La lenteja, legumbre universal
LAS LENTEJAS son uno de esos alimentos que le gustan a (casi) todo el mundo. Por lo sencillas y diversas que pueden ser sus preparaciones, por lo económicas que son, porque van bien con muchos otros ingredientes, porque acompañan bien otras recetas, porque las conocemos desde niños y porque son muy sabrosas... En fin, hay infinidad de razones que dan cuenta de la merecida popularidad universal de esta legumbre.
Y es que este grano ha estado presente en la dieta humana desde tiempos inmemoriales e incluso protagoniza narraciones bíblicas. ¿Quién no ha escuchado la historia de Esaú, el hombre que vendió su primogenitura por un plato de lentejas? Según el Génesis, el primer hijo de Isaac, en una ocasión regresó del campo bastante cansado y hambriento. Su hermano Jacob había preparado un guiso de lentejas y Esaú, incapaz de resistirse al aroma, le pidió a su hermano que le sirviera un poco. Jacob le dijo que sí, pero que lo haría a cambio de que le cediera su primogenitura, a lo que Esaú terminó por acceder. Y así, por un plato de lentejas el personaje intercambió sus derechos de nacimiento. Esta historia, más allá de su alegoría religiosa, nos muestra el valor que se le ha dado a este ingrediente desde la antigüedad.
Las lentejas son un producto tan popular que conozco varios casos de personas que han pasado largos periodos de sus vidas alimentándose de ellas fundamentalmente. Para no ir más lejos, está el caso de mi hija Sarita, que cuando vivió en Nueva York adoptó una rutina que consistía en preparar una olla de lentejas una vez a la semana para sacar de ahí raciones para el almuerzo o la cena a lo largo de los días, práctica que no solo le era barata, sino que también nos dejaba tranquilos porque que estaba bien nutrida. O también conocí el caso de una funcionaria de Bancolombia que llevaba absolutamente todos los días una coca de lentejas como parte de su almuerzo ante la mirada atónita de sus compañeros. Y supe, asi- mismo, de los menús de varias cárceles en las que las dietas de los reclusos tienen una alta carga de lentejas. Es un alimento tan versátil que a mucha gente le soluciona la vida.
En Colombia se cultivan principalmente en las regiones de Boyacá, Cundinamarca, y Nariño. Estas áreas, con sus altitudes pronunciadas y climas entre fríos y templados, son ideales para la producción del grano. Por fortuna, el campo colombiano ha sabido aprovechar las bondades de esta legumbre por la facilidad de cultivo y por su alto valor nutricional. Las lentejas son una excelente fuente de proteínas, en especial para aquellos que siguen una dieta vegetariana o vegana. Además, son ricas en fibra, lo que ayuda a mantener un tracto digestivo sano y a sentirse saciado por más tiempo. Contienen también hierro, esencial para prevenir o controlar la anemia, y aportan una buena cantidad de vitaminas del complejo B que hacen bien en muchos frentes.
Por el lado de las preparaciones, hay tantas como regiones en Colombia. En la costa Caribe es común verlas acompañadas de carne molida, arroz y plátano maduro, una combinación que equilibra los sabores de una manera muy interesante. En la región Andina se preparan en sopas y guisos para acompañar diferentes cortes de res o cerdo, o como “principio” del almuerzo corriente (corrientazo). También se usa en zonas como la cafetera o en Antioquia para darse un descanso del frijol rojo. Así es como aquí nadie puede ser indiferente ante ellas.
Y en el plano internacional, las lentejas también tienen un lugar especial en la gastronomía. En España se comen en todas las latitudes, ya sea con embutidos, con verduras o como las hacen en La Ancha, uno de mis restaurantes preferidos en la calle Zorrilla de Madrid (atrás del Congreso de los Diputados), a las que le agregan morcilla licuada para darle consistencia, sabor y color. En Marruecos y otras naciones del mundo árabe, las lentejas son materia prima en recetas como la harira que es una sopa especiada que se come durante el Ramadán. En Italia se celebra el Año Nuevo con cotechino con lenticchie, un plato de fiambre que simboliza la buena suerte y la prosperidad. Es un alimento verdaderamente global.
CALDERETA DE LENTEJAS
Desde hace tiempo, tengo una receta fácil y exquisita de lentejas que ha ganado mucha fama entre mis comensales, quienes, en ocasiones, me la solicitan: la Caldereta de lentejas. La he desarrollado y decantado a lo largo de los años y, además de ese ingrediente, tiene como base chorizo español, lomo de cerdo y daditos de papa para formar una sopa que no es ni tan líquida ni tan espesa, y que alcanza bastantes notas ahumadas, pero sin abandonar el abrazo cercano y familiar que nos hace sentir cada bocado de lentejas. Este plato es fácil de servir y gusta mucho. Es óptimo para celebraciones familiares medianas y grandes de fin de semana, funciona perfecto para los días fríos, y resulta ideal para invitar amigos que vienen de fuera. Ya verán cómo con esta sencilla fórmula ganarán un justo reconocimiento culinario. ¡Ah!, y bueno es advertir que, si sobra, la caldereta refrigerada y recalentada al día siguiente sabe aún mejor. ¡Buen provecho!
INGREDIENTES
(para 6 a 8 personas)
1⁄2 kilo de lentejas
250 gr de chorizo español Sarta dulce o Sarta picante o una mezcla de ambos (se consigue en supermercados de cadena como Carulla o Jumbo)
1y1⁄2 libra de lomo de cerdo
6 papas (que no se deshagan, como por ejemplo la tocarreña)
1 cebolla cabezona mediana
5 dientes de ajo
6 tomates chontos maduros
1 cucharadita de pimentón dulce en polvo
1⁄2 cucharadita de pimentón ahumado en polvo
Pimienta negra
Pimienta de olor
Sal (para rectificar)
Aceite de oliva
Cilantro picado (opcional)
PREPARACIÓN
• En una olla grande, poner a remojar las lentejas con suficiente agua (que las cubra todas) de dos a cuatro horas antes de la cocción. Pelar las papas, cortarlas en cubos y reservar.
• Cortar el lomo de cerdo en pequeños trozos (dados de medio centímetro) y reservar. Cortar el chorizo en rodajas de poco menos medio centímetro, ponerlos en una sartén y sofreírlos en un chorro de aceite de oliva unos minutos hasta que empiecen a dorar. Agregar el lomo de cerdo cortado en dados y continuar el sofrito hasta que cambien de color. Reservar.
• En otra sartén, hacer un guiso con un poco de aceite de oliva, los tomates licuados sin piel, la cebolla picada finamente y el ajo machacado o picado, y una pizca de sal y pimienta al gusto. Reservar.
• Llevar la olla con las lentejas remojadas (con todo y agua) a fuego alto y esperar a que tome calor. Antes de que rompa el hervor saldrá una espuma que debe ser retirada. Una vez en ebullición, agregar todos los ingredientes que teníamos reservados: el guiso, el chorizo, el lomo de cerdo y las papas.
• Bajar el fuego a medio-bajo y cocinar por mínimo una hora o hasta que las lentejas estén blandas. Revolver con alguna frecuencia, pero no demasiado para no triturar el grano. Ir verificando que el agua se reduzca y, así, dé paso a un caldo un poco espeso. Si pasado un rato el líquido no espesa lo suficiente, se puede sacar media taza de la preparación para licuarla y volverla a agregar a la olla. Verificar la sal y la pimienta. Terminar de cocinar y apagar el fuego.
• Para el emplatado, poner en un cuenco hondo o cazuela de barro una ración de la caldereta y espolvorear un poquito de cilantro picado encima (opcional, pero vale mucho la pena). Sugiero acompañar con una tajada de aguacate, un poco de arroz blanco y hasta con unos buenos patacones pisados al estilo caribeño.