La copa menstrual retiene entre 10 y 28 mililitros de sangre y se debe vaciar después de entre cuatro y máximo 12 horas de uso. Foto Istock.
La copa menstrual retiene entre 10 y 28 mililitros de sangre y se debe vaciar después de entre cuatro y máximo 12 horas de uso. Foto Istock.
14 de Febrero de 2023
Por:
Valentina Pascagaza

Este desarrollo médico se ha posicionado como una herramienta eficaz para controlar el periodo, además de que reduce la huella ecológica. Pero, ¿qué efecto tiene sobre la salud?

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Las verdaderas ventajas de la copa menstrual

CADA MES, cerca de 1,8 millones de personas alrededor del mundo menstrúan; son las mismas que conviven con ese tipo de sangrado durante 65 días del año. Y están sujetas a un mercado en el que existen muy distintos métodos para controlarlo: hay tampones, toallas y ropa interior antifluidos, entre otros, una escogencia que no se debe tomar a la ligera, pues cualquier material que entre en contacto con el canal vaginal puede repercutir sobre la salud sexual y reproductiva de la persona. Las variables para elegir se apilan unas sobre otras: el costo económico de cada recurso, por ejemplo, pero también su disponibilidad y, claro está, su eficacia.

En esa carrera, la copa menstrual se ha posicionado a lo largo de los últimos años como un método que, además de ser eficaz y práctico durante los días de periodo, tiene dos ventajas adicionales: requiere de una baja inversión monetaria y reduce la huella ambiental. Aun así, todavía hay muchas personas que no se atreven a usarla por las dudas y temores frente a su uso, o simplemente por falta de información.

VAMOS POR PARTES

Según un análisis publicado en la revista The Lancet Public Health en el que se examinaron 43 estudios basados en los casos de 3.300 mujeres y niñas que viven en países tanto ricos como pobres, si se estima el uso de una copa a lo largo de una década, los costos de compra y los residuos generados por ella son una fracción de aquellos derivados del uso de toallas y tampones. Esto no sorprende si se tiene en cuenta que una persona puede llegar a usar entre 25 y 30 tampones y toallas por mes, y entre 300 y 600 por año; la copa, por su parte, tiene una vida útil de 10 años. A su vez, se encontró que, en comparación con otros métodos, la copa no reporta ningún riesgo en el desarrollo de infecciones; de hecho, se demostró que su uso está asociado a la menor prevalencia de bacterias en la zona vaginal frente a las toallas y tampones.

Existen beneficios adicionales en el plano fisiológico. Como señala la doctora Karin Franco, ginecóloga obstetra y especialista en reproducción humana, dado que la copa retiene el sangrado en el nivel vaginal, no se va a desarrollar dermatitis por el uso crónico de la toalla higiénica, como les sucede a varias pacientes. Además, ofrece un mayor control del sangrado que, en últimas, evita posibles derrames, así como una mayor movilidad para aquellas personas que, durante su periodo, realizan actividad física.  

¿CÓMO USARLA?

Comenzar a utilizar la copa requiere de una fase de familiarización y de acompañamiento que haga que este método sea exitoso. Pero, antes, es clave tener en cuenta que existen algunas contraindicaciones. Por ejemplo, dice la doctora Franco que las mujeres que no han tenido relaciones sexuales deben conocer su tipo de himen previamente, pues pueden llegar a lastimarse si su grosor no permite la inserción de la copa. Asimismo, si hay presencia de infecciones vaginales, también se recomienda tratarlas antes del uso de la herramienta, pues esta se puede contaminar e impedir que la molestia cese.

La afección se podrá determinar con la aparición de flujos anormales, entre otros signos de alerta. Adicionalmente, para aquellas personas que usan dispositivos intrauterinos como método de planificación, se recomienda mayor precaución a la hora de insertar y retirar la copa, ya que de algunos de ellos prenden unos hilos que pueden halarse y retirarse en esos movimientos, en esa interacción, cosa que podría comprometer —entre otras cosas— la efectividad de su método contraceptivo. Una vez tenga en cuenta las anteriores recomendaciones, familiarícese con la copa.

Esta puede retener entre 10 y 28 mililitros de sangre y se debe vaciar después de entre cuatro y máximo 12 horas de uso, dependiendo del tipo de flujo menstrual y de la copa en sí misma. Dicho sea de paso: esta puede estar fabricada con distintos materiales —como silicona aprobada médicamente, caucho o látex—, de manera que he ahí otro criterio de escogencia. Pese a que las alergias asociadas a las copas no son comunes, esto dependerá de su caso particular. 


Se demostró que su uso está asociado a la menor prevalencia de bacterias en la zona vaginal frente a las toallas y tampones. Las personas que se habitúan a usar la copa —con debida higiene y posicionamiento— son fervientes defensoras del método. Ilustración Istock. 

Uno de los mayores temores sobre la adopción de este método es el derrame o la filtración del sangrado y para ello existen diversas tallas de copa, de acuerdo, a su vez, con las características fisiológicas de cada persona; no obstante, también se debe tener en cuenta que es clave colocarla de manera correcta para evitar dichas filtraciones. Y es que la forma y tamaño de su vagina pesa en la escogencia: si usted realiza controles anuales con su ginecólogo, será más fácil determinar el tamaño ideal del elemento.

Habiendo elegido una, tenga en cuenta las instrucciones de lavado dadas por el fabricante, ya que esta se debe desinfectar y lavar antes de utilizar. Es normal que en sus primeros usos sienta incomodidad, pero si una copa no funciona, hay otras en el mercado. No se cierre a la opción de no usarla tras una mala experiencia, pues desde el punto de vista médico, no debería generar ningún problema.

Como afirma la doctora Franco, cada vez hay menos tabús frente a la vagina. Por ejemplo, hemos superado la idea de que esta no se puede tocar, entre otras preconcepciones revaluadas, cosa que beneficia la copa menstrual como un recurso de creciente popularidad. Aun así, falta un trecho informativo, educativo incluso, para que un mayor número de mujeres y demás personas menstruantes adopten este recurso. Lo clave es que, con práctica, paciencia y una guía sobre su correcto uso, este método eficaz nos ofrecerá seguridad —una seguridad íntima, ni más ni menos— en esos días en que la necesitamos.

Nota: Este artículo ofrece una visión sobre el fenómeno tratado pero no reemplaza una consulta directa con un médico. Se recomienda saldar dudas con un profesional de la salud directamente y a la luz de su caso particular.