Para Soto,  las cifras de  desempleo  son un punto  crítico de cara a  este año, pues  atraviesan una  persistente  fragilidad social. Foto: Andrea Moreno.
Para Soto, las cifras de desempleo son un punto crítico de cara a este año, pues atraviesan una persistente fragilidad social. Foto: Andrea Moreno.
26 de Enero de 2023
Por:
Ricardo Ávila

De cara a un 2023 desafiante en materia económica, una de las más respetadas analistas del país identifica las vulnerabilidades que nos sacarán canas este año, pero también las fortalezas que nos ayudarán a escampar la tormenta. uno de sus deseos, dice, es el de “igualar la cancha” entre hombres y mujeres.

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Por qué todos quieren a Carolina Soto

EN SU PERFIL de Twitter se presenta como “economista que trabaja por un mejor país y por la igualdad de las mujeres”. Carolina Soto es una de las profesionales más brillantes de su generación y cuenta con una valiosa experiencia en la academia y el sector público. Egresada de la Universidad de los Andes y con una maestría en Políticas Públicas de la Universidad de Columbia, en Nueva York, ha sido directora de presupuesto y viceministra de Hacienda, aparte de alta consejera para la Competitividad en el Gobierno de Juan Manuel Santos e integrante de la junta directiva del Banco de la República. Actualmente vinculada a Dattis Comunicaciones, tiene la particularidad de estar casada con el ministro de Educación y excandidato presidencial, Alejandro Gaviria. REVISTA CREDENCIAL conversó en exclusiva con ella.

¿Cómo se puede interpretar su presentación en Twitter?

Quiere decir que son mis dos intereses profesionales. Aparte de buscar las transformaciones propias del interés de una economista, desde un tiempo más reciente comencé a ser más consciente de las diferencias relacionadas con el género, a ver más de cerca el techo de cristal en el caso de quienes hemos tenido más oportunidades y también a evidenciar la discriminación. Por eso trabajo más en pro del cambio y de la concientización en pro de la equidad. Una cosa es la foto y otra es la película.

¿Qué le dice cada una?

Hemos recorrido un camino largo, afortunadamente. Aun así, hay que ser insistentes —incluso, podría decir que cansonas— para conseguir que la foto siga mejorando. Me alegra ver que el tema está presente ahora en las discusiones académicas y políticas, así como en las decisiones empresariales. En resumen, estamos mejor, pero nos falta mucho, entendiendo qué es lo que queremos: no igualarnos a los hombres, sino poder compartir con ellos tareas y decisiones, comprender las diferencias e igualar la cancha para que las oportunidades sean las mismas.

¿Cómo ve al país desde el punto de vista de la economía?

La pandemia obligó a todos los países a evaluarse, incluyendo debilidades y robusteces. En ese sentido, destaco la recuperación tan rápida de la economía colombiana, que tuvo un crecimiento sobresaliente frente a sus pares de la región, el cual, de hecho, lideramos en 2022 y confirma que contamos con una serie de fortalezas y capacidades muy importantes. De otro lado, se pusieron de presente vulnerabilidades como los déficits fiscal y externo, que es una combinación muy preocupante dentro de un escenario global mucho más complejo. Me refiero a costos de financiamiento mayores y a la presión de activos que salen de las economías emergentes hacia refugios considerados más seguros. La fragilidad social también se manifestó con el  fuerte retroceso de los principales indicado - res como los de pobreza, nutrición, educa - ción y embarazo adolescente, entre otros.

¿Qué más le inquieta?

Otra debilidad es la de nuestro mercado laboral, porque si bien la recuperación productiva fue muy rápida, la del empleo no tanto y solo hasta septiembre pasado volvimos a los niveles de ocupación de antes de la pandemia. Puesto de otra manera: regresar al Producto Interno de 2019 nos tomó un año, pero retornar al número de personas ocupa - das nos tomó dos. Y cuando nos comparamos con la región observamos que nuestra tasa de desempleo es de las más elevadas. Ahí tenemos otro desafío importante que consiste en generar empleos formales y de calidad.

“Regresar al PIB de 2019 nos tomó un año, pero retornar al número de personas ocupadas nos tomó dos”.

¿Cómo ve la aceleración de la inflación, que en buena parte del mundo comienza a mostrar otra tendencia, mientras que aquí no?

Es una preocupación global, sin duda. Y en nuestro caso vimos una combinación de factores externos e internos. De un lado, los coletazos de la guerra en Ucrania o los ‘cuellos de botella’ en el suministro de China. Del otro, el efecto del invierno sobre la oferta de alimentos en Colombia y el alto crecimiento de la demanda. El resultado es malo, especialmente porque golpea con mucha dureza a los hogares más vulnerables, que gastan una proporción más elevada de sus ingresos en comida. Al respecto, creo que el Banco de la República viene cumpliendo con la función que le corresponde de mantener el poder adquisitivo del peso al subir las tasas de interés. Espero ver mejores resultados en los meses que vienen.


Foto: Andrea Moreno. 

¿Qué tan bien estamos haciendo la tarea?

Creo que, en general, bien. Eso no desconoce que hay unos riesgos que se pueden exacerbar. En materia de finanzas públicas, la reforma tributaria envió una señal adecuada al buscar fuentes de ingreso adicionales para los programas de gasto. No solo el ministro de Hacienda, sino también el presidente, han hablado de la importancia de la sostenibilidad fiscal. Me inquietan, en cambio, los anuncios sin sustento y la improvisación, al igual que los cuestionamientos sobre el papel del sector privado. Ese tipo de insinuaciones generan incertidumbres que debemos evitar. Por eso es tan importante enviar el mensaje de respaldo a las instituciones que son fuertes y dan mucha tranquilidad sobre el manejo de los asuntos económicos.

“Que haya una administración que mira las cosas de manera distinta no solo es válido, sino también positivo”.

Se anuncia una fuerte desaceleración en 2023…

Así es. Ya la comenzamos a ver durante el último trimestre del año pasado. Veo un freno en el ritmo de crecimiento, pero no una recesión. De hecho, la mayoría de los analistas hablan de una cifra entre 1,5 % y 2 % que, después del excelente comportamiento de 2022, no es un mal dato. Queda por verse cuál va a ser la política contracíclica que dependerá de la adición presupuestal que se deberá tramitar pronto para asignar los recursos previstos de la reforma tributaria.

Se anuncian tres reformas clave: pensional, laboral y de salud. ¿Qué opina al respecto?

Me parece un reto presentar tres reformas estructurales de manera simultánea. No sé si la capacidad política dé para llevarlas todas al tiempo, además de la Ley del Plan de Desarrollo y la adición presupuestal que mencioné, para no hablar de la reforma política. Con una agenda legislativa tan ambiciosa, que todo se haga bien es un enorme desafío, más allá del apoyo parlamentario que ha logrado construir el Gobierno.

¿Y cómo las analiza?

No hay duda de que reformar las pensiones es necesario, porque el sistema actual tiene un problema importante de baja cobertura, además de un desequilibrio entre los regímenes que existen. La pregunta es: si va a salir adelante un sistema de pilares, cuál va a ser la línea de corte y cómo será la transición hacia algo que debería ser sostenible. Con respecto a la salud, veo que las encuestas muestran que la gente apoya el sistema, lo cual no quiere decir que sea perfecto. Esta reforma no la veo tan necesaria ni encuentro que tenga tanto apoyo en el Congreso, aceptando que hay que mejorar la calidad de la atención en las zonas rurales y la viabilidad financiera del esquema vigente. Pero no podemos menospreciar lo alcanzado desde 1993 hasta la fecha. Volver a lo de antes sería muy negativo. Finalmente, la laboral es un misterio porque la intención de acabar los contratos de prestación de servicios o revisar la jornada laboral tiene mucho de largo y mucho de ancho.

Da la impresión de que no se está pensando en productividad ni en competitividad. ¿Comparte esa apreciación?

Así es. Cuando uno mira las bases del plan de desarrollo, queda tranquilo. Por ejemplo, este defiende las alianzas público-privadas. Pero cuando uno escucha ciertas declaraciones, como las críticas a las concesiones de cuarta generación, le surgen dudas porque la infraestructura es fundamental para que la economía opere de manera más eficiente. En general me inquietan las indicaciones sobre menores espacios para el sector privado. Las capacidades estatales se pueden ampliar sin detrimento de lo empresarial y los esquemas que han dado resultados muy positivos.

Su esposo, Alejandro Gaviria, decidió abandonar la academia y meterse de lleno a la política, algo en lo cual usted le acompañó totalmente. ¿Qué rescata de esa experiencia?

Yo era muy escéptica en un comienzo y le dije en su momento a Alejandro que me parecía un salto al vacío. Pero él tenía la vocación y cuando lo vi tan decidido, lo apoyé por completo. De alguna manera, este se volvió un proyecto de los dos, gracias al cual conocí infinidad de personas y de lugares. Me di cuenta de la necesidad de los colombianos de ser tenidos en cuenta y lo bueno de la política, que es la participación y la aspiración de conseguir un cambio positivo para todos. No ganamos en las urnas, pero sí como personas y como pareja. Fue una oportunidad muy valiosa, de la cual no me arrepiento en absoluto.

¿Y cómo es ese diálogo en la casa ahora que él está en el Gobierno?

Yo le digo todo lo que pienso y él me escucha. Me comparte sus preocupaciones y su visión y yo lo escucho. Conversamos de muchísimos temas que van más allá de lo que pasa en el Gobierno.

Trabaja, por primera vez en su vida, en una empresa del sector privado. ¿Cómo le ha parecido?

Es verdad, porque siempre estuve vinculada a la academia o a las entidades gubernamentales. Ahora hago análisis económico para una serie de empresas que son clientes de Dattis Comunicaciones. Le conté hace poco a un amigo español que uno en los diferentes trabajos que tiene hace cosas parecidas. Me refiero a mirar los datos, interpretarlos y emitir opiniones sobre lo que puede pasar en el terreno de la economía. Disfruto, en este caso, esa relación con el sector privado, al igual que escuchar las preocupaciones con los empresarios, algo que hice cuando estuve como consejera en la Presidencia de la República.

¿Qué le dicen?

Veo a unas empresas muy tranquilas y a otras inquietas, dependiendo del sector en el que operan.

¿Qué tan optimista es con respecto a Colombia?

Muy optimista. Es verdad que nos estamos acomodando al primer Gobierno de izquierda de nuestra historia, lo cual significa un cambio importante. Aceptando que ello trae incertidumbre, no debería haber desconfianza. Que haya una administración que mira las cosas de manera distinta no solo es válido, sino positivo, sobre todo si se trata de construir sobre lo realizado y desarrollar algo que tenemos muy abandonado: nuestro capital social.


CINCO FRASES DESTACADAS

“Me inquietan los anuncios sin sustento y la improvisación, al igual que los cuestionamientos sobre el papel del sector privado”.

"En salud, no podemos menospreciar lo alcanzado desde 1993 hasta la fecha".

"Veo un freno en el ritmo de crecimiento, pero no una recesión". 

"En pensiones, la pregunta es: si va a salir adelante un sistema de pilares ¿cuál va a ser la línea de corte y cómo será la transición hacia algo que debería ser sostenible?" 

"El Banco de la República viene cumpliendo con la función que le corresponde de mantener el poder adquisitivo del peso al subir las tasas de interés. Espero ver mejores resultados en los meses que vienen".

 


Ricardo Ávila, autor de esta entrevista, fue director del diario Portafolio y es hoy consultor senior de El Tiempo. Foto Javier La Rotta/ Revista Credencial.