Septiembre de 2011
Por :
Natalia Hernández* *Bióloga, Universidad de Los Andes. Coordinadora de la gestión de proyectos, Fundación GAIA Amazonas.

PUERTO CARREÑO: A orillas del Orinoco

Puerto Carreño se encuentra en la Orinoquía colombiana, donde el río Meta entrega sus aguas al portentoso Orinoco. Desde la época de las misiones, la historia de esta confluencia se caracteriza por el encuentro de
culturas tan diferentes y bravías como las aguas de los dos ríos. Solamente hasta comienzos del siglo XX fue posible que algunas familias se establecieran allí dando origen a la ciudad actual, cuyo crecimiento y desarrollo se potencia a partir de la década de 1970. Desde entonces sus habitantes se encuentran en la construcción de una identidad propia como “carreñenses” que conjugue sus diferentes orígenes: andino, llanero e indígena.

De los achagua a puerto Carreño

En la época prehispánica los indígenas Achagua (de la familia lingü.stica Arawak) eran el pueblo indígena más numeroso de los llanos del Orinoco con un territorio que se expandía entre los ríos Casanare, Meta y Apure. Tenían una relación comercial con los Caribes mediante el intercambio de productos de agricultura por armas. Pero el macro-territorio tradicional era compartido y ante cualquier invasión los guerreros Caribes sentían la obligación de defenderlo.
El establecimiento de asentamientos no indígenas en esta zona se remota a la época de la colonia cuando llegó al alto Orinoco el misionero jesuita Alonso de Neira, quien en 1666 erige la misión de San Joaquín de Atanari con los indígenas Achagua (o Sáliva), sobre la margen sur del río Meta cerca a la desembocadura en el Orinoco, caserío que es abandonado en 1669 debido a la falta de provisiones causada por las presiones de losindígenas Caribes.
A partir de entonces y durante más de 100 años, la historia de la zona se caracteriza por el avance de los misioneros sobre el Orinoco fundando varios asentamientos entre la desembocadura del río Meta y el río Vichada, y las repetidas incursiones por parte de los indígenas de la nación Caribe. Durante este período se construyen varias misiones y fuertes en donde hoy está Puerto Carreño o cerca de allí. Entre ellos se destacan la misión de Santa Teresa de Jesús, la misión y el castillo de Carichana, los cuales facilitaron el avance de la acción evangelizadora y el control territorial de los jesuitas convirtiéndose en haciendas agrícolas y ganaderas para el autoabastecimiento y el comercio de los productos excedentes.
En esta misma época (siglos XVII-XVIII) el comercio de contrabando por los ríos Meta y Orinoco es aprovechado por los misioneros para abastecerse de harina, armas, herramientas, vinos y telas a precios más económicos que los ofrecidos en los comercios oficiales de Santafé y Caracas. Al llegar el periodo de la Independencia los indígenas y los colonos de la zona se unen al ejército libertador.
La actividad ganadera y las empresas misioneras sufren un importante deterioro, pues tanto españoles como patriotas toman los caballos, las sementeras y el ganado de las misiones para el sostenimiento de las tropas; disminuye el comercio regional y se pierde el control sobre la población indígena que estuvo vinculada a
los pueblos y misiones.
Durante las tres últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, el comercio de recursos naturales (caucho, balata, pieles) propicia una fuerte dinámica poblacional de indígenas y de colonos tras los frentes extractivos, impulsa la actividad ganadera y el comercio regional.

Breve historia de Puerto Carreño

En 1922 el general Buenaventura Bustos, primer comisario del Vichada, funda a Puerto Carreño en el lugar conocido como “El Picacho” en honor a su amigo Pedro María Carreño, quien por ese entonces era ministro de Gobierno. Cuentan que Bustos logró que la gente dejara de llamar El Picacho al poblado, amenazando con el cepo y tres pesos de multa a quien no lo llamaraPuerto Carreño.
A comienzos del siglo XX, Puerto Carreño era un lugar de paso de los viajeros que transitaban el Meta o el Orinoco llevando mercancías hacia el interior del país o sacando caucho del alto Orinoco. La ruta fl uvial Meta-Orinoco comunicaba el interior del país con los trasatlánticos que iban y venían de Europa cargados de mercancías. Los mensajes del gobierno central y la correspondencia eran enviados desde el interior del país hasta Orocué y de ahí se enviaban en canalete (canoa) hasta Puerto Carreño, en un viaje que duraba un mes. En algunas ocasiones
los mensajes eran enviados al cónsul de Colombia en Ciudad Bolívar, Venezuela, y los barcos que pasaban
por ahí llevaban el mensaje hasta Carreño.
En 1930, por Decreto Comisarial 15, del 16 de julio, bajo la firma de Benigno Acosta Salas y con la aprobación
del gobierno nacional, se fija definitivamente a Puerto Carreño como capital de la comisaría especial del Vichada. Entre 1930 y 1970 la ganadería vuelve a ser la principal actividad económica de Puerto Carreño gracias a la reintroducción de semovientes realizada por algunos venezolanos y pobladores del río Meta. En 1934 llega el primer avión a Puerto Carreño, un Junker de la FAC piloteado por el capitán Germán Olano que acuatiza en el río Orinoco, se inician las obras de adecuaciónde la pista aérea y Telecom inaugura el primer servicio
radiotelegráfico. Dos años después se terminan los trabajos de la pista aérea y aterriza el Presidente Alfonso López Pumarejo convirtiéndose en el primer mandatario que realiza una visita oficial a la ciudad.
En 1948 el Ejército Nacional hizo la primera instalación militar en la ciudad y en la zona. La misión monfortiana se establece en 1950 fundando la Escuela Comisarial de Varones, renombrada posteriormente como María Inmaculada por el padre Teodoro Weijnen. En 1953 se instala la Armada Nacional para ejercer soberanía y controlar la frontera con Venezuela. Tres años después se inaugura el primer acueducto de la ciudad así como el hospital y se nombra como el primer prefecto apostólico a Monseñor Emiliano Prieto. La Policía Nacional se establece en 1959 con 40 efectivos al mando del capitán Idárraga. En 1967 se funda el primer colegio de bachillerato llamado “Pedro María Carreño”, que en 1974 se transforma en la Normal Federico Lleras Acosta.
Durante la década de los 70 se inicia el crecimiento y desarrollo de la ciudad con la realización de varias obras de infraestructura y la creación de nuevas dependencias gubernamentales. Desde entonces, una de las principales actividades económicas de la ciudad es la que proviene de los cargos públicos, cerca de la mitad de la población en edad económicamente activa es funcionaria
o contratista del Estado. En 1974 Puerto Carreño deja de ser corregimiento para convertirse en municipio por el Decreto 1594 del 5 de junio. En 1978 la Casa de la Cultura empieza a funcionar en una casa de bareque, su ubicación cambia varias veces y finalmente se traslada en 1988 a su actual sede.
En los años 70 la sabana deja de ser tierra comunal y se empiezan a delimitar las fincas con alambrados; la moneda venezolana tiene un mayor valor que la colombiana y Puerto Carreño se convierte en un importante centro de venta de bienes (ropa, productos de cuero, licores) y servicios (bares, billares, galleras, restaurantes, casas de citas) para las vecinas poblaciones venezolanas. Sin embargo, en 1983 Venezuela sufre una devaluación en el precio de su moneda y el comercio con Colombia deja de ser tan rentable. Años más tarde y dando cumplimiento a la Constitución Nacional, el 4 de octubre de 1991 mediante el Decreto 2274, la comisaría del Vichada se erige como
Departamento.
En el año 2000 se realizan las obras de adecuación de la avenida Orinoco y el Puerto, con diseños del arquitecto
Rogelio Salmona, convirtiendo esta importante zona de la ciudad en una hermosa alameda. A finales de 2002 se inician las obras de la interconexión eléctrica de Puerto Carreño con Venezuela, gracias a las cuales la ciudad cuenta con el servicio de energía durante las 24 horas desde el 2005. En junio de 2003 el presidente Álvaro Uribe Vélez realiza el primer Consejo Comunal de Gobierno en el Departamento, durante el cual se establecen varios acuerdos
con el gobierno nacional tendientes a impulsar y apoyar el desarrollo socio-económico del Departamento y sus municipios, a partir del cultivo de agro-combustibles sobre cerca de 6 millones de hectáreas en el interfluvio de los ríos Meta y Tomo. Hoy Puerto Carreño es una ciudad pujante que busca desarrollarse a partir de actividades productivas como la ganadería, el cultivo de agro-combustibles, el turismo, el reciclaje y el comercio.

Los carreñenses de hoy

El proceso de poblamiento en Puerto Carreño y áreas aledañas ha sido determinado por las posibilidades productivas y los conflictos político-sociales generados al interior del país. Puerto Carreño tuvo un gran desarrollo principalmente en las últimas tres décadas del siglo XX, que implicó un importante crecimiento demográfico con población procedente de diferentes lugares del país en busca de oportunidades laborales. Según un estudio realizado por la Universidad Nacional, los principales lugares de origen de los inmigrantes son: Meta, Casanare, Arauca, Altiplano Cundiboyacense, Valle del Cauca y Tolima. Las personas que arribaron eran principalmente de procedencia urbana y buscaban tener un modelo de vida igualmente urbano. Por ello, Puerto Carreño no es una ciudad en la cual el campo y su explotación sea una actividad frecuente de sus pobladores, ni en el plano comercial ni en el recreativo. Existe, sin embargo, un segmento de la población que trabaja de asalariado en las pocas fi ncas de explotación agropecuarias de la zona, o familias que piden licencias para cultivar algodón (actividad exclusivamente estacional) en las vegas del río Meta durante el verano.
La población indígena que habita en Puerto Carreño, al igual que los colonos, son poblaciones que por diversas razones se han desplazado de sus lugares de origen buscando en la ciudad oportunidades laborales y de vida:
es una población minoritaria en comparación con las poblaciones mestizas y no se encuentran muy mezclados.
Los colonos tienen una imagen muy despectiva de los indígenas, para ellos todos son guajibos o parientes,
palabras que a la vez se utilizan cuando se quiere insultar a otra persona por su desaseo, mala presentación o
poco conocimiento.
Una imagen muy común en las calles de la población de Puerto Carreño es observar una madre indígena con sus hijos recogiendo entre las canecas y las bolsas de la basura material que se pueda reciclar o niños pidiendo limosna en las calles. Por esto se tiene una imagen de los indígenas como mendigos y vagos. Esta población es muy discriminada y sólo algunos han logrado tener un prestigio al demostrar que, contrario a la opinión del común, no son ni borrachos, ni perezosos en el trabajo.

La construcción de una cultura carreñense

Al tener una historia tan reciente, Puerto Carreño es una ciudad que se encuentra empezando a construir su propia identidad. La Gobernación, a través de la Casa de la Cultura, impulsa actividades que tienen como propósito
el rescatar y divulgar las manifestaciones folclóricas de la cultura llanera entre los carreñenses. En la Casa
de la Cultura se dictan todos los días de manera gratuita clases de arpa, guitarra, maracas, joropo, canto, danza
y se organizan grupos artísticos que participan en concursos y festivales que promueven esta expresión cultural.
Desde muy pequeños los niños y niñas interesados tienen acceso a maestros, instrumentos y presentaciones
para desarrollar su talento musical.
Aparte de la música y el impulso que se le da al folclor, no es fácil identifi car actitudes, comportamientos o formas de relación generalizadas en la población, que está buscando su propia forma de convivir, de encontrarse, de relacionarse y de identificarse. En Puerto Carreño se realizan varios eventos culturales que tienen como propósito el rescatar y divulgar las manifestaciones folclóricas de la cultura llanera. La Casa de la Cultura, la Gobernación y la Alcaldía promueven, organizan y facilitan estos encuentros.


BIBLIOGRAFÍA

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