27 de Noviembre de 2015
Por:
Redacción Credencial

Una conversación informal sobre la belleza con la reina de reinas, a propósito del lanzamiento de su propia marca de cuidado personal. 

¿Qué es la belleza para Paola Turbay?

Usted acaba de coordinar un Festival de Cine Independiente, que requirió un esfuerzo enorme, acaba de presentar un programa de televisión y ahora lanza su propia línea de belleza. ¿Disfruta hacer de todo?

La gente puede pensar que uno hace tanto que no hace nada. O, podrían decir: “esta vieja tiene como un sancocho y como que no se enfoca”. No. No lo veo así. Te voy a decir cómo lo percibo: el tema de la actuación ha estado en pausa, porque nos vinimos de Estados Unidos a colombianizar a mis hijos. Igual he seguido con una serie allá, que es Royal Pains, haciendo pequeñas apariciones. El tema de ‘Tu cara me suena’ también lo sigo haciendo porque me encanta disfrazarme y bailar y cantar. Es rico. Pero lo del Festival y las cremas son dos cosas distintas, son dos proyectos que tienen que ver con algo que a Alejandro (Alejandro Estrada, el esposo) y a mí, nos importa mucho: la democratización de la cultura para el caso del Festival y, en este caso, de mi marca, la democratización de la belleza.

Yo no soy experta en cine, ni dermatóloga o experta en belleza. Pero soy experta en gente. A mí me encanta la gente y mi propósito en la vida es generar oportunidades para ponerlas en pro de la gente.

Usted ha dicho que su objetivo es “democratizar la belleza”…

Sí. La idea con 24/7 es poner al acceso de la masa productos que, por su composición, su diseño y por todo, serían exclusivos para cierto grupo de mujeres. Esto lo hemos logrado por la filosofía que tenemos. A nosotros nos gusta invertir bien los recursos, no gastar plata en lo que no es necesario. Por ejemplo, no me interesa comprarme un pote de cristal para que la gente crea que es fino. Lo que he construido hasta el momento me da cierta credibilidad. Yo solo estoy ofreciendo lo que a mí me ha dado resultado. Además… es que mírame la carita. (Risas).

¿La democratización de la belleza bajo qué criterios? Hay algunos “principios” de la belleza, como la delgadez extrema, por ejemplo, que han hecho mucho daño.

Yo creo que esto es un vehículo a través del cual uno puede generar un impacto. No son solo las cremas, ni cómo se aplican o para qué sirven. Es todo lo que va anidado. Es empezar a empoderar a la mujer, a llevarla de la mano para que le saque el jugo a la vida. Las mujeres en Colombia y en el mundo han sido maltratadas, supremamente maltratadas. Si las mujeres no tienen suficiente autoestima, lo golpes serán mucho más duros. La idea es trabajar esos temas para concienciarlas. Ellas están criando a toda una generación que viene y que cada vez es más víctima del bullying, del abuso. Es un tema de autoestima.

¿Y su autoestima de dónde viene?

A mí nunca me dijeron en la casa que era linda. La belleza no era un tema. Mis papás son divinos los dos, pero nunca me dijeron cosas como “eres la muñeca más hermosa del mundo”. Nunca. Mis papás son los más estudiosos, PhD, muy académicos. Él científico, ella educadora. No sé… lo importante estaba en otras cosas. Igual he sido yo con mis hijos. El centro de la crianza con Sofía no es decirle que es bonita. Uno quiere que la personalidad se construya a partir de otras cualidades que tienen que ver más con la personalidad.

Pero cuando llegué a Colombia, como a los 12 años, me empezaron a decir: “oiga, usted cómo es de bonita”. La gente me echaba muchas flores. Y yo no tenía ni idea. No porque me sintiera fea, pero tampoco bonita. No era importante, no me miraba al espejo sino para cepillarme los dientes.

Mi confianza entonces nunca se construyó a partir de la belleza. Pero sí a partir de ser ‘pila’ en el colegio, de sacar las mejores calificaciones y de otras actividades: el baile, el canto, la gimnasia olímpica.

Hay mujeres que van más allá. No es únicamente que la belleza no sea un tema, como en su caso. Es que se rehúsan a ser ‘bellas’. Elianor Burket, que es una escritora del New York Times, hizo un artículo sobre Bruce Jenner, que le sirvió para cuestionar “la belleza femenina”. Explica que, cosas como pintarse las uñas o usar minifalda, no definen a una mujer. ¿Qué opina sobre eso?

Cuando dices que se oponen a ser bellas… ¿a qué te refieres? ¿Cómo lo hacen?

Buscan no entrar en el “modelo”. El modelo cultural de la belleza. Pueden cortarse mucho el cabello… no depilarse… no pintarse las uñas.

Bueno, es que hay prácticas que son culturales. El tema del pelo es cultural. Eso es una decisión determinada por el contexto. Como dice mi papá, “donde hay pelos hay dicha”. (Risas)

Ahora, lo otro lo entiendo como una rebeldía. Una rebeldía a la vida. Y es normal. Es rebelarse contra algo que de pronto les ha hecho daño: seguramente en el colegio a la bonita siempre la aceptaban, y a ella, que era la más verraca, no la aceptaban. A la bonita siempre la sacaban a bailar. La bonita, la bonita. Cuando han sido discriminadas por la belleza, yo entiendo, es apenas lógico que se rebelen. Ahora, una cosa es eso y otra cosa es ser dejadas… Ser dejadas es distinto a que decidan no ser víctimas de la belleza.

Muchas veces las mujeres recibimos esos estereotipos de la televisión, o el cine. E igualmente, eso termina en trastornos alimenticios u otro tipo de problemas psicológicos.

El problema no es la televisión, ni las modelos, ni las revistas de moda, ni los estereotipos de belleza. El problema es la autoestima que le permita a uno tener un punto de vista frente a esos estereotipos. Lo sano, lo más sano, es admirar la belleza. Aplaudirla. Y entender que, tal vez, uno es distinto. Hay unos más bonitos, otros más talentosos, otros inteligentes. Si la belleza ejerce presión sobre uno, es porque uno no tiene ni la confianza ni la seguridad para impedir que eso te afecte de manera negativa.

La mamá furiosa porque a su hija le dio anorexia por mirar la televisión está equivocada. Es culpa de ella, por no enseñarle a manejar esa presión social. Hay que mirar qué era importante para la señora, qué tipo de mensajes le daba. Es que uno escucha unas cosas…

¿Qué tipo de cosas?

Por ejemplo, una vez un niño de un conocido me dijo: “cuando viene la visita tenemos que arreglar las camas, mi mamá dice que cuando venga la visita todo tiene que estar limpio”. Basan la crianza en la aprobación. En que el otro me acepte. Se hace todo para complacer a los demás y no para uno.

El otro día me impresionó mucho porque escuché a una mamá decirle al hijo: “ella no te va a volver a invitar porque eres un niño necio”. Empiezan a meterle un ‘raye’ en la cabeza terrible.

Entonces, ¿para qué ser bella? Si no es por complacer… ¿Por qué una mujer debería querer levantarse en la mañana, hacer una rutina de belleza, así como usted se lo imagina que lo hagan con 24/7?

Esto es sobre todo una línea de cuidado personal. Casi que ni quería hablar de belleza, hablar de belleza fue una decisión posterior que tiene que ver con razones de comunicación y publicidad. Para mí el tema es más de prevención, del cuidado necesario como ser humano y no como un objeto de belleza. Mira, hay gente que cree que yo soy fea. Hay mujeres anatómicamente perfectas que, por una actitud o tristeza se ven horribles.

La belleza es un derecho que tenemos todas, casi por el hecho de ser mujeres, y que no debe ser solo para algunas. Me parece que la mejor forma de honrar lo que la vida le dio, esto (dice señalando su cuerpo), es cuidándolo.