bien abundantes orejas;

Con un rostro cuadrado

En que los ojos se abren apenas

Y una nariz de boxeador mulato

Baja a la boca de ídolo azteca

‒Todo esto bañado

Por una luz entre irónica y pérfida‒

Ni muy listo ni tonto de remate

Fui lo que fui: una mezcla

De vinagre y aceite de comer

¡Un embutido de ángel y bestia!

 

 

Cartas a una desconocida

 

Cuando pasen los años, cuando pasen

los años y el aire haya cavado un foso

entre tu alma y la mía; cuando pasen los años

y yo sólo sea un hombre que amó,

un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,

un pobre hombre cansado de andar por los jardines,

¿dónde estarás tú? ¡Dónde

estarás, oh hija de mis besos!

 

 

* Extraídos del libro Poemas y antipoemas de Nicanor Parra.