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5 de Junio de 2018
Por:
Pablo de Narváez

El San Petersburgo Arena, cuyo costo se calcula en cerca de mil 100 millones de dólares, encabeza la lista de escenarios de la Copa del Mundo de Fútbol Rusia 2018. Los estadios tienen en común los más estrictos parámetros de sostenibilidad y armonía con el medio ambiente.

Los templos del Mundial

Ahorro de energía y de agua, uso de materiales reciclables, confort para los futbolistas y espectadores, generación de energía renovable. Estas características son el denominador común de los estadios de Rusia 2018, la Copa del Mundo FIFA que se llevará a cabo del 14 de junio al 15 de julio. Los recintos deportivos en los que 32 selecciones buscarán el trofeo más importante del balompié se han erigido a partir de la aplicación de normas de construcción ecológicas bajo los estándares internacionales de la FIFA e implementadas por un equipo de expertos vinculados al Ministerio de Recursos Naturales y Protección Ambiental ruso y al Comité Organizador Local (COL).

Su líder, el profesor Yuri Tabunshchikov, fue ganador del premio Nobel de Paz en 2007 e integra un grupo intergubernamental de especialistas en la investigación del cambio climático. “Redactar una norma ecológica para Rusia es una tarea ardua y muy importante. Establecer una norma medioambiental nacional especialmente adaptada a estadios de fútbol es un gran paso adelante. La nueva norma es parte fundamental del legado de la Copa Mundial y servirá de plataforma para desarrollar una generación de especialistas de primera calidad”, afirma Tabunshchikov, la máxima autoridad del país anfitrión en materia de calefacción, ventilación y aire acondicionado, y física térmica aplicada a edificaciones.

Tres estadios en particular representan la innovación tecnológica y la ruptura de los paradigmas: el Otkrytie Arena, conocido como el Spartak Stadium; el Rostov Stadium y el San Petersburgo Arena.

El Otkrytie cuenta con un sistema único de gestión que regula de forma eficiente la distribución de energía hacia los servicios de calefacción, enfriadoras e iluminación. Esto significa un ahorro en el consumo de entre 20 y 70%. Dispone de lámparas LED en las zonas de servicios. Su reducción en el consumo de energía eléctrica alcanza el 90%, comparado con las lámparas incandescentes. Y también contiene un sistema de separación de residuos para reciclaje.

El Rostov ofrece similares características de iluminación y ahorro; además, permite que la luz natural traspase la cortina blanca que rodea su fachada, sin desatender a los asistentes de la protección contra la lluvia y el frío. Esta característica favorece la ventilación.

El San Petersburgo Arena también tiene un moderno sistema de ventilación natural y sus conductos de agua funcionan con una tecnología moderna para aprovechar el agua lluvia. Toda su iluminación es LED y en la cubierta exterior ostenta una de las pantallas más grandes del mundo para un estadio. Cuenta con un techo corredizo que se abre y se cierra en 15 minutos. La gramilla está sembrada sobre una superficie deslizante, que permite desplazar el gramado para guardarlo y utilizar el espacio para otro tipo de eventos culturales y deportivos. Gracias a estos rasgos recibió el certificado de espacio sostenible en el marco de la normativa internacional verde Breeam (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology), un reconocimiento de alto prestigio que premia la sostenibilidad para edificaciones. Este coloso es considerado una de las más importantes obras de la innovación de escenarios deportivos de la historia.

Diseñado por el arquitecto japonés Kisho Kurosawa, y construido en la isla Krestovsk –una zona tradicional e histórica del país– es el actual hogar del equipo F.C. Zenit. Sin embargo, su característica más sobresaliente son los más de mil millones de dólares que costó su construcción. ¿Cómo pudo costar tanto?

La receta de un coloso

Para la construcción del Krestovski San Petersburgo Arena se usaron 32.000 toneladas de metal, la misma cantidad de material con el que se fabricó la torre Eiffel, y 486 metros cúbicos de concreto, 5,5 veces más de lo que se utilizó para el estadio de Wembley en Inglaterra. El área del techo es de 71.000 metros cuadrados, unas tres veces la dimensión de la Plaza Roja en Moscú. En la obra trabajaron 2.700 personas, especialistas en la construcción de once países diferentes, entre ellos Bielorrusia, Ucrania, Kazajistán, Uzbekistán, Austria, Suiza, Alemania, Inglaterra y Serbia. El total del área es de 287.600 metros cuadrados: 26.000 metros de área comercial con disponibilidad para 68.000 espectadores en competencias de fútbol y 80.000 para conciertos. Ofrece una zona de hospitalidad para el bienestar de los aficionados con ocho tiendas de comidas y ocho restaurantes con 4.962 sillas. Además, fueron diseñadas 14.270 sillas para fanáticos activos, 560 para seguidores con limitaciones de movilidad y 104 cabinas aéreas.

Solo que todo este esplendor se completó luego de diez larguísimos años, lo cual elevó los costos a niveles inmanejables. Los más optimistas, como el vicegobernador de San Petersburgo, Ígor Albin, los calculan en cerca de 700 millones de dólares. Los pesimistas, en 1.500 millones de dólares, una cifra que superaría el costo del nuevo estado de Wembley. Kurosawa, su diseñador, puso la primera piedra en 2007, pero murió pocos meses después. Su fallecimiento fue como una maldición. Durante el siguiente decenio, el estadio sufrió cualquier cantidad de contratiempos relacionados con denuncias de corrupción, el relevo de la empresa constructora original y, simplemente, las demoras en el desarrollo del trabajo. El proyecto estuvo a punto de convertirse en un ‘elefante blanco’ hasta que el propio presidente Putin intervino para sacarlo ‘a flote’.

Línea de evolución

El San Petersburgo Arena es el último eslabón de una larga cadena evolutiva en la construcción de estadios, que inició con el Coliseo Romano, construido a comienzos del año 70 d. C., por orden del emperador Vespasiano. Para los románticos, su estructura, que tuvo un aforo de hasta 80.000 espectadores, es insuperable. En lujo, eficiencia y majestuosidad. No sin razón es una de las siete maravillas del mundo. En relación con los templos del fútbol particularmente, la evolución de los estadios ha marcado una trayectoria progresiva extraordinaria. Para el primer Mundial, Uruguay 1930, el estadio Centenario, de Montevideo, diseñado por el arquitecto local expresionista Juan Antonio Scasso y construido gracias a una obra monumental –un auténtico desafío para la época– luego del desmonte de 130.000 m3 de tierra, fue remodelado. Contó con pista atlética, palcos de prensa y camerinos modernos con duchas, un hito.

Veinte años más tarde llegó el Maracaná, en Río de Janeiro, Brasil, construido por el arquitecto Rafhael Galvão para la cita orbital de 1950, casi exclusivamente para ver coronar a Brasil. Rompió el tablero en términos de capacidad y silletería. Fue el estadio más grande del mundo, con un aforo de 200.000 personas.

Para Inglaterra 1966 el histórico estadio Wembley, construido en 1923 para la exposición del Imperio Británico de 1924 y que albergó los Juegos Olímpicos de 1948, sufrió una gran remodelación y modernización de sus tribunas y del campo de juego. Por muchos años fue catalogado el más bello de todos.

A partir del siglo XXI las innovaciones ‘cogieron fuerza’, a la sazón del avance avasallante de la tecnología. En el Mundial de Francia 1998, el Stade de France en París y en Corea-Japón 2002, el Domo de Sapporo en Japón, fueron los primeros en tener el campo flexible para la práctica de otros deportes. En Alemania 2006 el Allianz Arena en Múnich contó con tecnología implementada por Siemens. Su fachada se convirtió en una vitrina de color y diseño, iluminada con los colores de la selección alemana, un paradigma en la arquitectura comercial y el mercadeo urbano.

En Brasil 2014 se plantó la piedra fundadora de los estadios verdes de los mundiales. El Castelão en Fortaleza fue el primer estadio ecosostenible. Recibió la certificación internacional Líder en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible (LEED, siglas en inglés), el sistema más importante en certificación sostenible en el mundo que, al igual que Breeam, es otro método de medición y análisis en cuanto a arquitectura, energía y diseño en el área ambiental.

En casi 100 años de historia de escenarios deportivos de fútbol, estas piezas se han convertido en íconos arquitectónicos dentro del paisaje de las ciudades. Rusia, halado por esa pulsión histórica de ser protagonista del devenir del mundo, ha invertido grandes fortunas en el evento futbolístico que es inminente. Y los estadios –unos nuevos, otros remodelados– son su carta de presentación, sus ‘alfiles’ mediante los cuales pretende demostrar su poderío y liderazgo en el planeta.

 

Los templos

Estadio Luzhniki, de Moscú

Inaugurado en 1956

Capacidad: 81.000 espectadores

Costo: 411 millones de dólares

Originalmente se le llamó Estadio Central Lenin. En este se jugará el partido de inauguración entre Rusia y Arabia Saudita, el 14 de junio, y la final, el 15 de julio.

Entre sus mayores atractivos cuenta con una cubierta que se transforma en una gigantesca pantalla de televisión, por la que se transmitirán los partidos, pero solo puede ser vista desde el aire. Allí se jugarán, además, tres partidos más de grupos, un partido de octavos de final y una semifinal.

 

Estadio Otkrytie, de Moscú

Inaugurado en 2014

Capacidad: 43.000 espectadores

Es una de las joyas de diseño. Simula una especie de gigantesca bombonera forrada en sus esquinas por diamantes rojos y blancos en honor al equipo Spartak. Sin embargo, el tono puede variar dependiendo de quiénes jueguen. En este estadio se jugarán cuatro partidos de grupos y un partido de octavos de final.

 

Estadio Krestovski, de San Petersburgo

Inaugurado en 2017

Capacidad: 67.000 espectadores

En este escenario se jugarán cuatro encuentros de primera ronda, un partido de octavos de final, una semifinal y el enfrentamiento por el tercer puesto.

 

Estadio Fisht, de Sochi

Inaugurado en 2014

Capacidad: 48.000 espectadores

Su estructura en forma de concha es su mayor atractivo arquitectónico. Fue construido con ocasión de los Juegos Olímpicos de Invierno. Las gradas inferiores pueden ser retiradas para dar paso a una pista de atletismo.

En este se jugarán cuatro partidos de grupos, uno de octavos de final y uno de cuartos de final.

 

Estadio Kazan Arena, en Kazan

Inaugurado en 2013

Capacidad: 45.000 espectadores

De los mismos diseñadores del nuevo Wembley, en Inglaterra, Populous, llega este monumento construido sobre una superficie de más de 70.000 metros cuadrados. Su gran atractivo es su pantalla lateral de televisión, de 4.000 metros, quizás la más grande del mundo. Será sede de cuatro partidos de grupos, incluido el de Colombia contra Polonia, un partido de octavos de final y uno de cuartos de final.

 

Estadio Samara Arena (también llamado Cosmos), en Samara

 

 

En construcción. Solo falta colocar la gramilla.

Capacidad: 45.000 espectadores

De lejos, es el diseño más osado, con una cubierta en forma de domo o de platillo volador, abierto en la cúpula. El ‘ovni’, en honor a la industria aeroespacial, costó más de 350 millones de dólares. Allí se jugarán cuatro partidos de grupos, incluido el de Colombia contra Senegal; uno de octavos de final y uno de cuartos de final.

 

Volgogrado Arena, en Volgogrado

Inaugurado en abril de 2018

Capacidad: 45.000 espectadores

En realidad fue construido sobre las ruinas del anterior, a orillas del río Volga, cerca del centro de memoria de uno de los episodios más sangrientos de la Segunda Guerra Mundial.

 

Ekaterinburg Arena, en Ekaterinburg

Inaugurado en 1957 y recién remodelado

Capacidad: 36.000 espectadores

La remodelación conservó la estructura original y le agregó una tribuna temporal para aumentar su capacidad original de 23.000 espectadores. Solo que la tribuna, detrás de la línea de meta, queda por fuera de la estructura principal, algo insólito. El diseño, sin embargo, es espectacular. En este escenario se jugarán cuatro partidos de la fase de grupos.

 

Estadio de Kaliningrado

Inaugurado en 2018

Capacidad: 35.000 espectadores

Fue construido exclusivamente para el Mundial de Rusia. Es, quizás, el de diseño más funcional y sencillo de todos. El diseño era más ambicioso pero cierta malversación de fondos redujo el proyecto al límite. Allí se jugarán cuatro partidos de la fase de grupos.

 

Estadio Nizhny Novgorod

Inaugurado en 2018

Capacidad: 45.000 espectadores

Llaman la atención los pilares que soportan y rodean la estructura, y que le dan al diseño un aire muy particular. Dicen que lo mejor del estadio es la vista al Kremlin de la ciudad, de cinco siglos de antigüedad. En este se jugarán cuatro partidos de fase de grupos, un encuentro de octavos de final y uno de cuartos.

 

Mordovia Arena, en Saransk

Inaugurado en 2018

Capacidad: 45.000 espectadores (pero después del Mundial reducirá su capacidad a 28.000 espectadores)

Es el estadio donde la selección Colombia debutará contra Japón y donde se jugarán tres compromisos más de la fase de grupos.

 

Estadio Rostov Arena

Inaugurado en 2018

Capacidad: 45.000 espectadores

Situado a orillas del famoso río Don, fue construido con ocasión del Mundial de Fútbol. Se supone que el techo es una imitación de los meandros del río. Allí se jugarán cuatro partidos 

 

 

 

*Publicado en la edición impresa de abril de 2018.