Una procesión en Bogotá (1835). Acuarela de Auguste Le Moyne, 1828-1841. Foto Museo Nacional De Colombia / Donación Carlos Botero-Nora Restrepo
Agosto de 2017
Por :
María Teresa Arcila. Antropóloga y magíster en ciencias sociales (cohorte vida y cultura urbana) de la Universidad de Antioquia.

LOS LEGADOS DE SEMANA SANTA

En el calendario católico la Semana Mayor determina el fin de la Cuaresma (tiempo de preparación) y el inicio de la Pascua (tiempo de renovación), al cual le siguen Pentecostés (tiempo ordinario), Adviento y Navidad.

Las semanas santas de origen colonial en Colombia todavía subsisten en ciudades y pueblos como Mompox, Popayán, Piedecuesta, Santo Tomás, Tolú y Santa Fe de Antioquia. Su origen data de los siglos XVI, XVII y XVIII, y cada una de estas celebraciones en la actualidad comparte algunos rasgos comunes, pero también diferencias muy marcadas. 

Para los cristianos de todo el mundo la Semana Santa es una de las principales expresiones de su fe. Esta manifestación actualiza la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Durante esos días la liturgia católica se alterna con las procesiones, que son los rituales considerados expresiones no litúrgicas. 

En el calendario católico la Semana Mayor determina el fin de la Cuaresma (tiempo de preparación) y el inicio de la Pascua (tiempo de renovación), al cual le siguen Pentecostés (tiempo ordinario), Adviento y Navidad. Las acciones se inician el Domingo de Ramos con la procesión que rememora la entrada de Jesús a Jerusalén. Los lunes, martes y miércoles santos salen procesiones diferentes en cada lugar. El Jueves Santo la liturgia conmemora la última cena, el prendimiento, juzgamiento de Jesús y todas las iglesias levantan monumentos para ritualizar las visitas.

Procesión del Domingo de Pascua en Popayán (1884). Dibujo de Achille Louis Joseph Sirouy.  Foto Tomada Del Libro América Pintoresca

 

En la procesión nocturna desfilan los pasos más importantes y valiosos de esta celebración. El Viernes Santo durante la mañana se efectúa el Viacrucis por las principales calles de cada población haciendo estaciones en sitios previamente definidos. Durante la tarde en la liturgia se rememora la crucifixión y muerte de Jesucristo a través del Sermón de las Siete Palabras y el ritual de descendimiento de la cruz. En la noche se realiza la procesión más solemne, en la cual se lleva a cabo el sepulcro en compañía de la imagen de la Dolorosa hacia un lugar que permanece custodiado durante toda la noche.

El Sábado Santo las actividades litúrgicas continúan con la procesión y el sermón de la Soledad. Igualmente se realiza la vigilia pascual a la medianoche y es en este momento cuando se renueva el fuego, el agua y la resurrección de Jesucristo. Este acontecimiento se anuncia con repiques de campanas y quemas de pólvora después de dos días de silencio litúrgico. El Domingo de Resurrección la procesión se dirige generalmente desde donde se encontraba el sepulcro hasta el templo parroquial y allí se desarrolla la misa pascual con música y alegría.

Semana Santa en el Virreinato de Nueva Granada

En el Nuevo Reino de Granada la enseñanza de la religión y los rituales asociados, específicamente a la Semana Santa, eran tarea de los curas doctrineros. Ellos se instalaban en los poblados de los indios del altiplano muisca desde los inicios de la conquista y se apoyaron en el teatro como instrumento de catequización. 

Durante tres siglos y medio la celebración de la Semana Santa se acompañó de oficios litúrgicos de origen medieval con tradición hispánica. Hasta hace pocos años se realizaban en la ciudad de Antioquia los oficios de Tinieblas, Buena Muerte y Reseña como fragmentos del ritual hispánico o toledano. Las imágenes religiosas, por su parte, mostraban al Cristo crucificado sangrante y doliente, sin que la alegría de la resurrección ocupara de manera notoria a la imaginería. Esas reproducciones, además de cumplir un papel protagónico en la representación de los pasos de la Pasión, posibilitaron la participación de diferentes grupos sociales en su cuidado, sostenimiento y promoción a través de las cofradías, que son grupos de laicos reunidos como asociación religiosa. 

Los mayordomos de las cofradías eran, por lo general, personas acaudaladas, quienes se responsabilizaban de administrar sus bienes. Estas organizaciones les permitieron a las familias más sobresalientes reafirmar su prestigio y aumentar su reconocimiento social en los actos religiosos, especialmente en las procesiones. Algo de esto se aprecia en la actualidad durante la Semana Santa cuando alguien preside la imagen que su familia ha custodiado y mantenido por generaciones. En muchos casos a ellos se les debe que aún se conserven ciertas joyas del arte religioso de los siglos XVI, XVII y XVIII. 

Romería en Semana Santa a las Lajas, Nariño (1935). Capilla antigua y nuevo templo en construcción.  Foto Reproducida Por Carlos Benavides

 

Tolú y Mompox

En la villa de Santiago de Tolú fundada en 1535 y situada en el partido de Tolú y Sabanas, de la jurisdicción de Cartagena, la Hermandad de Nazarenos pudo haberse creado poco antes de 1690. Actualmente, la autoridad se ejerce durante los días santos y está conformada mayoritariamente por pescadores, lancheros, mototaxistas y campesinos. Esta población está constituida en un 65 % por afrodescendientes cuya presencia en este territorio se remonta al periodo colonial. 

El carácter popular de esta Semana Santa se sustenta en las procesiones del Jueves Santo, como día de mayor significado. Su eje es la pugna entre nazarenos y pueblo, muchas veces violenta, por el control del paso de Jesús de Nazaret, imagen considerada como milagrosa. 

Durante el día se desarrollan otros rituales: la Oración en el huerto que termina con el Prendimiento de Jesús y la Procesión con la cruz. Esta última liturgia consiste en llevar en una procesión la cruz de madera de la penitencia desde la casa del Nazareno mayor hasta la iglesia parroquial. 

En la noche durante la procesión y soportando el peso de las andas sobre sus hombros, cumplen los hombres sus mandas al Nazareno, en medio del tumulto y el caos que se produce en los momentos más álgidos. La salida se efectúa cerca de la medianoche y la entrada al templo parroquial se realiza al amanecer. 

Procesión durante la Semana Santa en Mompox, Bolívar (2017).  Foto Cortesía Del Instituto De Cultura Y Turismo De Bolívar (Icultur)

 

Sin embargo, esta situación ha concitado la censura del clero. La defensa de su derecho a lo sagrado lleva a la población, sobre todo masculina, a trasgredir el control, incluso de la Hermandad. Por ello, lo anterior está asociado a la idea del Jueves Santo como una “catarsis sin igual”.

Durante los siglos XVI y XVII, Mompox fue una importante avanzada de la colonización española contra los indios malibú y chimila. En el siglo XVIII se convirtió en el segundo centro esclavista de Nueva Granada después de Cartagena, además de un destacado puerto ribereño. Cabe resaltar que se fundó con el carácter de villa en 1537 y la celebración de su Semana Santa data de 1564.

En nuestro tiempo esta conmemoración cristiana se compone de numerosas procesiones muy pomposas que atraen creyentes y turistas. Se destaca la música sacra de las marchas que acompañan las procesiones, así como las imágenes religiosas, las numerosas joyas donadas por las familias de poder y los títulos nobiliarios que hacen parte del patrimonio cultural recibido de la Colonia. La gran masa de Nazarenos se compone de peones, campesinos, vaqueros, pescadores, lancheros y controlan las procesiones por medio de una junta, todo ello sin la presencia de los sacerdotes. Las familias de la élite local cuidan las imágenes durante el año y las presiden en las procesiones. 

Del mismo modo, la celebración integra las distintas clases sociales que habitan la ciudad y todos se acogen al orden nazareno. El carácter dramático y solemne de las procesiones de Mompox no contrasta con el ambiente festivo y desenfadado que se vive en las calles durante esos días por la intensidad de los encuentros sociales entre residentes y emigrantes. 

Santo Tomás de Villanueva y Piedecuesta

Santo Tomás en el norte del partido de Tierradentro (actual departamento del Atlántico) cerca del río Magdalena fue fundado como sitio de vecinos libres, probablemente en el siglo XVI. Como resultado de la advocación religiosa y práctica para la expiación de culpas aparece el autocastigo: un acto penitencial que durante el medioevo europeo estuvo asociado con la Semana Santa y fue trasladado a América durante la Colonia. 

Cada Viernes Santo de forma paralela e independiente de los actos litúrgicos, los penitentes protagonizan su propio viacrucis, por una calle en donde también caminan otros penitentes: vasos de la amargura, nazarenos, fariseos y angelitos. Los flagelantes hacen siete paradas en puntos demarcados donde realizan ciertas posturas y oraciones. Algunos terminan el recorrido enfrente de una cruz que hay en el sitio de un antiguo cementerio indígena y otros avanzan hasta la cruz del cementerio nuevo. Antes llegaban hasta la iglesia parroquial donde se confesaban, pero desde hace un buen tiempo no lo pueden hacer porque las autoridades eclesiásticas rechazan estas prácticas. 

Este es su modo de cumplir la manda o promesa al Nazareno que, en su mayoría, se hace de igual manera en Tolú y Mompox, por problemas y necesidades de salud propias o de parientes cercanos. La flagelación en Santo Tomás, si bien se ha ido modificando con el pasar de los años, proviene de una práctica común desde siglos anteriores. 

Piedecuesta, ubicada en el actual departamento de Santander, fue colonizada y habitada inicialmente por vecinos y feligreses de Pamplona, una ciudad cercana. Con la fundación de la ciudad de Girón en 1638, las familias del entorno se concentraban ahí para cumplir con las obligaciones sacramentales y las fechas religiosas. Esta comunidad logró en 1776 que se erigiera un templo parroquial. Para finales del siglo XVIII se instituyó una cofradía y hermandad parroquial a partir de la cual se originaron los Nazarenos, pero la creación de la Hermandad de Jesús Nazareno en la parroquia San Francisco Javier se dio casi un siglo después. La imaginería religiosa consta de 35 pasos, que en su mayoría datan entre 1865 y 1895, los cuales fueron traídos de España y Ecuador.

Allí también existe un componente penitencial. Nazarenos y Cirineos (penitentes y cargueros) son ciudadanos de distintas clases, profesiones y oficios que realizan penitencias y sacrificios rituales durante los tres días santos. Ellos se enclaustran desde la víspera del Domingo de Ramos para un retiro espiritual y se someten a una estricta disciplina. 

Luego realizan un viacrucis penitencial al amanecer del jueves y viernes santo por las calles principales. Además, participan en liturgias y procesiones vistiendo túnicas de color negro, púrpura y blanco con pañoletas blancas, negras o rojas. A la medianoche del Viernes Santo realizan la penosa procesión del desande, custodian el santo sepulcro el Sábado Santo y se engalanan de blanco y rojo durante el Domingo de Resurrección para asistir a la misa pascual. 

Procesión del Viernes Santo durante la Semana Santa en Mompox, Bolívar (1986). Foto De Fernando Bonilla Navarro

 

Santa Fe de Antioquia y Popayán

Si bien en otros lugares de América la Semana Santa se convirtió en un momento clave para romper rígidas fronteras sociales, en Santa Fe de Antioquia y Popayán es un tiempo para reafirmarlas. En Santa Fe de Antioquia la Semana Santa se celebra desde el siglo XVI y sufrió importantes modificaciones durante el siglo XVIII y en la segunda mitad del siglo XX. A pesar de los cambios sociales recientes, las mayordomías de las principales y más valiosas imágenes religiosas siguen estando en manos de las familias de mayor prestigio social y económico: Martínez, Pardo, Gómez, Robledo, Del Corral, Londoño, Villa y Ortiz, entre otras; castas descendientes de ricos comerciantes del siglo XVIII, la mayoría de las cuales ya no residen en el lugar, pero que regresan a presidir el paso de la procesión. 

Las personas de menor rango social participan en las procesiones como cargueros de esos pasos y algunas mujeres se ocupan de los sahumerios mientras caminan al lado de la imagen de su devoción. El paso de Mi Padre Jesús es la imagen que se asocia con las promesas de campesinos, artesanos, cosecheros y gente pobre. 

Popayán, ciudad fundada en 1537, está marcada por una historia colonial de relaciones desiguales entre encomenderos e indios, hacendados y peones, comerciantes, mineros y esclavos. Esta situación estableció desde sus inicios unas jerarquías sociales profundamente remarcadas. Los primeros indicios de celebración de la Semana Santa se remontan a 1558 y allí existen numerosas cofradías, algunas de las cuales fueron fundadas en el siglo XVI. 

Semana Santa en Santa Fe de Antioquia, Antioquia (2006).  Foto De Juanita Lozano

 

Durante todas las noches desfilan entre 9 y 17 pasos sobre plataformas de madera con 4 barrotes. Solo los que portan las imágenes de Cristo y la Virgen María tienen el palio como símbolo de realeza, algunos hechos en finas telas y con bordados de oro. Unos pasos transportan las caras talladas en la parte lateral y frontal con adornos de oro, y otros las llevan recubiertas en carey. 

Esas imágenes son de origen andaluz, sevillano, quiteño, italiano y payanés de los siglos XVI al XX. Los cargueros son hombres que van vestidos con túnica azul y paño blanco en la cintura amarrado con un cíngulo. Por lo general, pertenecen a las familias más tradicionales y cumplen con esta devoción durante toda su vida en asocio a un solo paso. 

Paso Amo Eccehomo, Miércoles Santo, Popayán (2016).  Foto Carlos Mafla

 

Las sahumadoras son mujeres jóvenes vestidas como ñapangas y portan pebeteros adornados con flores donde queman el sahumerio y caminan adelante de los pasos. Ellas y los cargueros son emblemas de la Semana Santa. Otros personajes que integran las procesiones son los barrenderos, monaguillos, alumbrantes, moqueros, músicos, caballeros del santo sepulcro, síndicos, el regidor, el portaestandarte y el sacerdote. Las procesiones de Popayán han tenido una estricta organización respetada por todos a lo largo de su historia, además de gran solemnidad y carga simbólica en todas sus acciones.

Como se ha mostrado, en Colombia ciertos rasgos son comunes en la celebración de la Semana Santa en las ciudades y pueblos de origen colonial. Cabe resaltar que las solemnidades de cada población tienen sus atributos propios, puesto que cada una refleja sus procesos socioeconómicos y culturales. Las similitudes se pueden evidenciar por la presencia de cofradías y hermandades asociadas con los cargos de mayordomos, síndicos, cargueros, sahumadores o alumbradores, y es en estas procesiones de Semana Santa donde todavía se encuentran las huellas de las jerarquías socioraciales de la Colonia o de su resistencia.

Paso Cristo Muerto, Miércoles Santo, Popayán (2016).  Foto Carlos Mafla

 

Referencias

1 El paso es un conjunto formado por una plataforma sobre la que hay imágenes evan­gélicas. [online]. [Citado 28 junio 2017]. Dis­ponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/ Semana_Santa_en_Sevilla#Los_pasos  

2 Tinieblas: era un oficio en el que se apagaban las luces del templo como una forma para recordar la oscuridad en la que quedó sumida la Tierra luego de la muerte de su salvador.

3 Buena Muerte: era un acto en el que se canta­ban una serie de estrofas referentes a la pasión y muerte del Señor, y a los dolores de la Virgen María: “La pasión del Señor… Lloren cristianos, nuestros corazones”.  

4 Reseña: era un acontecimiento que aludía a las órdenes militares religiosas que pelearon por de­fender el cristianismo y, de manera especial, a la lucha de las huestes cristianas hispánicas contra los moros.

5 Este corpus ritual se consolidó alrededor del siglo VI en la península ibérica en el reino visigodo de Toledo y se practicó en los territorios hispánicos hasta el siglo XI, tanto en áreas de baja influencia cristiana como musulmana cuando comenzó a ser suplantado por el rito romano.

6 Ver: Arboleda Flórez, Mariluz. Semana Santa en la ciudad de Antioquia durante el siglo XIX y co­mienzos del XX. En: Entre diablitos y santos. Fies­tas en el occidente antioqueño. Medellín: Hombre Nuevo Editores, 2009. p. 79-82.  

7 El partido era una unidad político-administra­tiva del periodo colonial que hacia parte de la jurisdicción de las ciudades. En la actualidad es semejante al corregimiento de un municipio.  

8 Contreras, Nicolás. El jueves santo en Tolú: eje de un ritual religioso afrocaribeño de Semana San­ta. Colombia. [online]. [Citado 28 junio 2017]. Disponible en: http://cimarronajesss.blogspot. in/2011/07/el-jueves-santo-en-tolu-eje-de-un. html  

9 Salzedo del Villar, Pedro. Apuntaciones historiales de Mompox (1537-1809, 1810 y adelante). Carta­gena: Tipografía Democrática, 1938. p. 38.  

10 Ver: Proceso de identificación y recomendaciones de salvaguardia (PIRS) de la Semana Santa de Piedecuesta como Patrimonio Cultural Inmaterial. [online]. [Citado 28 junio 2017]. Disponible en: http://www.sinic.gov.co/sinic/Publicaciones/ PublicacionesDetalle.aspx?ID=891&TIPO=P &SERID=17&SECID=4&AREID=2  

11 Ibíd.

12 Ñapanga es la denominación de la mujer mes­tiza o mulata de Pasto y Popayán en el sur de Colombia y la región de Quito en Ecuador. [online]. [Citado 28 junio 2017]. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Ñapanga