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14 de Octubre de 2021
Por:
Catalina Uribe Tarazona

Según el más reciente informe publicado por Inexmoda, Raddar y Sectorial, el gasto en moda de los colombianos durante julio alcanzó los 2,67 billones de pesos. ¿Qué papel juega la industria marroquinera en esas cifras?

Su majestad, el cuero

A PESAR DEL GOLPE que recibió el sector manufacturero a causa de la pandemia, la industria marroquinera esta firme y sale avante. Lo demuestran las cifras del observatorio de Inexmoda: mientras que categorías como la confección y el calzado presentaron una disminución en sus ventas desde enero a febrero de este año de 5,1 % y 27,5 %, respectivamente y en comparación con el mismo periodo de 2020, el mercado de los accesorios en cuero ha aumentado un 9,1 %. Esta noticia no solo es un alivio para el sector, sino también para la economía del país, pues según el DANE, hasta el 2019 la industria del cuero aportaba el 0,27 % del PIB Nacional y el 2,17 % de participación en el PIB manufacturero. Además, la industria manufacturera en general contribuye 3,5 puntos porcentuales a la variación anual del PIB y, según Juan Daniel Oviedo, director del DANE, esta hace parte de las actividades que más contribuyen a la dinámica del valor agregado.


EL ORIGEN
Se estima que la industria del cuero tiene antecedentes en nuestro territorio incluso desde tiempos precolombinos: las comunidades nativas se protegían del clima con pieles de animales. Una vez identificado que estas tenían esa utilidad, se transformaron en una materia prima muy valiosa a la que luego, en los primeros años de la Colonia, se sumó la piel del ganado: la primera importación de bovinos llegó con el segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo, en 1493. Las pieles animales –vacas, claro está, pero también ovejas, culebras y conejos– fueron esenciales para la elabora- ción de suelas de zapatos, correas, bolsos, carteras, sillas de montar y guantes de ahí para adelante. 


A esta historia se sumó Villapinzón, un municipio de Cundinamarca que, según cita la Cámara de Comercio de Bogotá en una publicación, es la cuna del trabajo en cuero, en Colombia. En el mismo artículo, el presidente de la Federación Nacional del Cuero del Río Bogotá, Fenalcuero, y subgerente de Italcur, Edgar Gil, asegura que “las prácticas de curtido han sido una herencia que ha pasado de generación en generación desde la llegada del primer bombo curtidor o reactor químico al municipio por parte de José Barrero”. Según su testimonio, hoy el 50 % de la economía de esta zona del departamento se deriva de esta actividad y cerca del 60 % de las familias subsisten gracias a esta industria, de la cual proviene materia prima no solo para el calzado y la marroquinería, sino también aquella que es usada en la industria farmacéutica y alimentaria, así como para la elaboración de biodiesel, jabones y aceite, entre otros. 

Visionarios encontraron en este sector la oportunidad de crear empresa, pues tal como lo manifiesta Esteban Zapata, diseñador y creador de las marcas Vibes y The Insider Vox: “Teniendo en cuenta que gran parte de los ingresos de nuestro país vienen de la ganadería, somos muy fuertes en la industria marroquinera y por ende contamos con unos líderes muy importantes. Marcas como Vélez y Bosi, en la industria antioqueña; Mario Hernández en la bogotana y Nora Lozza en la santandereana”, comenta, y añade: “Esta última se ha especializado en el calzado y junto a Mario Hernández se ha encarga- do de convertir la marroquinería colombiana en productora de piezas de lujo y alta costura, lo cual nos ha posicionado en el mundo como excelentes fabricantes de bolsos, calzados y accesorios en cuero”. 

A esta lista se suman tam- bién Julia Rodríguez y su padre Juan de Dios Restrepo, pioneros, pues iniciaron su empresa hacia los años 20; Spring Step, fundado en 1953; Calzado Bucaramanga, fundada en 1988 en San Jerónimo de Montería; Aquiles, fundada en 1990; Hush Puppies, que llegó a Colombia en 1996; efectivamente, Vélez, que nació en 1986, y Mario Hernández, fundada en 1978.

Esta última compañía es un caso de admirar, pues no solo se ha convertido en la marca insignia de Colombia en esta industria, sino que sus inicios demuestran el talante y la pujanza de los colombianos. El señor Mario Hernández, quien tan solo con 10 años quedó huérfano de padre a causa del conflicto armado y debido a ello se vio en la obligación de trasladarse desde Capitanejo, Santander –su lugar de nacimiento– hacia Bogotá y comenzar su experiencia laboral como mensajero de una empresa textil, fundó la marca que hoy cuenta con más de 40 años de trayectoria. Le ha fabricado productos a reconocidas firmas como Christian Dior y Bally, reporta ventas anuales superiores a 16 millones de dólares y cada año fabrica alrededor de 150.000 bolsos, 10.000 chaquetas y 50.000 pares de zapatos distribuidos en 70 puntos de venta entre Rusia, China, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Aruba y Panamá. 

EL ARTE Y LA TÉCNICA

Quién mejor para hablar de estos procesos que una experta en el tema: Angy Ruiz Cubillos, fundadora de Bucéfalo, empresa de marroquinería. “Existen diferentes técnicas de tratamiento de las pieles como son el pelambre, el moteado, la descarnada, la dividida y el tinturado de las pieles, entre otras –afirma Ruiz–. Asimismo, cada técnica sirve para darle un acabado diferente al producto final. Entre los acabados más destacados se encuentran los cueros napa, los grasos, los nogu, los vege- tales y de confección, entre otros”. 

Acerca de los efectos de este sector económico sobre el medioambiente, Diana Aguilar, coordinadora de Producción y Consumo Sostenible de la Corporación Ambiental Empresarial (CAEM), sostiene que “las empresas curtidoras en Cundinamarca cada vez son más abiertas a desarrollar proyectos sostenibles debido, en gran medida, al cambio generacional por el cual están atravesando las juntas directivas de estas compañías. La educación y la evolución de las técnicas de curtido implementadas desde 2014, de la mano de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) a través del programa Producción Más Limpia (PML), han formalizado ambientalmente
a 28 empresas en el departamento con el objetivo de hacer cumplir el fallo del Concejo de Estado para la descontaminación del río Bogotá”. 


*Artículo publicado en la edición impresa de septiembre de 2021.