Archivo Particular
8 de Septiembre de 2017
Por:
Redacción Credencial

El #ModoPapa ha invadido los medios de comunicación y las redes sociales. Sus fotos, frases y rupturas de protocolo han captado la atención. Pero, ¿qué pasará cuando Francisco regrese al Vaticano? Estas son las palabras del Papa que, más que aplaudir, deberían ponerse (por fin) en práctica.

Los mensajes de Francisco: ¿revolución o recordación?

 

La visita del papa Francisco al país despertó el interés de miles de católicos y curiosos. Fieles practicantes, creyentes críticos de la Iglesia y hasta ateos han aplaudido los mensajes de un hombre que desde su proclamación como Sumo Pontífice ha causado admiración, por su cercanía con la gente, y fuertes críticas de los sectores más conservadores, que consideran que muchas de sus ideas ponen en peligro los cimientos del catolicismo a ultranza.

Se dice que rompe los protocolos, que es alegre, que entiende la problemática social, que es solidario. En resumen, que es el representante perfecto del nombre que eligió: Francisco. De ahí que las cadenas de televisión de todo el mundo repitan sus discursos, sus homilías y que sus redes sociales en español, inglés, italiano y francés sumen más de 30 millones de seguidores; sin contar sus perfiles en otros idiomas. Sin embargo, su buena nueva no es tan nueva. Pertinente, sí, en la medida en que recuerda que, más que aplaudir su mensaje, ya va siendo hora de ponerlo en práctica.

Desigualdad

Una de las banderas del papa Francisco es su lucha contra la desigualdad. De hecho, en su primer discurso en Bogotá, ante el presidente Juan Manuel Santos y las élites políticas del país, dijo: “No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales. Los animo a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos y marginados por la sociedad, aquellos que no cuentan para la mayoría y son postergados y arrinconados”.

En 1968, ante miles de fieles en Mosquera, Pablo VI aseguró: “Seguiremos denunciando las injustas desigualdades económicas entre ricos y pobres”.

Reconciliación

Quienes conocen a Francisco aseguran que una de las mayores preocupaciones del Pontífice es la polarización que enfrenta el país tras la firma de los acuerdos de paz con las Farc. No en vano atendió en audiencia conjunta al presidente Juan Manuel Santos y al líder de la oposición Álvaro Uribe. El Papa aprovechó varios de sus discursos para enfatizar en la necesidad de la reconciliación: “Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso”… “Cuando las víctimas vencen la comprensible tentación de la venganza se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de paz”.

Un mensaje que también le dejó al país Juan Pablo II en su visita en 1986: “Para llevar a cabo esta tarea inmensa de lograr la paz ─que exige perdón y reconciliación─, el primer paso, que estoy seguro que daréis cada uno de vosotros, es el desterrar de los corazones cualquier residuo de rencor y de resentimiento. Los años de violencia han producido heridas personales y sociales que es necesario restañar”.

Humanidad

La igualdad ocupó la agenda de Pablo VI: “Vuestra persona es sagrada y debe ser reconocida efectivamente, sea en el campo económico o en el campo de los derechos civiles, y la participación gradual en los beneficios y en las responsabilidades del orden social”. Casi cincuenta años después, el mismo tema fue abordado por el Papa argentino: “El Señor no es selectivo, no excluye a nadie. El Señor abraza a todos y todos, escuchen esto, y todos somos importantes y necesarios para Él”.

Juventud

El 2 de julio de 1986 Juan Pablo II le dijo a los jóvenes colombianos: “Hay quienes pretenden seduciros con ciertas actitudes de conformismo, indiferencia pasiva y escepticismo, arrancando de vuestra juventud los más nobles ideales humanos y cristianos”.

 “¡Vosotros sois la sal de la Tierra! ¡Vosotros sois la luz del mundo! ¡Que brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos!”

“Vosotros mismos sois parte de ese caudal de recursos. Con una juventud estudiosa, trabajadora, esforzada y responsable, la sociedad y la Iglesia en Colombia pueden mirar, con fundada confianza, hacia un futuro mejor”.

Acorde con la época en la que le tocó dirigir la Iglesia, Francisco ha modernizado su discurso y adaptado sus mensajes para las audiencias más jóvenes: es amigable, hace bromas, habla de refajo y fútbol, pero, al final, los temas que aborda no difieren de los que ─hace más de 30 años─ ocupaban la conversación del Papa con la juventud de los ochenta.

“Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono”.

“Por favor mantengan viva la alegría. Es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Y si ustedes mantienen viva esa alegría con Jesús, nadie se las puede quitar. Nadie. Pero, por las dudas, les aconsejo: no se la dejen robar, cuiden la alegría que unifica todo en saberse amado por el Señor”.

“No le tengan miedo al futuro, atrévanse a soñar a lo grande. A ese sueño grande yo hoy los invito. Por favor, no se metan en el ‘chiquitaje’, no tengan vuelo rastrero, vuelen alto y sueñen grande”.

Pablo VI y Juan Pablo II le dejaron muchas frases a Colombia. Sin embargo, al parecer no calaron más allá de los aplausos. Pero la época de Francisco se antoja diferente. A estas alturas varios de sus mensajes ya son virales a través de gifs o imágenes en Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp. Tal vez 2017, como el Papa argentino, sea diferente y, a fuerza de ser leídas y releídas sus palabras en las redes sociales, al final terminen por inspirar buenos actos.