Archivo Particular
28 de Mayo de 2018
Por:
Ana Catalina Baldrich

La acusan de menoscabar los pequeños negocios, de monopolizar el mercado y de no pagar impuestos. ¿Qué hay tras el éxito de la compañía de ventas por internet que amenaza con devorarlo todo?

Amazon se come el mundo

El 4 de octubre de 1995, los periodistas conocieron el primer comunicado de Amazon.com. Estaba fechado en Seattle y anunciaba que la tienda minorista más grande de internet abría sus puertas virtuales para que cualquier persona con ingreso a la web pudiera acceder a la mayor colección de libros del mundo. Han pasado casi 23 años, y mucho ha llovido desde que el ingeniero de Princeton, Jeff Bezos, materializó la idea de aprovechar al máximo los datos que revelaba un informe que había conocido en 1994: en un año, internet había crecido un 2.300%.

Hoy Amazon.com vende películas, música, aplicaciones para teléfonos inteligentes, herramientas, víveres, ropa, joyas, autopartes y suplementos alimenticios, entre otros. Sin contar con que ofrece servicios de limpieza del hogar, reparación de electrodomésticos, mudanzas y hasta un catálogo de servicios informáticos en la nube.

Bezos convirtió 300.000 dólares que le dieron sus padres –los ahorros de toda la vida– para iniciar el negocio en el garaje de su casa en Seattle, en ganancias de 3.000 millones de dólares en 2017.

 

Problemas de envío

A finales de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió en su Twitter: “Tengo razón acerca de que Amazon le cuesta a la Oficina de Correos de Estados Unidos enormes cantidades de dinero por ser su repartidor. Amazon debe pagar estos costos (más) y no hacerlos pagar al contribuyente estadounidense”.

El mandatario no es el único en acusar al gigante de internet de menoscabar las finanzas de los comercios y las oficinas postales hasta la quiebra. En 2013, por ejemplo, se conoció que la Asociación de Libreros de España había demandado a Amazon por no respetar la ley de precios fijos. En 2017, el ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, presentó una demanda contra la compañía por imponer relaciones injustas a sus proveedores en el país. Mientras que empresas de mensajería en algunos países se han revelado contra sus bajos precios y sus altos volúmenes de envíos.

Marcos Lima, jefe del Programa de Innovación y Distribución de Marketing de la Escuela de Negocios Leonardo Da Vinci de París, va más allá y considera que la expansión de Amazon raya en el monopolio. “Tienen –dice– casi el monopolio de las plataformas de comercio electrónico, incluso si su participación en el comercio general sigue siendo baja”.

En una columna en The New York Times –publicada antes de que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos le diera vía libre a Bezos para adquirir Whole Foods, una empresa dedicada a la venta de alimentos orgánicos, con más de 400 tiendas en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, por 13.700 millones de dólares– Lina Khan, investigadora asociada de la Facultad de Derecho de Yale, opinó que, con la transacción, la compañía agrandaría su parte del pastel. “Comprar Whole Foods –dijo– le permitirá a Amazon aprovechar y ampliar el poder extraordinario de que disfruta en los mercados y entregas en línea, haciendo que una porción aún mayor del comercio sea parte de su feudo”.

Este tema ha motivado varios debates en torno a si el crecimiento exponencial de Amazon –que, según informaciones de prensa, está preparando su propio servicio de reparto para empresas, lo que significa una competencia directa con las tradicionales UPS y FedEx; y tiene intenciones de crear, junto a Berkshire Hathaway y JPMorgan Chase, un servicio médico para sus empleados, y de ofrecer una especie de cuenta bancaria, que le significaría a sus clientes menores costos por transacciones– se debe a los ‘huecos’ que dejan las legislaciones en torno al mercado electrónico.

Ante las acusaciones de prácticas que favorecen el monopolio, un vocero de Amazon le dijo a REVISTA CREDENCIAL que su negocio deja lugar suficiente para la competencia. “Las ventas en línea son una pequeña parte de nuestro comercio. Es importante tener en cuenta que 50% de las unidades compradas en Amazon, alrededor del mundo, son ofrecidas por vendedores independientes a través de Marketplace. Hay espacio para muchos beneficiados. Operamos en un entorno competitivo con una gran variedad de negocios. A pesar de que la mayor parte de nuestros esfuerzos son centrados en nuestros clientes, en vez de la competencia, siempre aceptamos la competencia porque creemos que los clientes se benefician de ella”.

El presidente Trump afirma que el gigante tecnológico paga ‘poco o ningún’ impuesto, mientras que la compañía, según su informe a la Comisión de Bolsa de Valores, en 2017, pagó 975 millones de dólares en impuestos sobre la renta. Sin embargo, un artículo de finales de marzo en The New York Times da cuenta de un análisis del Instituto de Impuestos y Política Económica que concluyó que el año pasado Amazon no pagó ningún impuesto federal.

Y es que aunque el vocero de Amazon dice que la compañía no hace comentarios frente a las acusaciones del mandatario estadounidense, el analista Marcos Lima considera que, precisamente, la genialidad de la empresa radica en conseguir permanecer dentro de la ley, mientras desarrolla implacablemente sus ideas de negocios.

 

El secreto está en el servicio al cliente

Más allá de las quejas y los debates, lo cierto es que Amazon se arriesga a incursionar en líneas de negocio que –al menos en apariencia– no tendrían nada que ver con internet, como la mensajería, la banca y la salud, con resultados que se proyectan no menos que exitosos. Algo que –según Lima– se debe a que Jeff Bezos planifica a largo plazo. “Él tiene una extraña habilidad para comprender las necesidades de los clientes y las oportunidades de mercado futuras”.

Una explicación que no dista de las políticas a las que hace referencia el vocero de la compañía, quien afirma que lo más importante para esta es ofrecer a sus clientes una amplia selección de productos, a buenos precios y con entregas eficientes. “Todo lo que hacemos –dice– está diseñado para motivar a nuestros clientes a comprar cuando y donde quieran. Este es nuestro principio rector cuando seleccionamos socios. A través de colaboraciones exclusivas con las principales marcas, regionales y globales, nos dedicamos a hacer los mejores productos más accesibles para nuestros clientes. Así, hacemos su experiencia de compra más fácil e impecable”.

Quienes trabajan con Bezos han declarado en varios documentales que ante una nueva idea, el fundador de Amazon suele decir: “Es una idea disparatada, pero…” y que, tras el silencio, la ejecuta y triunfa. Tal vez por eso, ante la pregunta de si existe alguna línea de negocios que no estén dispuestos a desarrollar, el vocero de la compañía responde que no hacen comentarios sobre sus planes futuros. Analistas como Marco Lima, dicen que –pese a que probablemente la empresa solo incursione en actividades que tengan sinergia con sus negocios actuales– la lista de actividades en la que puede trabajar, aunque no es infinita, sí es bastante larga.

 

 

*Publicado en la edición impresa de mayo de 2018.