Nacido en 1984, Feuillet hace parte de una generación de artistas colombianos orgullosos de su respectiva herencia regional.  Foto: Juanita Molano.
Nacido en 1984, Feuillet hace parte de una generación de artistas colombianos orgullosos de su respectiva herencia regional. Foto: Juanita Molano.
7 de Febrero de 2023
Por:
Arantxa Díaz Aguirre

El cantautor pastuso se inspira en los ritmos de su tierra. Sus producciones honran un patrimonio de fiesta y carnaval. 

Lucio Feuillet: Las huellas sonoras del sur

Usted nació entre el volcán y el frío de esa tierra nariñense que tanto narra a través de su música. ¿Cómo entró esta última en su niñez?

Mi papá se dedicaba al arte y a la cultura en Pasto. Era profesor y decano de la Facultad de Artes. Mi abuelo, por su parte, era músico y creo que de ahí viene esa vena. Siempre que puedo destaco mucho el carnaval, porque desde pequeño presencié esas manifestaciones artísticas en las canciones en las carrozas, en la música que suena en las calles, y ahora todo eso me inspira. Valoro mucho la sensibilidad propia de este festejo.

Desde los ocho años empecé a ir a una escuelita de música de la Universidad de Nariño y ya hacia los 11 años entré a una academia para estudiar guitarra. Los profesores tocaban tríos de boleros y música colombiana, así que empecé a interpretarla. A veces los niños no quieren seguir los ritmos tradicionales, pero yo empecé con ellos. Agradezco mucho esa escuela porque es muy poderosa y es cercana a la música latinoamericana.

¿Qué recuerdos tiene del Lucio universitario? ¿Cómo fueron esos años de estudiar Música e Ingeniería de Sonido en Bogotá?

Era tímido, introvertido. Llegar de Pasto a una ciudad tan grande donde habitan personas de todo el país es enfrentarte a ciertos miedos. Fue ir conociéndome poco a poco, entender que hablaba diferente, que me relacionaba con las personas de otra manera, todo gracias al territorio que me formó y que hace parte de mi ADN. Recuerdo estar aprendiendo, disfrutando en comunidad. Los que veníamos de afuera de Bogotá nos juntábamos en casas para tocar y así fuimos creando amistades para toda la vida, compañeros con los que me veo y me subo en la tarima ahora. 

Sin que se encasille en un solo género, hay ciertos sonidos que caracterizan su música. Los ritmos andinos, cumbieros, las guitarras, las cuerdas... ¿Cómo ha de nido sus sonidos a lo largo de su carrera?

Los primeros que llegaron eran una especie de collage. Mi primer disco, Indicio, se llamó así porque no tenía muchas cosas claras, fueron las primeras manifestaciones de las músicas: había ritmos latinoamericanos, pero también balada y pop, y jugábamos con sonidos de percusiones. Desde el principio todo fue muy ecléctico: no me preocupaba tanto por el género, sino más bien por crear una propuesta diversa. Nos gusta que nuestros conciertos tengan curvas, instrumentos y ritmos que se van transformando. Kevin Johansen, un artista que admiro mucho, habla de eso: dice que es un “desgenerado”.

Me fui identicando como cantautor, porque ya el género o la instrumentalización pasan a un segundo plano; lo que se quiere es encontrar desde la canción esa forma de transmitir algo. Así que ha sido un descubrimiento: en el primer disco teníamos sonoridades muy latinoamericanas; en el segundo, Provinciano, hay toques de música sureña y Bailando, bailando se inspiró en el carnaval, donde se ve la esta y el baile. Posiblemente, esta exploración vaya mutando y nos llevará a otros lugares. 


Foto: Juanita Molano.

¿Por qué decidió unir las músicas tradicionales de la región en vez de caer en el pop o en el mundo urbano, que cada vez es más amplio?

Porque yo siento que esto es algo muy natural. Durante mi primera etapa de conciertos, cuando interpretaba algunos temas tradicionales con la guitarra, sentía que ahí estaba pasando algo. Tocaba, por ejemplo, El Miranchurito, y pasaba algo profundo con el público. Creo que para la escena musical de Bogotá el sonido era muy nuevo y eso conectó. Cuando yo interpreto mi música siento todo muy natural y fuido, no me pongo filtros. Desde que llegué a la capital tuve mucho interés por la investigación de las músicas del sur. Toqué con un par de orquestas tradicionales y mi trabajo de grado lo hice entrevistando a maestros y maestras de las músicas que se han quedado en el sentimiento popular. Y con el paso del tiempo esto se ha convertido en mi identidad, en esa huella que se va notando, quizá del sur. Eso que fui descubriendo era un condimento para mi música. Lo abracé y lo entendí. 

Defina en una palabra o frase cada uno de tus álbumes:  Indicio, Provinciano y Bailando bailando.

Indicio: la primera manifestación de mis sueños Un anhelo, un sueño de lo que te imaginas que puede llegar a hacer

Provinciano: la conexión entre la canción y el territorio

Bailando, bailando: Es un recorrido por la inspiración del Carnaval de Negros y Blancos pero traído a la contemporaneidad, aferrado al hoy.

¿Qué pros y contras tiene ser un artista independiente en la escena musical?

El pro más grande es que tienes total libertad de hacer lo que quieras a nivel artístico, de comunicación, divulgación y colaboraciones. Tienes el control de tu carrera. Uno de los contras es el factor económico, ya que en este caso todo es autogestionado. Otro, que eres más lento en los procesos, te demoras más con los proyectos y a veces es bueno ponerse plazos y presionarse un poco más. 

"Ser independiente implica que todo lo económico es autogestionado"

Su trabajo lo ha llevado a estar en tarima con artistas como Marta Gómez, Santiago Cruz, Las Áñez, Edson Velandia y su coterránea, Briela Ojeda. ¿Qué le han dejado en el corazón estos artistas?

Todos han sido vitales para mi carrera. Cuando yo estaba empezando mi camino tocaba con Andrés Correa, un cantautor bogotano, y con él entendí que sí hay otros caminos, que se puede hacer música y no prestarle tanta atención a lo que dictan los medios masivos, sino que hay un mundo gigante en la independencia. Ahí aparecieron estos artistas y cancionistas que ya llevában su recorrido, que me mostraron dónde grabaron, masterizaron, etcétera. Gracias a eso, empecé a encontrar vínculos en el círculo independiente cuyos resultados son de calidad y que conectan con uno más que algunos artistas con mayor presupuesto. 

¿Qué lo satisface de ser músico?

Saber que una canción mía hace parte de algo importante para una comunidad, una familia, un lugar. Que genere una conexión. Eso me parece profundo porque la música deja de ser de uno y pasa a ser de otras personas; ellas la hacen parte de su vida, de su momento. 

¿Qué viene para su carrera en este 2023?

Estoy trabajando en un álbum nuevo. Lo quiero mucho porque estoy traduciendo los ejercicios que he hecho de guitarra y voz con colaboraciones: todas las canciones tienen artistas invitados. Es algo que he hecho mucho en conciertos, pero no he plasmado tanto en un fonograma, así que este álbum será el espacio para mi exploración. Espero lanzarlo este año. También quiero seguir tocando en formato “murguero”, porque para muchas personas es algo nuevo y me gustaría llevarlo a otros lugares del país. Quisiera conocer España, hacer una pequeña gira allí, y espero volver a México. Creo que viajar siempre será uno de mis objetivos, así que aprovecharé cada oportunidad que haya para expandir mi música.